Vaca Narvaja “Las grandes potencias se disputan América Latina”

9 mayo, 2022

El embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, defiende en una entrevista a La Política Online la alianza con China y advierte que “la elite de Estados Unidos teme ser relegados en Latinoamérica” por el país asiático.

Augusto Taglioni y Luciana Glezer introducen al diplomático advirtiendo que “de sus 45 años, lleva la mitad estudiando y trabajando las relaciones políticas y bilaterales con el gigante asiático. Además de acreditar una trayectoria en la diplomacia, quienes lo conocen afirman que es ‘un nerd, un apasionado de China, un verdadero chinólogo’”.

Esta es la entrevista:

¿Cuáles son los beneficios de la integración Argentina China?

— El beneficio se verifica en todos los frentes. La reciente adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda es esencial para obtener el financiamiento que se requiere para la construcción de proyectos de infraestructura indispensables para el crecimiento y el desarrollo que necesita la Argentina. Hablamos de financiación para la construcción de nuevas centrales energéticas, autopistas, puentes, túneles, renovación de las líneas ferroviarias. Pero también para apalancar otros vectores de crecimiento del siglo XXI. Estamos hablando de las nuevas energías y la economía digital. Argentina tiene un enorme capital en el campo científico-tecnológico en áreas que son de punta. Todas esas son áreas, justamente, prioritarias para China. Resulta imperativo que como argentinos repensemos el desarrollo y modifiquemos nuestro perfil de inserción externo. Pongo sólo un ejemplo: la industrialización del litio. La instalación de fábricas de baterías o incluso la fabricación de vehículos eléctricos sería un paso enorme en término de exportar productos con valor agregado. Contamos con una de las mayores reservas de dicho mineral y con una capacidad instalada a nivel de la industria automotriz que rápidamente podría reconvertirse con ese fin.

Es clave que Argentina exporte mayor valor agregado, para que el ingreso de divisas no dependa centralmente de los precios internacionales de los commodities. Para exportar mayor valor agregado a China, primero debemos consolidarnos como socio confiable para la construcción de una economía sustentable, que es hacia donde se están enfocando ellos. Ambos países tienen estructuras económicas complementarias. Hace falta robustecerlas para alcanzar una verdadera situación de mutuo beneficio.

¿Cuáles son los intereses de China en el país?

Argentina ha sido reconocida por China como “Socio Estratégico Integral”. Ambos países son potencias emergentes, en vías de desarrollo, y en ese sentido tienen una visión común en relación con varios de los principales temas de la arena política internacional. Tenemos, al igual que los chinos, una mirada multilateral del orden internacional y una creencia de que los principales problemas globales requieren de soluciones globales, más allá de que este concepto esté hoy tensionado por la crisis ruso-ucraniana.

También existe un mutuo respaldo entre China y Argentina sobre temas sensibles, como los reclamos territoriales. En diferentes ocasiones, China se ha manifestado en apoyo al reclamo de Argentina sobre nuestras Islas Malvinas, correspondiendo al respaldo de Argentina a la política de una sola China que afirma que Taiwán es parte de China.

Por otra parte, China posee una economía complementaria con la mayoría de los países de la región. En los últimos 10 años, su presencia en Latinoamérica ha crecido al punto de convertirse en el primer o segundo socio comercial para gran parte del continente. Esto se debe a que China necesita garantizar la seguridad alimentaria de su población, cercana a los 1400 millones de habitantes. Argentina y el resto de los países latinoamericanos se han convertido en un proveedor confiable de alimentos para ese mercado. También le proveemos minerales claves para su desarrollo tecnológico, en sectores como las baterías o la informática.

Si bien la inversión extranjera directa china, al menos en la Argentina, no llegó a su plenitud, vemos una tendencia de ciertas empresas de China que comienzan a hacer inversiones estratégicas, como es el caso de COFCO Internacional, que en los últimos años se convirtió en un jugador de notable importancia en el comercio e industrialización de granos de nuestro país.

