El ensayista y traductor Guillermo David cuenta la historia del español Julio Navarro Monzó, quien en Argentina cultivaría una fecunda relación con Fu-Lao-Chang, un embajador enviado por China a América Latina en los primeros años del siglo XX.

En una nota publicada por Página 12, David presenta a Navarro Monzó a través del marxista peruano José Carlos Mariátegui: “profesaba una versión avanzada de ‘catolicismo social’, al que le reclamaba la recuperación de una mística popular de carácter gregario. En América Latina, postulaba, y era ese el punto que le interesaba a Mariátegui, solo aquel formato cultural ofrecería una defensa colectiva contra la versión protestante, anglosajona, del cristianismo, cuya ética propugna el individualismo egoísta.”

La curiosidad de Navarro Monzó “lo llevó a ser también uno de los primeros en vislumbrar en el saber de la China milenaria una matriz de pensamiento a convocar para pensar los dilemas de las democracias americanas.”

En “Los coloquios de Fu Lao Chang”, Monzó “abunda con gran pericia en consideraciones que engarzan con la Doctrina Social de la Iglesia y que hoy adquieren una extraña sonoridad: evocan una forma de peronismo anticipado.”

El artículo refiere que Fu-Lao-Chang había cumplido “los rigores para acceder al cuerpo de mandarines -los doce años de estudio de la tradición clásica- había sido becado en Oxford donde completó su formación” y recaló en Buenos Aires durante los festejos del Centenario.

Las charlas que mantuvo Navarro Monzó con Fu Lao Chang tuvieron como escenario el barrio de Belgrano y una “lejana isla, sobre uno de los riachos del Tigre”, donde años después lo halló como “modesto campesino”.

“A lo largo de los encuentros isleños”, escribe David, “ambos irán desgranando los grandes temas del pensamiento universal, al que tratan de cotejar en sus vertientes orientales y occidentales. El tema central de conversación sería el desajuste histórico que produce el choque de civilizaciones y el despropósito de querer imponer y adoptar culturas ajenas al devenir de cada nación.”