Polémica por presunta manipulación genética de embriones humanos
Ayer el biólogo chino He Jiankui anunció en un video de Youtube que habría conseguido alterar el ADN de los hembriones de dos gemelas, de tal manera que una de ellas habría nacido con una modificación genética que la haría resistente al VIH. Nadie más ha confirmado la información, que no ha sido publicada en una revista en la que los expertos puedan analizarla, pero la comunidad científica reaccionó a la afirmación con rapidez y dureza. En tanto, el Ministerio de Ciencias y Tecnología de China dijo que investigará sobre el caso.
He Jiankui, que lleva unos meses de permiso de su universidad, habría utilizado el CRISPR, una técnica de “edición” del genoma que está revolucionando la biología, porque permite producir las alteraciones con una precisión y facilidad sin precedentes.
Muchos científicos consideran plausible que este experto en CRISPR haya conseguido nacimientos a partir de embriones modificados, como ya ha ocurrido con cerdos o primates, aunque todos tienen dudas técnicas y éticas sobre la finalidad del experimento.
La Universidad Sureña de Ciencia y Tecnología de China, en la que trabaja He Jiankui, indicó que contratará a expertos para investigar, afirmando que el trabajo “violó gravemente la ética académica y los estándares”. Las autoridades de la ciudad de Shenzhen, donde se ubica el laboratorio de He, también iniciaron una pesquisa.
La posición oficial de la comunidad científica es que los embriones modificados no deberían nunca implantarse y convertirse en bebés.
La edición genética es una forma de reescribir el ADN, el código de la vida, para intentar proveer un gen faltante que se requiere o inutilizar uno que causa problemas. Apenas recientemente se ha probado en adultos para atender enfermedades graves.
Editar huevos, esperma o embriones es distinto, porque hace cambios permanentes que pueden pasar a las generaciones futuras. Se desconocen sus riesgos, y científicos destacados han pedido una suspensión en su uso, excepto en pruebas de laboratorio, hasta que se tenga más conocimiento.
Alberto Kornblihtt, doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Buenos Aires e Investigador Superior del Conicet, dijo a Página 12: “Estoy en contra de la modificación genética de embriones humanos que pueda producir características nuevas a los bebés que nacen y además que sean transmitidas a la descendencia. Además, Crispr tiene potenciales efectos imprevisibles por modificación de otros sitios del genoma que no constituyen la región que uno desea. En el futuro estas pequeñas podrían exhibir un defecto por la anulación de otro gen que hoy no se expresa. Lo que menos necesita el mundo es editar el genoma de los que están por nacer, ya que hay mucho que hacer con los que ya nacieron”, narra Alberto Kornblihtt.
Por su parte, Marcelo Rubinstein, doctor en Ciencias Químicas e investigador superior del Conicet, dijo al mismo medio que “existe una batalla muy importante entre China y Estados Unidos, por ello, se trata de una demostración de fuerza: ambas naciones pretenden exhibir que no están dispuestas a dar ventajas. En la época de la Guerra Fría era mucho más palpable pero la disputa sigue latente, salvo que ahora la URSS ya no existe”.
El antecedente inmediato provenía de EE.UU., cuando a mediados de 2017 un equipo de científicos liderado por Shoukhrat Mitalipov (Universidad de Ciencia y Salud de Oregón), abandonando una lógica tradicionalmente pragmática en asuntos de bioética, publicó su investigación en la prestigiosa revista Nature en la cual demostraba que Crispr podía ser utilizada en embriones humanos –derivados de espermatozoides de una persona enferma– eliminando los efectos congénitos antes del nacimiento y sin introducir errores adicionales en su genoma.
En aquel caso el experimento fue cancelado a nivel embrionario, pero He Jiankui se habría adelantado dos pasos para, dice Página 12, “conquistar antes la meta y plantar su bandera para gritar al mundo su dominio total de la técnica. La diferencia es que ahora el territorio en disputa no es la luna -como en los 60’s– sino el cuerpo humano.”
Feng Zhang, uno de los inventores de CRISPR-cas9, sostuvo que “no sólo considero que esto es riesgoso, sino que también estoy muy preocupado por la falta de transparencia” alrededor del trabajo. Los avances en medicina deben dialogarse abiertamente con pacientes, médicos, científicos y la sociedad, agregó.
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