—¿Que tan real es el supuesto interés de China por financiar obras estructurales en la Argentina?

En los últimos años, Argentina ha sido el mayor receptor de inversión china en infraestructura de toda la región. De acuerdo a fuentes académicas autorizadas, alrededor de un 40% de las inversiones chinas en América Latina y el Caribe correspondieron a nuestro país, aún antes de haber firmado la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Esa inversión estuvo principalmente orientada a obras de infraestructura, como las represas Kirchner y Cepernic en el sur y la construcción del Parque Solar Caucharí en el norte. En ambos casos, proyectos altamente intensivos en capital, los mayores para su rubro en toda América Latina.

La formalización del ingreso a la Iniciativa de la Franja y la Ruta con la publicación del Memorándum en el Boletín Oficial el 11 de abril, nos permite avanzar en los acuerdos firmados en febrero. Estos acuerdos garantizan un financiamiento para inversiones y obras por una suma cercana a los 23.700 millones de dólares. La financiación china va a permitir avanzar en la construcción de la cuarta central nuclear Atucha III. Otras líneas de financiamiento van a orientarse a financiar la construcción y ampliación de gasoductos para Vaca Muerta, la ampliación del parque solar Caucharí y el parque eólico/solar Cerro Arauco, la rehabilitación de ferrocarriles Belgrano Cargas y San Martín, la compra de nuevo material rodante para la línea Roca, la reactivación de las represas patagónicas y obras para renovar y ampliar la infraestructura de transporte eléctrico en el AMBA. También acueductos, corredores viales y plantas potabilizadoras. Los desembolsos van a estar atado a los avances concretos que vayan teniendo las obras.

— Luego de la visita de Alberto a Rusia y China, se habló de un consenso para que Argentina integre el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Ahora se confirma la invitación a la cumbre del 20 y 24 de mayo. ¿Cómo está ese proceso?

— El ingreso de nuestro país al Banco de los BRICS está muy avanzado. Días atrás Brasil anunció que presentará a la Argentina como candidato a ingresar al Nuevo Banco de Desarrollo (NBD). El apoyo de Brasil se suma al que ya expresaron otros miembros del bloque.

El NBD se creó con la intención de establecer una arquitectura global de financiamiento que tuviese una lógica de funcionamiento alternativa al sistema de Bretton Woods, que permitiese movilizar recursos para el desarrollo productivo en los países que componen dicho bloque.

El NBD fue importante durante la pandemia para otorgar 15.000 millones de dólares a las economías de los BRICS. Además, fue pensado para financiar la infraestructura y el desarrollo de mercados emergentes como la Argentina.

A esto debemos añadir un escenario complejo como el actual motivado por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, al punto que los principales analistas internacionales, e incluso las autoridades del FMI, hablan de una creciente fragmentación del sistema financiero internacional.

¿Crees que la guerra en Ucrania puede condicionar la relación de Argentina con China? Estados Unidos parece querer alinear a la región contra Rusia y sus aliados.

— En una entrevista reciente, resalté algunos conceptos del ex vicepresidente de Bolivia García Linera, que decía que no somos la prioridad de Estados Unidos y que incluso quizás nunca lo hemos sido. Álvaro hacía hincapié en que el principal problema de los norteamericanos es China. Los chinos son su gran contendiente estratégico, más allá de que sigan siendo ambos principales socios comerciales y de que Estados Unidos hoy esté involucrado en un conflicto con Rusia.

China, por otra parte, busca extender su protagonismo e influencia internacional con iniciativas como la Franja y la Ruta, el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. En la última década o década y media, China estableció importantes vínculos económicos, financieros y comerciales con varios países latinoamericanos. Esto generó una reacción en la élite gobernante estadounidense que no viene de ahora. Para decirlo muy simplificadamente, América Latina y el Caribe se han vuelto uno de los tantos espacios geográficos en el que las dos grandes potencias disputan, a veces de modo más estridente y otras veces menos. Lo concreto es que la presencia china en la región preocupa a ciertas esferas de poder que temen ser relegados en áreas estratégicas.

