Cursos, libros y articulación productiva en el Confucio de Córdoba
La directora del más reciente Instituto Confucio instalado en Argentina —en la UNC del centro geográfico del país— contó en Revista DangDai Nº 37 sus planes para 2023 tras un año intenso en actividades académicas y culturales.
En 2020, en plena pandemia, abrió el tercer Instituto Confucio en Argentina, asociado a la Universidad Nacional de Córdoba. Luego de las buenas experiencias de más de una década del ICUBA y del IC-Universidad Nacional de La Plata, la decana Casa de Trejo, asociada a la Universidad de Jinan (Guangzhou), coronó un trabajo de años para incorporar la enseñanza y la difusión del idioma y la cultura de China en su territorio.
El IC-UNC tiene como directores a Mirian Carballo (en la foto, al centro con pullover gris) y a Chen Lin. El coordinador es Gonzalo Gigghino y además de profesores locales, Jinan envió a Liu Jia y Liu Feng y se suman estas voluntarias al equipo: Xu Meng, Li Xinkun y Qiu Jinwen.
La doctora Carballo sucedió a la primera gestión de la doctora Elena Pérez (en la foto, con saco rojo), quien contó aquellos inicios en el número 29 de nuestra revista. Ahora, Carballo cerró un muy activo 2022 (el año del esperado regreso a la presencialidad) y prepara una intensa agenda 2023, donde intentará apuntalar la expansión de la enseñanza del mandarían más allá de Córdoba capital y, al mismo tiempo, más allá de lo académico, articulando a sectores productivos y científicos.
—¿Cómo ha sido su primera año de gestión?, le preguntó DangDai a la directora del Instituto Confucio-UNC.
—El de 2022 fue un año intenso y la vuelta a la presencialidad, la llegada del director chino enviado por nuestra universidad asociada de Jinan y de sus profesoras impactó mucho en nuestra comunidad. En la virtualidad de la pandemia, habíamos podido comenzar a instalar el Instituto. Pero ahora cambió la perspectiva, la gente se acercó de otro modo, y ese regreso al cara a cara coincidió con el 50 aniversario de las relaciones bilaterales entre nuestros países, lo que generó varias acciones.
—Uds. son el tercer Confucio del país, pero el primero en provincias fuera del AMBA.
—Sí, y eso es bien importante, porque además la UNC tiene una presencia institucional muy fuerte en la provincia, en el centro geográfico nacional, de modo que el hecho de que tengamos dentro un Instituto Confucio acerca mucho a China, en apariencia tan lejana, pero cada vez más importante para nuestro país y el mundo.
—¿Cómo fue la experiencia de la Feria del Libro, que tuvo a China como país de honor?
—Muy buena. Tuvimos nuestro propio stand, una donación de libros de Jinan, mucha curiosidad de quienes pasaron (650 mil personas por toda la Feria, realizada entre fines de septiembre y las primeras semanas de octubre pasados), talleres de escritura para las escuelas que visitaron la Feria, de papel recortado para todas las edades. Y el público respondió con enorme curiosidad. Todos querían llevarse su nombre escrito en chino. Además, esta vez la Municipalidad de Córdoba cambió la locación y fue un éxito trasladar la Feria, que tiene gran tradición en la ciudad, a su explanada y con extensión en la Plaza Sobremonte. Miles de personas a lo largo de su desarrollo. Tuvo como eje la diversidad en todo sentido, lo cual abarcó la de una cultura tan diferente como la china, gran cantidad de actividades para pensarnos desde otras miradas. Puntualmente, además, el IC-UNC presentó el libro “Las relaciones China- América Latina desde una mirada interdisciplinaria”, uno de cuyos autores fue Gonzalo Ghiggino, nuestro coordinador, quien hizo su posgrado en la Universidad de Shanghai mediante un acuerdo con el CONICET. Y el dato de color más importante fue la danza del dragón. Artesanos cordobeses lo confeccionaron y su danza cada día fue una fiesta en la ciudad. Asombró mucho.
—¿Qué viene para 2023?
—En materia educativa, una meta que nos proponemos especialmente es profundizar algo ya ensayado con éxito en 2022: llevar la enseñanza más allá de Córdoba ciudad. Tuvimos una gran experiencia en Morteros, un municipio del corazón agrícola de la provincia, donde en un colegio con formación inicial, primaria y secundaria concretamos un programa para el cual viajaron semanalmente dos profesoras de chino mandarín, y tomaron esas clases sus trescientos alumnos. Fue un hito y queremos expandirlo. Lo hicimos ya en otras localidades, pero no en forma tan sistemática, sino virtual y en el marco de un programa de red que hay en nuestra provincia llamado Universidades Populares, mediante el cual capacitamos a pobladores de muchos municipios. Asimismo, para 2023 tenemos el objetivo de comenzar a organizar una Escuela Piloto en la Ciudad para primaria y secundaria, acaso en el campus Norte de la UNC en el marco de nuestro programa de Escuelas PROA (Programa Avanzado de Educación Secundaria con énfasis en las tecnologías aplicadas a la Información). Es un proyecto a largo plazo.
—¿Eso enlaza con la ambición de ir más allá de lo académico para articular con el aparato productivo de la provincia?
—En efecto, la idea es tener más relaciones con la actividad fabril y también científica de nuestra provincia, y para ello contamos con la “puerta” de Jinan para abrirnos a lazos no solo académicos, sino también productivos con China, con instituciones tecnológicas, de innovación en ciencia y técnica. Nuestra Diplomatura sobre China, por cierto, que ya tuvo su primera cohorte, se enfoca en lo comercial y apunta a que los egresados lo hagan con un plan de negocios concreto, que pueda articular lo académico con el tramado productivo de Córdoba y de China.
Por lo demás, en 2023 seguiremos con nuestros cursos habituales de lengua y cultura china y con los extra curriculares virtuales y presenciales. Y algunos temas extras como la intención de traer a Córdoba una exposición del Museo del Traje Chino que se ha llevado también a otras provincias del país.
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