“Es absurdo que textos académicos impugnen el carácter filosófico del pensamiento chino”
Por Marcela Fernández Vidal. Doctora en Filosofía Antigua por la UBA y profesora en la misma institución de la misma materia, María Elena Díaz habló con Revista DangDai en su número 37. Dijo que hay mucho que “aprender sobre la filosofía china, pero también de la filosofía china, tanto de modo especializado como para la vida cotidiana”.
Ex becaria de la Universidad de Jilin, dirige también un proyecto de investigación sobre filosofías de India y China. A continuación, la entrevista publicado en el número de verano 2023.
—¿Cómo te interesaste y entraste en la filosofía china?
—Tuve el gran privilegio de estudiar aquello que me apasiona, la filosofía, en la Universidad de Buenos Aires y de doctorarme en Filosofía Antigua en la misma institución. Mi formación académica, sin embargo, tanto en los estudios de grado como de posgrado, estuvo centrada exclusivamente en contenidos propios de la filosofía originada en Europa. Como mi especialidad es la filosofía clásica en Grecia y Roma, tuve la oportunidad de estudiar lenguas tanto antiguas como modernas pero, nuevamente, dentro de la misma tradición. Al estudiar lenguas desde una perspectiva filosófica es muy intrigante la pregunta sobre la relación que se establece entre el pensamiento y la lengua en que se expresa. ¿Hasta qué punto nuestra lengua nos condiciona? Hay cosas que yo podía pensar en griego clásico, pero que no se dejaban fácilmente traducir al español, que pertenece a la misma familia lingüística. El siguiente paso fue casi natural: elegir una lengua de otra familia. No sabía nada de China, más allá de la frase hecha de “una cultura milenaria”. Después de estar algunos años estudiando chino gané una beca del Instituto Confucio y a partir de mi viaje a China, lo que era un profundo interés se transformó en un viraje profesional. Mi relación con el chino fue de amor a primera vista y lo mismo me ocurrió con la Nación china, no en abstracto sino a partir del contacto con su gente.
La antigüedad y la abismal dimensión de la cultura china impide, desde mi punto de vista, que se la aborde de una manera fragmentaria, interesándose solo en la lengua o la filosofía. Por eso hablo de viraje profesional, porque no se trató solamente de cambiar el foco de mi objeto de estudio, sino también de cambiar el modo en el cual entiendo la filosofía. La filosofía china ha sido muy vital a lo largo de su historia y estuvo involucrada directamente en el espíritu de la nación, como su intérprete y su guía.
—¿Cuáles son los campos o temas de la filosofía china que trabajás?
—Me interesa conseguir una cierta solidez para suplir la formación que no tuve, de modo que por una parte me esfuerzo en conseguir cierto panorama general de la riqueza del pensamiento chino en sus diferentes etapas, pero además tengo dos focos específicos de interés. Uno, el estudio de las transformaciones del confucianismo, me parece fascinante cómo fue tomando elementos de otras escuelas y cómo los diferentes pensadores consiguieron adaptarlo, no sin esfuerzo, a diferentes momentos de la historia de China. En el grupo de investigación que dirijo, nos ocupamos de cómo se armó la historiografía de la filosofía china, porque entendemos que hay mucho que aportar todavía en este campo de estudio desde una perspectiva no eurocéntrica. Es decir que buscamos contar la filosofía china, que es excelente y representa todo un aporte para el capital cultural de la humanidad, de un modo que respete las especificidades y modalidades chinas. Ustedes en DangDai hacen un enorme trabajo para informar de un modo no tendencioso sobre China, y nosotros hacemos algo afín, si bien mucho más modesto, con contenidos específicos de humanidades, porque hay mucha tergiversación, malintencionada o simplemente por desconocimiento. No es extraño encontrar textos académicos que impugnen el carácter filosófico del pensamiento chino. Y la mayoría de las veces, si bien no hay un cuestionamiento explícito, hay un silencio: no se considera a quienes investigan otras líneas de pensamiento como interlocutores, sino como exóticos, encerrados en un círculo que solo puede entenderse en sus propios términos. Es fácil engañar a quienes no conocen, muchas de las noticias falsas o fuertemente tergiversadas que podemos leer cotidianamente sobre China requieren el desconocimiento de los lectores para ser creídas.
