Ordenamiento territorial en China: Cronología de una temática en cambio constante

15 julio, 2022

Por Arq. Máximo Carlos Peralta para DangDai. – Una de las originalidades de la experiencia china en materia de desarrollo y urbanización hace 50 años ha sido la tentativa de evitar el crecimiento brutal de la población urbana y mantener una relación controlada de los intercambios demográficos entre las ciudades y el campo.

Las ciudades chinas en ese entonces representaban cerca de 200 millones de personas y se estimaba que serían 400 en el año 2000. Así, si bien “minoritarias” frente a los 1350 millones de personas que ya alcanzó China a comienzos de la presente década, dichas ciudades tendrán un desarrollo cada vez más difícil. Por una parte, debe considerarse la enorme cantidad de viviendas y equipamiento que será necesario construir, y por otra, la necesidad de modernizar sus infraestructuras. A esto se suma la carencia de espacio. Este problema alcanza también al mundo rural, donde habitan 650 millones de seres, en constante y dura lucha con la naturaleza.

Se recordará que el territorio chino tiene como característica principal la compartimentación. Con una superficie total de 9.561.000 km2, 4.500 km. separan la costa del Pacífico de los confines del Tíbet o del Xinjiang, y hay 3.500 km. de norte a sur, entre el río Amur y Vietnam. Este territorio presenta una variedad de relieves, climas y población, muy grande.

A grandes rasgos se pueden reconocer dos zonas: la del Asia Central y la de los monzones. A la China del oeste, habitada por los grupos étnicos minoritarios (manchúes, mongoles, tibetanos), que representan el 6% de la población, en un territorio equivalente a casi los dos tercios del territorio total chino, se opone la China del este, la China propiamente dicha, aquella de las ocho provincias, la “China Agrícola” con densidades sobre los 200 habitantes por km2.

La zona del Asia Central, con sus 6.000.000 de km2 de montañas, desiertos, a veces con vegetación de estepa, está siendo conquistada por la agricultura y la industria en el siglo XX. Por el contrario, la zona del este se presentaba ya vastamente ocupada en su parte norte hacia el año 3.000 a.C. Las aldeas del pueblo Han realizaban allí sus actividades agrícolas con técnicas de irrigación propias. Durante milenios el paisaje se ha visto modificado y afectado.

Hoy el pueblo chino se enfrenta al problema de balancear el crecimiento de su población y el aumento de su superficie cultivable; la incorporación de cada hectárea al cultivo es una verdadera conquista. El país es enorme, pero sólo el 10% de su superficie está cultivada y de manera intensiva.

Frente a las temibles crecidas de los grandes ríos, a los cambios de curso de sus aguas, la tarea de construir y mantener los sistemas de diques, canales de drenajes y estanques de acumulación, exige a los chinos un esfuerzo incesante. En el norte las cosechas sufren a menudo los cambios en la caída de agua, con consecuencias desastrosas. Las sequías han provocado feroces hambrunas como aquella de 1928, con tres millones de muertos. En el sur, grandes inundaciones y maremotos son peligros frecuentes de miseria y subalimentación, además del riesgo de enfermedades tropicales y subtropicales.

La China es un país rural con tendencia a convertirse en un país urbano para el 2050, y esta evidencia ha sido puesta en relieve de manera sostenida en los objetivos de desarrollo de las últimas décadas. La Arquitectura y el Urbanismo chino se constituyeron en un mecanismo de aplicación de la política económica y social del Estado. Frente a la expansión urbana entre 1949 y 1953 que había sido efecto del éxodo rural, se comenzaron a tomar medidas de control. El primer plan quinquenal de desarrollo puso énfasis en el desarrollo industrial. La primera prioridad en las áreas urbanas fue restaurar lo dañado, favoreciéndose a la población hasta entonces en tugurios y sus equipamientos. Se programaron plazas, parques y centros culturales; los proyectos de embellecimiento tuvieron un carácter que simbolizó el nacimiento de la nueva nación. El fin del período vio obras nuevas de carácter monumental en Pekín. Funcionales, simbólicos y voluntariamente impresionantes, la influencia soviética en esos proyectos es evidente.

