Especial desde Hubei. Fang aún no cumplió los 40 años pero, como casi todas las mujeres chinas, parece mucho más joven. Su día comienza con las primeras luces de la mañana, trabajando en una de las decenas de plantaciones de té de Yanhe Cun, una pequeña aldea del centro de China que hace dos años logró erradicar la pobreza a partir de la combinación de una serie de programas de producción colectiva, desarrollo comunal y cuidado del medio ambiente.

En Yanhe Cun, alrededor de 300 familias -poco más de 1.000 personas- forman parte de una cooperativa profesional que se encarga de administrar no sólo la producción de té verde y sus variedades, sino también la creciente actividad que genera el llamado “ecoturismo”.

“A partir del proceso de reforma y apertura de los ‘80, combinamos el desarrollo económico con el cuidado del medio ambiente, lo que nos permitió mejorar la vida del pueblo. En 2020 anunciamos el fin de la pobreza en la aldea y hoy todas las familias tienen sus propias casas y automóviles, a lo que ahora se suma el proyecto de enviar a sus hijos a la universidad”, explica Min Hongyan, secretario del Comité del Partido Comunista Chino (PCCh) de Yanhe Cun y diputado de la Asamblea Popular Nacional (APN).

El ingreso per cápita de los pobladores de Yanhe Cun asciende a unos 35.000 yuanes, el equivalente a casi 5.000 dólares, de los cuales el 60 % proviene de la producción de té. Los ingresos operativos colectivos alcanzan los 370.000 yuanes (51.000 dólares) y los turísticos integrales superan los 120 millones de yuanes (16,5 millones de dólares), según datos oficiales de la comunidad del condado de Gucheng, provincia de Hubei.

Este “desarrollo económico verde” -como prefiere calificarlo Min Hongyan– ha permitido a Yanhe Cun exportar una significativa porción de lo producido en sus 800.000 metros cuadrados de plantaciones de té. Para lograrlo, la comunidad cuenta con el asesoramiento y respaldo de un centro regional de comercio electrónico, que ayuda a las 12 aldeas del distrito a ofrecer y vender su producción.

Bajo el nombre oficial de Parque Industrial del Comercio Electrónico Transfronterizo de Gucheng, este centro integra las plataformas, operaciones comerciales, almacenamiento y logística, coordinando las tareas de unos 1.000 emprendedores, 5.000 empleados y 30.000 personas de industrias relacionadas.

“Se mueven unos 200 millones de yuanes mensuales y una de las claves de nuestro éxito es el empleo de jóvenes familiarizados con las plataformas de comercio electrónico, que regresaron a sus pueblos natales después de haber estudiado en universidades de otras ciudades”, destaca el gerente del parque industrial, Tan Yunfeng.

En el lugar no sólo ayudan a vender la producción agropecuaria e industrial de Yanhe Cun, sino que brindan a sus pobladores capacitación y asesoramiento en cuestiones administrativas, comerciales y legales.

“China acelerará el desarrollo de las nuevas formas del comercio electrónico transfronterizo, para generar la nueva fuerza de productividad para el comercio internacional”, es la definición del presidente Xi Jinping, que puede leerse en uno de los muros de acceso al parque, el primero en su tipo de la ciudad de Xiangyang.

En la aldea, Min Hongyan recuerda que este modelo socialista de desarrollo productivo fue el motor que utilizó el Estado para sacar de la pobreza extrema a más de 850 millones de personas en medio siglo, entre ellos – agrega con indisimulable orgullo –  a los integrantes de las 300 familias de Yanhe Cun.

La enorme estatua de Mao Zedong ubicada en el ingreso de la aldea, quizás pueda funcionar como una suerte de ayuda memoria para los que aún hablan del “milagro chino” sin advertir que los logros alcanzados fueron – y son –   producto de una minuciosa planificación y un inconmensurable esfuerzo colectivo.

Fang aún no cumplió los 40 años y, como todas las recolectoras de té de Yanhe Cun, puede decir que en su comunidad ya no quedan pobres.