El escenario y los objetivos del viaje presidencial

31 enero, 2022

Por Néstor Restivo (*)

Aunque las restricciones pandémicas le quitarán la pompa de otras giras presidenciales, la de Alberto Fernández a China será clave para el futuro de Argentina. En 2004, cuando viajó Néstor Kirchner con una inusual y visionaria comitiva de 350 personas entre ministros, gobernadores y empresarios, hubo un salto de calidad en la relación bilateral, que Cristina Fernández de Kirchner llevó a Asociación Estratégica Integral.

Muchos presidentes ya habían ido, incluso el dictador Videla. A Alfonsín lo recibió Deng Xiaoping. Fueron Menem y De la Rúa. Pero el kirchnerismo tuvo en China un socio que buscó a la Argentina con interés nacional estratégico, claro allá y difuso de este lado del globo. El presidente Fernández era entonces jefe de Gabinete y quiere retomar la senda, que con Macri, pese a sus muchas citas con Xi Jinping y a los mercados que logró abrir su embajador Diego Guelar, fue zigzagueante por taras ideológicas en la Casa Rosada, sobre todo en inversiones estratégicas, que se intentaron voltear.

Fernández va a Beijing, en una visita demorada una y otra vez por el Covid, para asistir a los Juegos Olímpicos de Invierno, boicoteados por EEUU y aliados, y para celebrar 50 años de lazos bilaterales con la República Popular China. Va además como presidente temporal de CELAC, interlocutora de China en la región, pese a presiones de la derecha continental que también pisa en Argentina. Y un punto alto de la gira será que se firmará el ingreso formal a la Iniciativa La Franja y la Ruta, un mega proyecto de conectividad global con diversas ramificaciones, según confirmó a Cash el hiperactivo embajador Sabino Vaca Narvaja.

En ese juego geopolítico, Fernández fue claro: “Las relaciones internacionales —dijo— se rigen por el multilateralismo. Eso supone no alinearse con nadie y hacer lo que al país le resulta conveniente. Cuando hablo con Biden no me pongo contra China. Si hablo con Xi Jinping no me pongo contra EEUU. Y cuando hablo con Putin no me enfrento ni a China, ni a Europa ni a EEUU. Es toda una enorme simplificación. Cada día me impresiona más la simplificación periodística a la hora de leer la realidad”.

Lo mismo tiene para sí Vaca Narvaja. Ha estudiado a Juan Carlos Puig, el canciller de Cámpora en 1973, entre otros cargos. Puig era un teórico de la relación entre la dependencia y la autonomía de los países periféricos.

Juan Carlos Puig

Tras una escala en Moscú para encontrarse con Vladimir Putin, con quien hablaría de inversiones y cooperación sanitaria con la vacuna Sputnik (cuyo rol en detener la pandemia en Argentina fue vital, como el de la china Sinopharm), Fernández volará sobre la Gran Muralla China para arribar al aeropuerto pekinés y alojarse, en formato burbuja sanitaria con su corta delegación en el hotel Yanqi, lo cual no es una concesión a Joe Biden: el hotel se llama así porque lo bordea el lago homónimo. Por el contexto sanitario, solo la capital será su destino, para otra vez quedarán Shanghai, corazón económico chino, u otra ciudad en una visita más extensa.

El Hotel Yanqi, donde se alojará la delegación presidencial

Inversiones

Hace dos años que se preparan proyectos para relanzar los lazos con China. Negociados entre la Secretaría de Asuntos Estratégicos, Cancillería y las provincias, en diciembre pasado el canciller Santiago Cafiero recibió al embajador chino Zou Xiaoli y le entregó una nota, adelantada por la revista “DangDai”, donde figuran 16 obras que Argentina quiere priorizar. Hay 4 para rehabilitar trenes del Belgrano Cargas, San Martín, Roca y una modernización integral; 1 es de vivienda; 2 viales (como las conexiones físicas vía los puentes Chaco–Corrientes y Santa Fe–Paraná de cara a los corredores bioceánicos y que bien haría el Estado nacional en lograr que no sólo sean punta a punta para exportar a China por el Atlántico y el Pacífico abaratando costos y distancias, sino articulando también de Norte a Sur las economías regionales); 1 de acueductos y plantas de tratamiento; 1 de gasoductos y 7 de energía.