A partir de 1957 comenzaron a estudiarse ciudades satélites: Ming-Han, cerca de Shanghái, es un ejemplo. Estas ciudades nuevas en la periferia de las grandes ciudades, previstas para obreros, muestran la visión soviética de diseño de las Unidades Vecinales inglesas implantadas según la teoría de lugares centrales. El problema principal surgido con esta experiencia fue la descoordinación previa de los municipios concernidos.

Ello condujo a que las nuevas áreas programadas no estuvieran bien servidas por los equipamientos municipales. La población de estas ciudades sería en un comienzo de unos 50.000 habitantes para alcanzar, posteriormente, los 200.000. Sus conexiones con la metrópolis serían facilitadas para el acceso de la población a los equipamientos recreativos y sociales de más alto nivel. En cuanto a los servicios públicos, estaba previsto que los satélites fueran semi-independientes. La nueva ciudad ofrecería además empleo a los residentes.

En materia de renovación urbana se intentó mejorar las condiciones de habitación para los habitantes en viviendas precarias. Se realizaron estudios para trasladar grandes grupos de personas a nuevas localizaciones. El proyecto del sector centro-norte de Shanghái, de 670 hectáreas, con 21 unidades vecinales de tamaño variable, (10.000 – 50.000 habitantes), es un ejemplo, sin embargo, éste y otros estudios posteriores, se vieron frenados por la crisis de 1959-1961. Dichos proyectos fueron reestudiados sólo después de 1963, apreciándose netas mejoras de las normas espaciales, de equipamiento colectivo y de concepción general.

Entre 1958 y 1961, la política del Gran Salto Adelante favoreció el desarrollo agrícola e industrial. La puesta en práctica del principio de comuna rural fue introducida en 1958 y permaneció casi sin variaciones hasta hoy: es una unidad de base económica, administrativa, comercial, cultural, educativa y militar de China. El reagrupamiento de muchas cooperativas permitiría economías de escala, mientras que la diversificación económica y la transferencia de tecnologías modernas en medio rural se realizaría al localizar pequeñas unidades industriales en la comunidad agrícola.

Se dejó de lado, así, el orden urbano. La partida de los soviéticos tuvo como consecuencia el término de una fuente de recursos para el desarrollo urbano y arquitectónico. La tarea quedó limitada entonces a estudios de equipamiento de servicios públicos en área urbana. Los programas de ordenación favorecieron a las ciudades pequeñas y medias, programándose la implantación de conjuntos industriales de talla pequeña. La Arquitectura y el Urbanismo vivieron una etapa de reflexión sobre sus roles y las opciones culturales y estéticas convenientes al nuevo esquema de desarrollo.

La crisis agrícola de 1958-1961 paró casi totalmente la construcción urbana y rural. Autonomía e independencia tecnológica se volvieron imperativos urgentes para los chinos. Las acciones se orientan a partir de las condiciones locales y con mentalidad pragmática. Se puso en valor las técnicas locales y autóctonas, sin embargo, el bajo nivel tecnológico y de mano de obra calificada, necesitaba adaptación a tecnologías intermedias.

La reforma administrativa de 1957-1958 dará mucha más importancia a la labor de coordinación del orden nacional, y mucha más autonomía al escalón local. Las colectividades se harán cargo de los problemas de Arquitectura y Urbanismo. La concepción de la Arquitectura y el Urbanismo y su práctica se hicieron lentos. Profesionales y estudiantes fueron enviados a los sitios de programación y ordenamiento en ciudades y áreas rurales, para “vivir lo local”. Se estudió en sitio, en esta etapa, los modelos sociales, el modo de vida y la utilización del espacio, participando en las actividades colectivas de la población: limpieza y mantención de la infraestructura vial, asambleas de vecinos, etc.

Así fue tomando valor y prioridad el mundo rural, según opciones conceptuales y prácticas enraizadas en la especificidad de los problemas y técnicas chinos. En áreas urbanas, se intentó aplicar el concepto de comuna, con el objetivo principal de organizar la industria para integrar mano de obra no ocupada, principalmente mujeres, pero las dificultades económicas impidieron su realización.