Investigamos, entonces, para sentar las bases de un acercamiento centrado en el aprendizaje. Hay muchísimo que aprender sobre la filosofía china, pero también de la filosofía china, tanto de modo especializado como para la vida cotidiana. Se puede disfrutar sin preparación previa y puede aportar además muchísimo a la formación de los estudiantes, graduados y profesionales de la filosofía. Esto es una característica de la filosofía en general. Incluso podría afirmar, un poco provocativamente, que no existe “la filosofía china”, sino que existe la filosofía y que esta se colorea más por los problemas que plantea que por las culturas a las que pertenece.
—¿Cuál es tu intercambio con otros académicos o pensadores e instituciones de Argentina, otros países y China del campo de la filosofía china?
—Tenemos muy buen intercambio con estudiosos argentinos y de otros países latinoamericanos, sobre todo a través de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África, la Asociación Latinoamericana de Filosofía Intercultural y la Red de Estudios Sinológicos. Respecto de China, todavía no conseguimos una colaboración sostenida, pero pensamos que en algún momento va a ocurrir. De momento, estamos centrados en fortalecer nuestra investigación y abrirnos un espacio dentro del medio filosófico para ampliar el grupo de investigadores y nuestros canales de difusión.
—En Argentina ¿trabajas sola o tenés un equipo?
—Dirijo un grupo de investigación sobre filosofías de China e India auspiciado por la Secretaría de Investigación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Yo no me ocupo directamente de India, sino que esa es más bien tarea de mi codirectora, la doctora Gabriela Müller, y un grupo de graduados y estudiantes. Hemos encontrado que hay muchas coincidencias en los modos en que se ha tratado las filosofías de China e India por parte de los estudiosos europeos, pero también significativas diferencias. Como parte de las tareas desarrolladas allí, en 2020 se defendió la primera tesis de licenciatura en filosofía sobre filosofía china. La joven licenciada ganó una beca de Maestría en Filosofía que cursa actualmente en la Universidad de Beijing. Parte de la gente del grupo tenía formación previa en lengua china, mientras que otros se han formado en los talleres de chino para filosofía y están presentándose a los exámenes internacionales HSK. Brindo asesoramiento para las becas y ayudo también con la preparación de los exámenes de chino que son necesarios para esta. También contribuyo a la formación de profesionales de la filosofía que no tienen en vista, por diferentes razones, una beca en China, pero sí un compromiso sobre la enseñanza de la lengua y la filosofía chinas en nuestro medio.
—¿Por qué, dónde y cómo das clases de filosofía china?
—Como dije antes, no hay contenidos de filosofía china en el programa de la carrera de filosofía de la UBA. Sin embargo, las autoridades, tanto del Departamento de Filosofía como especialmente el Instituto de Filosofía, que es el que coordina las actividades de investigación abrieron su espacio y siempre apoyaron los proyectos que presenté. Así he dado seminarios de grado sobre filosofía china en la carrera de Filosofía, cursos de extensión, que son abiertos a la comunidad, y también estoy a cargo de un taller de chino clásico especializado en lectura de textos filosóficos. El taller funciona de manera estable, los dos cuatrimestres, mientras que el resto se van alternando. Los cursos de extensión comencé a darlos también con la participación de graduados de filosofía que cursan hace años el taller de chino.
La pregunta del por qué es la menos fácil y más interesante de responder. Tengo una pasión profunda, de esas que marcan la vida, por la filosofía china y creo, como dije antes, que es un tipo de saber que vale la pena, tanto para quienes nos dedicamos a la filosofía como para el público en general. Empecé a enseñar con mucho respeto, sabiendo todo lo que me falta conocer, pero también con mucho entusiasmo porque sé que es algo valioso y que por lo general encuentra una respuesta increíble de parte de quienes aprenden sobre esto.
—¿Quiénes son tus alumnos?
—Mis estudiantes eran originalmente de la carrera de filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, pero el panorama se fue abriendo mucho más. Acabo de finalizar un curso de extensión de Introducción a la filosofía política china, que tuvo más de 300 inscriptos y que al ser dictado de modo virtual permitió que se sume gente de varios países de Latinoamérica y de España. Al ser un curso de extensión está abierto al público, de modo que tuve especialistas en China, egresados y estudiantes de diversas carreras y público en general. Como docente, me parece una experiencia tremendamente enriquecedora tener estos espacios de intercambio de personas con diferente formación y experiencia personal.