Este último sector es clave. Incluye la central nuclear IV con la tecnología Hualong y sería la mayor inversión china aquí, con transferencia de tecnología, por más de US$ 8.000 millones, lo que duplica la que hasta ahora era la mayor, las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz. Sobre estas últimas, hace pocos días Vaca Narvaja logró con Gezhouba, la estatal china a cargo, asociada a Electroingeniería, una adenda financiera que actualizó contratos y destrabó las obras. Fue una muestra de confianza de China, pues Argentina aún no renegoció con el Fondo Monetario Internacional el megacrédito macrista, lo que hace que potenciales inversores estén a la expectativa de cómo quedará la capacidad de pago argentina y su nuevo perfil para tomar deuda (intereses, prima de riesgo, costo de los seguros y reaseguros, etc.). Vaca Narvaja, que adoptó el nombre mandarín Niú Wàng Dào (niú quiere decir vaca, y los otros nombres aluden al taoísmo), firmó los nuevos compromisos con un peso pesado: Song Hailian, presidente de China Energy Engineering Corporation (CEEC), casa matriz de Gezhouba. Acuerdos así dan pie también a especulaciones sobre mayores acercamientos financieros a China, o a Rusia, si con el FMI se empantana, un punto sobre el que se volverá más adelante.

También en energía, se firmará la ampliación del parque solar Cauchari de Jujuy, el mayor en su tipo en Latinoamérica. Lo ejecuta Power China. Y otra novedad fue como anticipo, hace dos semanas, que la Secretaría de Energía de la Nación y el grupo CET avanzaran en el contrato para mejorar la red eléctrica del Área Metropolitana de Buenos Aires, que involucra en esta primera etapa US$ 1.100 millones. Se trata de una nueva Estación Transformadora y más de 500 km de tendido eléctrico de alta y extra alta tensión, la mayor de este tipo en el AMBA en 30 años. China Electric Power Equipment and Technology (CET) es parte del grupo estatal chino China State Grid Corp. of China (SGCC), un gigante presente ya en 40 países de Asia, África, Sudamérica, Europa y Medio Oriente. La ya citada CEEC es la otra firma con la que podría avanzarse para el Plan Energético que proyecta Argentina con China, dijeron la Secretaría de Energía y la Empresa Estatal IEASA.

Para cerrar el capítulo energético, las carpetas que lleva Fernández para negociar con Xi son otras obras de trasmisión y distribución eléctrica, la hidroeléctrica “Potrero del Clavillo – El Naranjal” (Tucumán—Catamarca), el parque eólico/solar “Cerro Arauco” (La Rioja) y obras de energías renovables.

Todo el paquete se enmarca en el Diálogo Estratégico para la Coordinación y Cooperación Económica (DECCE) y el Plan Quinquenal Integrado que, por la parte China, coordina un ente clave del poder real chino: la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. Su titular y el canciller Cafiero pondrán las firmas.

Fuera de estos acuerdos entre estados, habrá otros anuncios ligados a empresas o sectores puntuales. Y habrá un Foro Virtual Empresario con anuncios sobre minería (en especial litio), transferencia de tecnología desde Argentina a China a través del INVAP con la venta de reactores para radioisótopos medicinales, autos eléctricos (Chery anunciaría una fábrica, acaso en Santa Fe), educación, cultura, defensa, promoción del fútbol, turismo y agronegocios. Y el embajador Vaca Narvaja quiere que la visita sirve para empujar el nuevo consulado que planea tener en el centro geográfico de China, la pujante ciudad de Chengdu. La agenda será acotada: solo dos días para que Fernández y sus pocos acompañantes vean a Xi en un banquete, asistan a los JJOO y visiten a la delegación deportiva argentina, al canciller Wang Yi y a otros funcionarios, echen un vistazo a la Ciudad Prohibida y la Gran Muralla si da el tiempo y el presidente reciba un honoris causa en la prestigiosa Universidad de Tsinghua.

Respecto de la tecnología de telecomunicaciones 5G no habrá grandes anuncios. El negocio no es entre Estados sino entre cableoperadores. Este año debería licitarse el espectro argentino y Huawei, la firma perseguida por EE.UU., competirá. Ya pisa fuerte en Brasil, Chile y Uruguay con 5G, para citar mercados cercanos con gobiernos nada “anti-estadounidenses”.

“Las visitas presidenciales son propicias para cristalizar el trabajo realizado y delinear las principales actividades de los próximos años. Habrá anuncios económicos y marcarán la agenda inmediata futura”, dijo Luciano Tanto Clément, cónsul de Shanghai.

