China, desde las ciencias sociales y el pensamiento crítico

29 abril, 2021

“Desde Argentina tenemos capacidad de producir valor agregado, pero también generar pensamiento crítico”, dijo ayer la decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Carolina Mera, al participar de la charla “Repensar China desde la ciencia argentina”, organizada por el Conicet y la Red Argentina de Profesionales de Política Exterior, RedAPPE.

“Los desafíos para Argentina respecto de China incluyen un escenario donde ese país no sólo compra materias primas al mundo, sino además bienes intermedios para las cadenas productivas. Y nosotros tenemos capacidad local para agregar valor, tenemos al INTI, al INTA, a la CONEA y otros tantos organismos, además de muchas empresas dispuestas”, sostuvo.

Presentada por los directivos de RedAPPE Suyay Mathiu y Juan Manuel Cortelletti, Mera compartió panel con el vicepresidente de Asuntos Científicos e investigador principal del Conicet, Mario Pecheny, y la investigadora adjunta del mismo organismo, integrante de RedAPPE y profesora de la Universidad Católica de Córdoba, Florencia Rubiola,

Mera destacó las grandes transformaciones chinas en modernización, aumento de clase media y reducción de pobreza e historió el proceso de Apertura y Reforma desde Deng Xiaoping a la actualidad, y hasta su posicionamiento en el mundo con “metas al interior de su propia gobernabilidad (calidad de vida, más sustentabilidad productiva, etc.) y globales, llegando a América Latina”.

Sostuvo que “innovación tecnológica y extensión territorial le permiten a China encontrar países complementarios, en escalas diferentes, y ahí entra, como otros países, Argentina”. Pero, “además, hay un proceso intelectual y cultural. China ha empezado a tener presencia en museos, universidades, acciones académicas, la labor de sus institutos Confucio. Y su iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, como la vieja ruta de la seda, que no era solo intercambio de mercancías, sino religiones, ideologías, es lo mismo, o sea que si hoy pensamos en una nueva ruta, tendrá su dimensión material y de inversiones directas y comercio, pero hay otra esfera que no hay debemos desmerecer: el intercambio intelectual y cultural, que ya se venía gestando”.

Llamó a pensar qué implica esto en el campo académico y “en nuestro caso en las ciencias sociales y el impacto en políticas públicas, más allá de los impactos en el mundo económico”.

Por ejemplo, citó el caso de que en 45 años China sacó a 700 millones de personas de la pobreza, 70% de contribución de las metas del milenio, y en los últimos 10 años, a 90 millones de la extrema pobreza. “Son nuevas formas de vida, de formación de nuevos consumos materiales y culturales. Eso es lo que tenemos que pensar cuando abordamos desde las ciencias sociales”, afirmó Mera.

Tras recordar que China y Argentina son socios estratégicos desde los gobiernos kirchneristas, lo cual –dijo- permite que China otorgue algunas ventajas en el terreno comercial, sostuvo que la crítica a la reprimarización “dependerá de cómo se posiciona Argentina hacia su interior”, tal como hizo China con su propio desarrollo.

Finalmente, valoró el recorrido de las ciencias sociales desde los años 90 para relacionarse con China, en universidades como las nacionales de La Plata, UBA, San Martín, Tres de Febrero, Lanús o el Conicet y su vínculo con la Universidad de Shanghai (el CIMI), hasta el reciente Centro Binacional en Ciencias Sociales entre Argentina y China (igual que el CIMI, con dirección por la Argentina del sociólogo Fortunato Mallimaci), en la órbita del Ministerio de Ciencia y Tecnología. “Todo ello apuntala y debe fortalecer más intercambios, líneas de investigación, más becarios y tareas conjuntas entre nuestros cientistas sociales”, sostuvo la decana.

Por su parte, Rubiolo habló de los proyectos de investigadores y de becarios doctorales y posdoctorales, así como de los equipos de investigación en espacio o centros CONICET.

Informó que hay al menos 11 centros de investigación del Conicet donde trabajan el tema de China, 10 investigadores del Conicet con proyectos focalizados en China desde la Ciencias Sociales y 17 becarios cuyos temas de tesis doctoral o posdoctoral están vinculados con China. Agregó. “La preeminencia de los estudios es en economía, historia y relaciones internacionales. Los estudios sobre China están muy compartimentados. Hay escasa interdisciplinariedad. Tenemos que buscar una mayor interacción”.

Entre los desafíos en el estudio de China desde Argentina, señaló los “enfoques compartimentados por dimensiones de estudio”, cómo encarar las publicaciones académicas en journals especializados a nivel internacional y cómo “sostener las vinculaciones” de los equipos de investigación.

Al aludir a los abordajes teóricos desde las ciencias sociales (con foco en política exterior y relaciones internacionales), Rubiola se preguntó cómo estudia la academia china su propia política exterior y su relación con Argentina y con América Latina y qué abordajes utiliza. Asimismo, se preguntó sobre cuáles son las prioridades en las agendas de investigación, tanto de Argentina como su articulación con la académica china.

Habló de la necesidad de “ahondar en una mayor comprensión de las complejidades mutuas y de sostener las iniciativas destinadas a fortalecer el sector científico académico en el estudio de China” así como promover “instancias constantes de intercambios científico-académicos con universidades, centros de investigación a través de la conformación y consolidación de equipos binacionales”.

“Para Argentina, el estudio de China (debería abordarse) como parte de una región más amplia para promover una visión holística de la política del país en el Este asiático y profundizar en el conocimiento de las dinámicas regionales asiáticas”, dijo.

Y Pecheny finalmente se refirió a diversos campos de intercambios educativos con China –en programas, alumnos chinos, artículos traducidos- y a cómo es necesario “consolidar políticas de Estado basadas en expertise y compromisos, por ejemplos articulados en el Conicet, para articular con universidades y ámbitos académicos, fundamentados con datos y evidencias, políticas públicas” que incluyan “formación e incorporación de recursos humanos, interdisciplinarios y disciplinarios”.

En el marco de esta apuesta, el MinCyT decidió involucrar, en tanto políticas de Estado y estratégicas que se sigue desde hace ya algunos años, los temas ligados a China, el sudeste asiático, el resto de Asia y el mundo en general, dijo Pecheny.

Hay dos planos de iniciativas en curso, comentó. Uno es un “programa de estudios sociales en relación con China” y otro “el ingreso a la carrera de investigador del Conicet que ahora tiene a ese país como un objetivo de estudio”. Ello se da en el marco de convenios entre el MinCyT de Argentina y la Academia de Ciencias de China (CAS).

En el programa hay 3 ejes investigativos: China y su impacto en Latinoamérica y global, estudios sobre China y un tercer campo que involucra estudios de demografía, historia y otros aspectos.

Y la nueva iniciativa del del MinCyT tiene 8 ejes, entre ellos las investigaciones sobre la Franja y la Ruta, la cuestión sanitaria y efectos en relaciones sociales (derivados del Covid-19), cambio climático, etc.

“Tenemos gente muy calificada que ha pasado años en China, colaborando con pensadores chinos, y con conocimiento de nuestras realidades y necesidades. Para nosotros esto es un verdadero compromiso. Las distancias culturales existen pero no son insalvables”, dijo.

La actividad puede reproducirse en este link.

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