Argentina necesita conservar una mirada autónoma y tomar distancia del conflicto entre estos dos países. Tanto uno como otro son socios relevantes para la Argentina. Estados Unidos, único país con poder real de veto en el board del FMI, lo demostró con el apoyo brindado al gobierno de Alberto Fernández en las negociaciones para resolver el enorme problema de la elevada deuda generada por la administración anterior. Con China acabamos de cerrar importantes acuerdos para financiar la infraestructura que Argentina necesita para su desarrollo. El caso emblemático es la financiación de Atucha III. Esto hace que tengamos que adoptar una relación madura, de consolidación de los vínculos mutuos y de cooperación con ambos países. Una relación exitosa debe construirse con ambos actores, no podemos excluir a ninguno de ellos.

¿Cómo evalúa el rol de China en este contexto de guerra? ¿Puede ser un mediador?

— China adoptó una postura de neutralidad ante el conflicto. La neutralidad china no es, como muchos lo quieren hacer creer, un posicionamiento encubierto a favor de su socio estratégico ruso. Hace unos días leí una nota en The Guardian donde los autores decían que quienes así lo plantean ignoran las profundas diferencias entre los intereses, motivaciones y visiones rusas y chinas para el orden global. China hace culto de la defensa de los principios de coexistencia pacífica y no injerencia en los asuntos internos de otras naciones.

El presidente chino solicitó a su par ruso abrir un canal de diálogo tendiente a la solución pacífica del conflicto con Ucrania. La paz es algo que está profundamente arraigado en la filosofía y la cultura china. Además, siendo un socio estratégico de Rusia, China aún no ha reconocido formalmente la anexión de Crimea realizada por los rusos en 2014. Tradicionalmente, China se ha pronunciado a favor de respetar la soberanía e integridad territorial de todos los países y respetar los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas. La soberanía y el respeto a las instituciones multilaterales es un principio fundamental de la política exterior china.

En este conflicto estamos arribando a un punto en que todos pierden. No sólo me refiero a Rusia y Ucrania, sino a la comunidad internacional. Lo estamos viendo en el impacto que está teniendo la guerra sobre algunas commodities, con importaciones que se han visto encarecidas y algunos faltantes que ya se están haciendo sentir. Como promotor de la paz, China puede presionar para que ambos países alcancen un alto el fuego y faciliten el establecimiento de la paz a partir de negociaciones.

¿Paga algún costo China por aliarse con Rusia en la ONU?

— Primero creo que es necesario dejar en claro que China no es parte del conflicto. Para Beijing la situación en Ucrania es preocupante, para el gobierno chino, la resolución de éste y otros conflictos debe realizarse únicamente por la vía pacífica. Si bien votó en contra de la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos, lo hizo ante el convencimiento de que un pronunciamiento tan precipitado por parte de la Asamblea General obliga a los países a elegir bandos echando combustible al conflicto.

Por el momento no veo que China vaya a pagar algún costo por su posición. Israel y Turquía, que votaron a favor de la resolución, hasta ahora evitaron adherirse a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y otros países occidentales, y sin embargo no veo que la postura de estos países tenga la misma repercusión que en el caso de China. Incluso India se abstuvo y no parece dispuesta a modificar su relación especial y estratégica con su socio ruso. Al respecto, lo único que señaló Estados Unidos es que no establecerá ninguna línea roja para Nueva Delhi en sus importaciones de energía de Rusia, aunque advirtió que no quiere ver una rápida aceleración en las compras. Con esto quiero decir que estos países van a encontrar un modus vivendi con los Estados Unidos y las otras potencias que buscan sancionar a Rusia, a pesar de todo. Lo mismo vale para quienes votaron en contra de Rusia. Existen complejos vínculos económicos, de seguridad y también de otro tipo entre unos y otros que hará que algunos países eviten adoptar una postura firme.