Los empresarios del sector son optimistas. Para Ernesto Fernández Taboada, director del Consejo Argentino Chino, “será un viaje positivo, afianza amistad, negocios e inversiones. Hace muy poco viajó el canciller Cafiero a EEUU. O sea, refleja un nuevo mundo multipolar. En rigor, Occidente no invierte aquí hace tiempo, como sí hacen Rusia, China o aun India. ¿Por qué no visitarlos? Hay quienes se oponen a China. América Latina está teniendo buenos lazos con China por una relación complementaria muy interesante. Ahora bien, no cabe esperar masivas inversiones, está pendiente el arreglo con el FMI, del que China es un socio fuerte. No acordar con el FMI es no acordar con China. Sus empresas esperan eso para invertir. Y ahí sería muy importante el rol de bancos chinos como el ExImBank o el de Desarrollo, fondean hasta 85% de cada obra”.

A su vez, el bodeguero Antonio González, del Capítulo China de la Cámara del Asia y asiduo visitante a las ferias chinas donde Argentina promociona sus vinos, dijo que “Fernández será un invitado especial del gobierno chino a los JJOO, y eso va a implicar seguramente un relanzamiento de la cooperación comercial chino argentina dentro de un marco de reciprocidad y beneficio mutuo”.

FMI

En la faz financiera, una novedad que se negocia a estas horas es la siguiente. Según pudo saber Cash, los bancos centrales de Argentina y China preparan, en el marco de la gira, una activación del swap de monedas vigente por el cual, prácticamente sin pagar intereses, China ayude a saldar la deuda de este año con el Fondo Monetario Internacional. “Es mejor eso que ensanchar el swap y generar dependencia”, dicen en el Gobierno. Desde los gobiernos kirchneristas y aun el macrista para acá, Argentina y China han tenido convenios de intercambio de monedas. Hoy equivalen a entre 18 y 20 mil millones de dólares, casi la mitad de todas las reservas argentinas, a las que refuerzan si bien no son divisas liquidas, disponibles ya. Si se ejecutan, o sea si los yuanes se cambian a dólares y se utilizan, devienen en un crédito por el cual el Banco Popular de China (central) cobra intereses, se cree que en torno a 7%. El acuerdo ahora sería que, si se complica la negociación con el FMI (N de la R: la nota fue escrita antes del anuncio del preacuerdo, al que de todos modos le falta aprobación parlamentaria en Buenos Aires y en el directorio del FMI), China daría un permiso especial de cesión de un porcentaje de esos yuanes prácticamente sin intereses, para ayudar a la Argentina en esta coyuntura.

El gigante

¿Qué China verán Alberto Fernández y su limitada comitiva, todos en una cápsula sanitaria que deberán seguir con el celo que aplica China (gobierno y sociedad por igual), que así logró tener tan bajo nivel de consecuencias por el Covid? En 2021, el segundo mayor PIB mundial (U$S 15,5 billones, 6 billones menos que el del líder, EE.UU., pero acercándose) creció 8,1%. El año anterior, en plena irrupción de la pandemia, creció 2,3%, poco pero el único del G-20 que se expandió en medio del colapso global. Y ahora ya recobró su ritmo. También su intercambio comercial con el el mundo en un solo año subió US$ 1,4 billones para superar por primera vez los 6 billones pese al dañado comercio mundial por la pandemia. Pero la economía china hoy se basa más en el consumo interno que en exportaciones e inversiones extranjeras, una innovación permanente, la digitalización veloz en todos los niveles de la economía y una gran apuesta a ciencia y tecnología, récords en el mundo. La regulación estricta de las finanzas, las telecomunicaciones y los grandes holdings y empresarios millonarios (privados y del Estado), la lucha contra la corrupción y la evasión fiscal, la acelerada “sinificación” del marxismo como eje ideológico y lo asertivo de su discurso de cara al resto del mundo (enfatizando la multilateralidad y la cooperación, así como una civilización ecológica y un escenario pacífico de ganancias compartidas), son los rasgos que promete la era Xi Jinping, quien en octubre buscará en el XX Congreso del Partido Comunista revalidar su mandato, sin rivales a la vista pese a las diversas líneas internas que en el PCCh y en la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino discuten, no sin fervor, las formas de gobernanza.

(*) Codirector periodístico de DangDai. Nota elaborada antes del anuncio de preacuerdo con el FMI y publicada en versión más corta el domingo 30 de enero por Página12.

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