Ponderación del TLC entre Ecuador y China
El historiador ecuatoriano Juan José Paz y Miño Cepeda presenta el tratado de Libre Comercio entre Ecuador y China como un signo de una nueva época en la relación entre América Latina y el país asiático.
En una nota publica en Prensa Latina, el investigador sostiene que el gobierno del Ecuador, presidido por “el millonario banquero Guillermo Lasso, que ha conducido el modelo neoliberal-empresarial y oligárquico más radical de la región en estos tiempos, es el que más defiende y valora las relaciones con China. El bloque de poder que ha sostenido a Lasso, orquestó la idea de que el expresidente Rafael Correa (2007-2017) había “hipotecado” el país a China. Paradójicamente, Lasso ha avanzado mucho más, incluso con un tratado de libre comercio”.
Paz enfatiza las consideraciones de Lasso: que en dos años “hemos abierto el Ecuador al mundo” con un TLC con “un mercado de mil 400 millones de potenciales consumidores”.
También menciona otros conceptos del presidente ecuatoriano: “El acuerdo con China podría significar un aumento de tres a cuatro mil millones de dólares adicionales en exportaciones, quizás hasta el 2030, yo creo que antes”; “No solo trae beneficios en trabajo y empleo para los ecuatorianos, sino que también trae beneficios para cada ciudadano”; “Lo mejor es que 8 de cada 10 empresas que exportan a China son micro, pequeñas o medianas empresas”. Además, “Logramos el canje de deuda por conservación más grande en la historia de la humanidad: mil 600 millones de dólares de canje de deuda a cambio de proteger la reserva marina de Galápagos y la reserva Hermandad, que conforman 198 mil kilómetros cuadrados de superficie y garantizan la preservación al menos de dos mil 500 especies marinas”.
El historiador afirma que el TLC ocurre en un “clima neo-monroísta, con el cual se ha buscado presionar a los países latinoamericanos para que se unan a la cruzada anti-rusa que lleva Occidente y, además, sirva como freno a la expansión de China, la geoestrategia de los EEUU ya no ha funcionado como en el pasado. Los gobernantes progresistas de América Latina, como A. Fernández, Argentina; Lula, Brasil; L. Arce, Bolivia; G. Petro, Colombia; A.M. López Obrador, México (ni hablar de Cuba, Nicaragua o Venezuela), han sido muy claros en pronunciarse como ajenos al conflicto de Ucrania y no están dispuestos a considerar a Rusia y a China como sus ‘enemigos’ y ‘amenazas’.
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