El período dio lugar a una multitud de proyectos inspirados en la nueva orientación política, siendo la autonomía la consigna de la época. La idea de ruralizar las ciudades y urbanizar el campo tuvo su apogeo a partir de 1964 cuando el mismo Mao hizo del yacimiento petrolero de Da-qing el nuevo modelo de ciudad industrial. La diversificación de las actividades se volvió la clave del ordenamiento del territorio rural. A los programas de conservación de aguas y de irrigación emprendidos sistemáticamente desde 1958, se sumaron en 1962, los de electrificación del campo.

Paralelamente a la introducción de conceptos de ciudades ruralizadas y de campo urbanizado, la evolución del urbanismo y de la arquitectura en las ciudades existentes se detuvo. La construcción urbana continuó, sin embargo, concentrada esencialmente en las ciudades pequeñas y medias donde gracias a la implantación de pequeñas unidades industriales, el crecimiento se intensificó. En los grandes centros urbanos la acción se limitó a la construcción de edificios públicos y de proyectos industriales-claves.

Excepción a lo dicho es Pekín (Beijing), capital de la China desde 1949, metrópolis política y cultural, que ha conocido un crecimiento continuo, y que en la presente década vive una brusca transformación, mayor aún que París en los tiempos de Haussmann. Esta ciudad, que no tiene ninguna de las características comunes a las otras grandes capitales, está llamada a tener un rol internacional cada vez más importante desde que la China ha decidido abrirse al resto del mundo.

El estancamiento de la reflexión sobre Arquitectura y Urbanismo tuvo también relación con el hecho que, durante la revolución cultural, se centró la atención ante todo en la ideología política y la conformidad cultural, en detrimento de la productividad y la eficacia administrativa. Por el contrario, el desarrollo del campo recibía un enorme impulso, bajo la forma de proyectos rurales programados localmente y financiados por inversiones individuales y colectivas. Desde 1978 hasta la actualidad, China está experimentando un cambio gradual desde una sociedad rural, austera y autosuficiente hacia una sociedad urbana, de consumo y más abierta.

Desde 1979 el Gobierno Central y las provincias de Guangdong y Fujian decidieron experimentar la política de las Zonas Económicas Especiales con el propósito de implementar políticas distintas al poder central y medidas flexibles en las actividades económicas de cara al exterior. En 1984 China cambio el sistema social de una economía de planificación socialista a un camino de desarrollo de la economía “socialista de mercado”.

Hong Kong fue reintegrado a China por Gran Bretaña en 1997 y Macao por Portugal en 1999, lo que puso en práctica el concepto que Deng llamaría ‘’Un país, dos sistemas’’. En 1999, el Comité Central anuncio la nueva política de Desarrollo Occidental para impulsar el crecimiento de esta región, lo que también simbolizaba que China comenzaba a luchar contra las diferencias de desarrollo cada vez mayores entre sus regiones. El impuesto agrícola fue abolido en todo el país en 2006, reduciendo la carga de los campesinos y tratando de disminuir la disparidad entre las zonas urbanas y las rurales.

Resulta evidente la amplitud y complejidad de los problemas de ordenamiento territorial que enfrenta la China. En las zonas urbanas existentes, la producción agrícola no era posible sino en la periferia. La tarea de ruralizar las ciudades existentes era difícil, pues estas se habían vuelto esencialmente industriales. Setecientos millones de personas que representarán el 52% de la población total china, es la cifra de habitantes en áreas urbanas estimada para el año 2023. Ello significa que, por primera vez, se dará una tendencia de supremacía de población urbana sobre la rural.

Las medidas tomadas en la época de la revolución cultural disminuyeron un poco el crecimiento urbano. Desde 1968 a 1973, entre 8 y 10 millones de personas fueron transferidos desde las ciudades al campo, privilegiándose además el crecimiento y desarrollo de los pueblos y pequeñas ciudades y no el de las grandes aglomeraciones. No obstante, la población en ciudades siguió creciendo dos veces más rápido que la media nacional, acarreando problemas de desarrollo urbano diferentes a los de las ciudades de occidente fundamentalmente en dos aspectos: los fenómenos producidos por la estatización del suelo y aquellos derivados de las relaciones entre unidades de trabajo, vivienda y servicios.

Categorías: China

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