Por otra parte, voceros del gobierno estadounidense han afirmado que no existen pruebas de que el gobierno chino o empresas de ese país planeen brindar ayuda a Rusia para eludir las sanciones impuestas. Es difícil que Estados Unidos quiera imponer mayores restricciones a China que las que fueron impuestas hace unos años atrás cuando el presidente era Donald Trump. Esto se debe a la interdependencia entre ambas economías. El comercio entre ambos países creció un 30 por ciento en 2021. Esto le quita margen a los Estados Unidos para cualquier tipo de nuevas sanciones contra China.

Creo que es fundamental en estos tiempos, dada la complejidad de la actual coyuntura, tener un enfoque multidimensional centrado en los intereses de Argentina. Hay procesos de fondo que se catalizaron con la pandemia y se profundizan con la actual coyuntura bélica. A la complejidad en la logística mundial que impacta en las cadenas de suministros, debemos sumarle una crisis energética y alimentaria que está afectando fuertemente el modelo financiero vigente con un impacto directo en las divisas. Por otra parte uno de los efectos no deseados de las sanciones económicas es el propio cuestionamiento de la hegemonía de dólar en el sistema internacional, podemos ver como se están generando mecanismos alternativos, lo cual promueve un posible camino multipolar también en el plano monetario.

En un contexto de empate hegemónico donde las potencias no pueden imponer condiciones. ¿China puede sacar ventajas para consolidar su liderazgo mundial?

— Si bien tras el triunfo demócrata en las elecciones presidenciales de 2020 las fuerzas globalistas tomaron nuevamente las riendas de la presidencia en los Estados Unidos, la interna con el grupo nacionalista-americanista aún no se ha zanjado. De acuerdo con algunos analistas, las chances demócratas en las elecciones de medio término del próximo 8 de noviembre no están aseguradas.

En los últimos años, China fue consolidando su liderazgo mundial a expensas del giro nacionalista-americanista del gobierno de Trump, embanderado en las consignas del “America First” y de una agenda de neto corte proteccionista. Recordemos que la llegada de Trump al poder trajo consigo el rechazo a los principales acuerdos de comercio que regulan el proceso de globalización y un claro abandono del multilateralismo. Esta situación quedó totalmente al desnudo cuando se desató la pandemia por Covid-19.

Esto fue muy bien leído por China. De ser epicentro del brote, China pasó a exportar soluciones. China fue consciente de su posición de liderazgo y aceptó mostrarse como un actor globalmente responsable asumiendo el rol de líder en la respuesta global al Covid-19 a través de la cooperación internacional. Mientras tanto, otros actores internacionales optaban por la vía del unilateralismo.

Creo que es importante despojarse de prejuicios y ampliar nuestra perspectiva internacional, muchos seguimos influenciados por una visión que no nos permite analizar la complejidad actual, aún tenemos fuertes vestigios de una mirada “eurocéntrica”. Para enfocarnos en los nuevos vectores de desarrollo que precisa nuestra región es necesario profundizar el conocimiento de la región asiática, ya que allí tenemos enormes oportunidades. Hay que consolidar una política de Estado en relación con China. Los cambios de gobierno en nuestra región no han implicado giros relevantes en la posición hacia China, por lo contrario, en muchos casos se han consolidado y profundizado aún con gobiernos antagónicos en términos ideológicos.

En nuestro país actores relevantes de la oposición siguen ese camino. La reciente entrevista que brindó Federico Pinedo donde destaca la relevancia internacional de China, es un buen ejemplo. Me ha tocado participar en varias de las reuniones para el diálogo interpartidario convocadas por el Partido Comunista Chino y siempre valoré la presencia activa de la mayor parte del arco político partidario de Argentina, lo que habla que estamos consolidando un camino para ampliar nuestra perspectiva en función de nuestros intereses estratégicos.

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