Un uruguayo en el agitado Pekín de los años 60
Georgina Pagola, doctoranda en la Universidad de Shanghái y académica de FLACSO Uruguay, y Jong-An Zhang, de la misma Universidad y Brookins Institution, recuerdan en este artículo el viaje que en 1966 hizo a China el periodista uruguayo Carlos María Gutiérrez, como parte de la iniciativa de Diplomacia Popular del país asiático.
Publicado en el “Bulletin of LatinAmerican Research”, del Journal of the Society for Latin American Studies (SAL, de la Universidad de Cambridge), el texto examina sus crónicas de viaje y los informes oficiales chinos para explorar las complejidades de los intercambios intelectuales y culturales entre la RPC y América Latina durante la Guerra Fría.
Se argumenta, dice la presentación, que el viaje de Gutiérrez (periodista del semanario Marcha) condujo a una “reevaluación matizada del camino revolucionario chino”, en la que subrayó “la importancia de los encuentros de primera mano en la formación de perspectivas latinoamericanas sobre el socialismo”.
Su experiencia, agrega, “ejemplifica las implicaciones de la Diplomacia Popular, validando el socialismo como una vía para la transformación social en América Latina y el rol de los intelectuales en tender puentes entre divisiones ideológicas”.
Gutiérrez (1926–1991) llegó a Beijing en 1966 invitado por la Asociación de Amistad China–Latinoamérica (ACLAF, por sus siglas en inglés) y fue testigo directo de las transformaciones en la República Popular China (RPC).
“Su viaje, parte de la política exterior china conocida como Diplomacia Popular, tuvo lugar en un momento crítico marcado por la Revolución Cultural, la ruptura chino-soviética y la dinámica más amplia de la Guerra Fría”, señala “Este artículo examina los escritos de viaje de Gutiérrez y sus interacciones con líderes chinos, utilizando su experiencia como estudio de caso para explorar cómo sus observaciones e intercambios enriquecen nuestra comprensión del socialismo chino y del Pensamiento de Mao Zedong, particularmente en el contexto de la Revolución Cultural. También busca comprender la importancia estratégica de la Diplomacia Popular en el fomento de los encuentros culturales entre la RPC y América Latina durante la Guerra Fría”.
Zhang y Pagola, quien estudia los lazos de Uruguay con China en esa épica (es autora de otro texto reproducido en DangDai sobre el viaje de Eduardo Galeano, también corresponsal de Marcha, en 1963) concluyen que “el enfoque de la RPC hacia América Latina, en el marco de la lucha antiimperialista y la visión del Tercer Mundo, hizo que los visitantes extranjeros fueran más receptivos para comprender la lógica detrás de las decisiones del gobierno chino. En este contexto, los intercambios entre Gutiérrez y el Frente Chino de Liberación Cultural (FCLC) plantearon preguntas desafiantes y controvertidas, fundamentales para ilustrar la oscilación entre temas de consenso y aquellos que llevaban a visiones divergentes”.
“La experiencia de periodistas uruguayos prestigiosos y reconocidos como Gutiérrez en la RPC, en el marco de la Diplomacia Popular, puede ayudar a esclarecer varios asuntos que a mediados de los años sesenta eran en cierta medida desconocidos o podían ser malinterpretados por los medios occidentales, particularmente en Uruguay. El viaje y los escritos de Gutiérrez destacan la importancia de los encuentros de primera mano para la comprensión del modelo revolucionario chino y su relevancia entre los círculos intelectuales de América Latina”, escriben.
Los intercambios de Gutiérrez con sus anfitriones chinos “ilustran un proceso de aprendizaje mutuo. Para el periodista, los diálogos y debates con sus contrapartes chinas significaron desprenderse de sus propias preconcepciones para comprender la experiencia china en sus propios términos y valorar la vía socialista de la RPC como una alternativa para construir un mundo mejor. Para los líderes chinos que lo recibieron, a pesar de su postura clara sobre asuntos internos y externos y los límites definidos de discusión, la presencia de Gutiérrez exigió adaptar su enfoque para satisfacer sus necesidades. Tuvieron que aprender a acomodar a un extranjero inquisitivo, lo que reflejaba su flexibilidad y su deseo de que su posición y su ‘verdad’ fueran comprendidas por el mundo exterior. Este artículo subraya la importancia de las visiones reflejadas tanto por los chinos como por Gutiérrez, destacando cómo los documentos reflejan lo que cada parte dice sobre las expresiones del otro. Esto deja espacio para malentendidos que van más allá de las interpretaciones conceptuales y se enraízan en la traducción”.
Expresan que “a pesar de algunas diferencias en temas como el revisionismo y la ruptura chino-soviética, Gutiérrez coincidió con los chinos en dos cuestiones fundamentales: el imperialismo estadounidense era perjudicial tanto para América Latina como para la RPC, y el modelo socialista era el camino apropiado para la transformación social. En consecuencia, el caso de Gutiérrez ejemplifica las implicaciones de la Diplomacia Popular, ya que no solo fue introducido a la perspectiva china, sino que también se comprometió a retratar sus observaciones con precisión. Publicaba regularmente y se mantenía abierto a otros puntos de vista”.
Dicen además, en las conclusiones, que “las reflexiones de Gutiérrez sobre el modelo revolucionario chino ofrecen valiosas ideas para el socialismo latinoamericano. Su énfasis en la adaptabilidad de las estrategias revolucionarias y su crítica a los marcos ideológicos rígidos subrayan la importancia del contexto en la configuración de la transformación social. Sus reflexiones resaltan el paisaje social y político distintivo de América Latina y la necesidad de enfoques adaptados a la revolución, en lugar de una aplicación directa de modelos extranjeros. A través de sus artículos en Marcha, Gutiérrez desempeñó un papel fundamental en la difusión de la experiencia revolucionaria china entre el público latinoamericano. (…). Observar de primera mano la China revolucionaria no implicó una aceptación ciega ni una alabanza acrítica del ejemplo chino. En cambio, Gutiérrez pudo entender que la trayectoria histórica de la RPC y los eventos globales la convertían en un caso único, que ilustraba el potencial del cambio social y del socialismo como un marco social alternativo. En este sentido, Gutiérrez valoró el ejemplo revolucionario chino como una instancia exitosa del socialismo en práctica. Su visita a la RPC y sus escritos posteriores arrojan luz sobre los intercambios intelectuales y los debates ideológicos durante la Guerra Fría. Su experiencia subraya la importancia de los encuentros de primera mano en la configuración de perspectivas regionales sobre el socialismo y destaca el papel de los intelectuales en el acercamiento de diferencias ideológicas y políticas y en la promoción de intercambios intelectuales y culturales. Al involucrarse críticamente con la vía revolucionaria china, Gutiérrez contribuyó a una comprensión más profunda del potencial del socialismo para la transformación social en América Latina”.
“Además, el viaje y la reflexión de Gutiérrez se inscriben en un marco conceptual más amplio de la visión que tenía la RPC sobre América Latina y el rol de los intelectuales en la configuración del pensamiento revolucionario global. Su obra ejemplifica cómo los intelectuales progresistas latinoamericanos consideraban la experiencia china como una posibilidad viable para la transformación social de su región. Al comprometerse críticamente con el modelo chino, Gutiérrez demostró la importancia de adaptar las estrategias revolucionarias a los contextos locales, en lugar de adoptar un enfoque estandarizado. Sus escritos de viaje y sus interacciones con líderes chinos ofrecen lecciones valiosas para comprender las complejidades de los movimientos revolucionarios y su impacto global”, concluyen.
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