Acerca de Jiang Zemin, Zhu Rongji y Hu Jintao

5 diciembre, 2022

Los historiadores Francisco Taiana y Néstor Restivo comentan en sendos artículos sobre la muerte del expresidente de China Jiang Zemin, ocurrida la semana pasada. La figura de su primer ministro, Zhu Rongji. La reaparición, en un homenaje póstumo, de otro expresidente, Hu Jintao.

En Télam, Taiana escribió que “en sus primeros años, Jiang Zemin fue capaz de navegar entre estos distintos sectores mientras crecía bajo el ala de su predecesor Deng Xiaoping. Sin embargo, luego de asumir la presidencia del país en marzo de 1993, Jiang hizo explícitamente suya la causa de la reforma acelerada; una línea política que mantendría hasta su retiro de la escena pública en 2004″.

Y subrayó: “la figura de Jiang ha tomado una renovada relevancia. Su muerte se dio en el contexto de las mayores protestas que China haya presenciado desde 1989, como reacción a la continuada y estricta política de Covid Cero llevada adelante por Beijing. Debido a ello, la imagen un tanto idealizada del “abuelo Jiang” como la de un reformista relajado y carismático presidiendo sobre una era de boom económico y transformación meteórica ha sido adoptada por algunos sectores de oposición como una crítica implícita de la presente coyuntura!”. Asimismo, “la muerte de Jiang establece también otro paralelismo con 1989 que todos los actores involucrados tienen presente: fue justamente la muerte de otro líder reformista, Hu Yaobang, lo que sirvió como catalizador de las Protestas de Tiananmen”.

A continuación, una nota del director periodístico de DangDai.

Jiang Zemin, Zhu Rongji y Hu Jintao: aceleración y correcciones, por Néstor Restivo

Jiang Zemin gobernó China entre 1993 y 2003, luego de Deng Xiaoping, el artífice de la llamada “Reforma y Apertura” que supuso un gigantesco viraje a partir de las conquistas del maoísmo previo (la reforma agraria, las primeras industrias, avances en ciencia y tecnología, alfabetización masiva y otras).

Jiang aceleró tanto las reformas como la apertura de China, y tuvo en su primer ministro Zhu Rongji a su ideólogo y gestor clave. La actividad de este último en ese puesto estratégico ranscurrió entre 1998 y 2003 (es decir, en la segunda mitad del mandato de Jiang).

En sus primeros intentos reformistas luego del maoísmo (durante el cual también había habido experiencias de ese tipo), Deng Xiaoping y sus aliados habían estudiado varias experiencias pro mercado (no capitalistas, dado que el mercado no es una institución inventada por el capitalismo, lo ha precedido desde el fondo de la historia humana pese a que el capital pretende ser su hábitat). Entre ellas, los reformistas chinos estudiaron la NEP de Lenin en la vieja Unión Soviética o las políticas de Tito en Yugoslavia, entre otras. Con Mao Zedong, la economía china había 8% anual promedio, pero era evidente que persistía el atraso, el aislamiento del mundo y la pobreza. Por eso se impuso la idea de una “economía socialista de mercado”.

La innovación, la inversión extranjera, la aceptación de formas capitalistas en algunas áreas de la economía y reformas en el campo fueron algunos de los pasos que siguieron. Deng fue pionero, y Jiang y Zhu aceleraron, en un contexto global donde cundía el primer ascenso del neoliberalismo. No puede ignorarse ese clima mundial para el período de Jiang, de profunda crisis en la izquierda mundial. Hubo, como siempre, resistencia y debates dentro del Partido Comunista de China. Por ejemplo, un alto dirigente como Li Peng (presidente de la Asamblea Popular Nacional entre 1998 y 2003), que venía de la época de Deng, no quería ser tan veloz con las reformas, era más conservador. Pero se impuso la línea de Zhu. Él fue junto con Jiang el otro artífice de las reformas económicas de ese período, quien controló que la crisis del sudeste asiático (1997/8) no impactara tanto en China y quien condujo las negociaciones para el  ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio. En sus años abrió también la Bolsa de Valores de Shanghai, ciudad que a su vez fue eje de una gigantesca transformación urbana, tecnológica, social y cultural, sobre todo con el desarrollo del distrito de Pudong, que asombró al mundo entero y es hoy la imagen icónica de Shanghai. Zhu era egresado de la Universidad de Tsinghua, la misma de Xi Jinping y de varios altos cuadros chinos. Fue alcalde de Shanghai y, como Jiang, miembro del llamado grupo o clan de Shanghai dentro del PCCh. Zhu también fue gobernador del Banco Popular, el banco central. Es decir, igual que Jiang y otros grandes líderes, Zhu Rongji había tenido una gran carrera en el poder.

Fue en el período Jiang-Zhu cuando se incorporó al lenguaje oficial la expresión “teoría de la construcción del socialismo con características chinas”, tomada de Deng. Se puso así en la nueva Constitución y es un eje actual del gobierno.

Pero acaso el mayor anuncio del cambio de época fue la teoría de Jiang sobre la “triple representatividad”, que por primera vez permitió el ingreso de empresarios al PCCh. Fue un cambio fundamental y el fin de la idea de lucha de clases. ¿Quiénes eran esos empresarios? Primero aparecieron empresas cooperativas, luego híbridas y por último privadas, fueron acumulando experiencia y conocimientos. Al principio no desaparecieron empresas estatales, sino que crecieron privadas, sobre todo en industria liviana y para exportación. Las estatales empezaron a descender en número entre 1996 y 1998. El creciente poder de los empresarios chinos es uno de los desafíos que tiene hoy el PCCh y su “socialismo de características chinas”, hasta ahora muy regulado por la dirección marxista y nacionalista del Partido.

La conclusión del período de Jiang Zeming y Zhu Rongji fue una economía mucho más gigantesca y moderna, pero con tres desequilibrios tremendos en el plano social (fuerte aumento de la desigualdad), ambiental (la polución en un grado que se ubicó entre los mayores del mundo, contribuyendo al cambio climático) y territorial (avance y modernización en la costa, atraso en el centro y el oeste del país.

El secretario general y del PCCh y presidente siguiente, Hu Jintao, hizo énfasis en el concepto de “desarrollo científico” y “sociedad armoniosa” para balancear esos tres desequilibrios, y comenzó además a frenar la marcha recalentada de la economía. En el último congreso partidario, el mes pasado, Hu fue figura por su salida forzada del recinto, que generó todo tipo de comentarios: desde purga de Xi Jinping contra su facción hasta problemas de salud. Ya anciano, con la muerte de Jiang reapareció esta semana mostrado por la CCTV en los funerales, con las mismas muestras de problemas de salud.

Si su gobierno a partir de 2003 quiso equilibrar los excesos liberales de Jiang, Xi Jinping ahondó las rectificaciones.

Con la “nueva normalidad” y la economía de “doble circulación”, Xi profundizó los cambios correctivos  (en otros planos no económicos también, como la lucha contra la corrupción, más control a excesos de poder empresarial), hacia una economía más equilibrada y basada más en consumo interno que en el sector externo, innovación constante, fin de la indigencia y metas de desarrollo inclusivo para este siglo, basadas en el “sueño chino” y el “rejuvenecimiento” de la nación china con hitos y metas específicas tanto durante el centenario del PCCh en 2021 (fin de la indigencia) como de la República Popular, lo que ocurrirá en 2049. Todo, sin embargo, en un contexto global más incierto y de confrontación que el que tuvo el expresidente fallecido la semana pasada.

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