En el caso de la carrera de filosofía en especial, quienes se interesan por nuestros cursos buscan complementar su formación, pero existen también quienes ven algunas líneas de la filosofía europea un poco agotadas o bien poco relevantes para ser leídas desde Latinoamérica, por su sesgo colonialista. En el mundo en el que vivimos es cada vez más difícil ignorar a China, y esto no se da solo a nivel político o económico sino también cultural.
—¿Qué les interesa a tus alumnos sobre filosofía china?
—Los intereses son bien diversos. Algunos llegaron por un camino parecido al mío: la conciencia de las lagunas en la propia formación. Esto es algo que nadie puede ignorar, ni Europa ni los Estados Unidos son hoy día el centro del mundo y el lugar periférico que ocupa Latinoamérica nos lleva a preguntarnos qué hay además de las tradiciones aceptadas. Una vez que empiezan a estudiar filosofía china, se dan cuenta que no hay “una” filosofía china sino que son varias bien variadas, que han dialogado y discutido entre sí a lo largo de la historia, y que más allá de Confucio y Laozi hay una gran variedad de pensadores y corrientes.
Otros estudiantes ya han tenido un acercamiento previo a China, a veces por la práctica de las artes marciales, por la religión budista o taoísta o por estudios previos de chino. Siempre insisto en que si el interés es serio hay que aprender la lengua, porque es fundamental el acceso directo a las fuentes. Es un excelente momento, además, para estudiar chino, porque el mundo en el que vivimos necesita profesionales de diferentes áreas para que medien entre el español y el chino, entre Latinoamérica y China y contribuyan a un mejor entendimiento.
Comunicación desde el Sur
—Además de tus clases, ¿cómo comunicás la filosofía china en Argentina?
—Hace poco más de dos años comencé con mi hijo una página web dedicada a la difusión de la lengua y la cultura china: www.chinadesdeelsur.com . Mi hijo es licenciado en Paleontología y está actualmente cursando como becario una maestría en geología en la Universidad de Jilin, en el Noreste de China. Al principio fue un proyecto nacido de la pandemia, si bien la idea nos estaba rondando hace un tiempo, pero ha resultado todo un desafío y un excelente canal de comunicación que nos permitió conocer a muchos especialistas e interesados en China de lugares cercanos y apartados. Tenemos secciones dedicadas a la filosofía, la lengua, la literatura, la historia, la ciencia, el cine y la mujer. Publicamos un artículo de divulgación por día, a la misma hora en la cual se iza la bandera en Tiananmen, que es un horario diferente cada día, dependiendo del momento del año. Más allá de que se trata de divulgación, tratamos de ofrecer un material de calidad, como traducciones originales de textos clásicos y modernos. Como proyecto joven, está en sus inicios y tenemos mucho para mejorar por delante, pero el tipo de trabajo que hacemos requiere que lo vayamos haciendo para aprender. Tenemos mucho feedback de los lectores y eso nos permite mejorar.
—¿Cómo se podría trabajar mejor esa comunicación?
—Creo que el desafío es mejorar dos cuestiones básicas. De nuestra parte, tenemos que diseñar estrategias de divulgación de la filosofía china que se ubiquen en el delicado balance entre la profundidad y la capacidad de ser comprendidos por todos aquellos que lleguen interesados a nuestros cursos o nuestra página. Aprendemos cada día y nos falta mucho camino por recorrer y no es porque se trate de filosofía china, sino que la filosofía tiene tradicionalmente sus problemas de divulgación. Además de este factor que depende de nosotros, nos ayuda mucho la difusión en otros medios con los que empezamos a construir redes de comunicación. Tenemos esperanzas de que lo primero ayude a lo segundo, pero también entendemos que no es fácil construir un espacio de esta naturaleza. Incluso quienes cuentan con financiamiento institucional, que no es nuestro caso, lo tienen difícil a veces. Tampoco estamos esperando que se nos sirva todo en bandeja y de hecho si hacemos un balance hemos cosechado hasta ahora mucho más de lo que esperábamos o de lo que merecíamos. Esta entrevista, que agradezco, es un ejemplo de ello.
(Foto de Leandro Teysseire)
PUBLICAR COMENTARIOS