XX Congreso del PCCh: las entrelíneas que lee una joven

21 octubre, 2022

Por Gustavo Ng, desde Beijing. Los delegados del XX Congreso del Partido Comunista (PCCh) toman decisiones que decidirán los rumbos de las vidas de la gente común. La gente común confía.

La relevancia del XX Congreso del Partido Comunista radica en que inaugura el segundo siglo del partido, que acaba de erradicar la indigencia de su población, dirigiéndose a seguir mejorando la vida de los chinos, mientras se afirma como potencia que crece en un mundo enredado en tribulaciones y ocasos.

El congreso consagrará a Xi Jinping por tercera vez como secretario general (no como presidente, dado que la elección del presidente la hará en marzo de 2023 la Asamblea Popular), posicionándolo definitivamente como uno de los líderes de mayor peso estable del planeta.

El congreso es la instancia de mayor autoridad del PCCh y su poder está distribuido entre 2.296 delegados que fueron elegidos entre los 96 millones de militantes del PCCh. Provienen de muy diferentes ámbitos de la vida —economía, ciencia y tecnología, defensa nacional, salud, cultural, deportivo—, y de todos los niveles territoriales.

En un país en el que todos los medios de comunicación sólo dan la versión oficial de la realidad, el público lee las entrelíneas. En realidad, no es masivo el público chino que se toma el trabajo de leer las entrelíneas de las noticias de política, porque el cotidiano actual resulta de una exigencia que deja poco tiempo para actividades que no sean estudiar, trabajar, cuidar de los padres y criar hijos. Una chica promedio de 28 años está cursando un doctorado para no perder la carrera académica, mientras necesita trabajar, y en su empresa debe tener un desempeño impecable para no quedarse sin los premios con lo que cuenta como parte de su ingreso. Además, está buscando quedar embarazada, porque la edad ya se le pasa, y padres, suegros, parientes y hasta vecinos quieren un bebé. Es exigua la cantidad de tiempo y energía que le quedan a la chica para dedicarle a temas como la Doble Circulación de la economía, el AUKUS o el BAII. Lo que ella lee son las entrelíneas más gruesas, que le llegan en conversaciones por redes sociales. 

Posiblemente no lea en el Diario del Pueblo que el profesor de ciencias políticas en la Universidad de Tsinghua Yang Xuedong explica que “los delegados electos son ampliamente representativos de varias industrias, lo que refleja la democracia en China. Esto es diferente de la democracia de estilo occidental, ya que la democracia interna del Partido de China implica una cuidadosa consulta y selección de delegados, y las democracias occidentales implican en gran medida votaciones simples”.

Tampoco leerá los detalles del proceso en que los delegados fueron elegidos, por recomendación de diferentes ámbitos del PCCh y cómo fueron sometidos a diferentes exámenes, pero sí le llegará del mismo diario la historia de Liu Guizhen, que se dedicó primero a curar y luego a enseñar en su aldea de Duanjawan, en la provincia de Shanxi; que por su dedicación a la comunidad fue elegida secretaria del PCCh en la aldea y que en la época de la erradicación de la pobreza decidió arriesgar en un emprendimiento agrícola que no sólo le resultó bien a ella, sino que permitió que muchos, al seguir su camino, multiplicaran sus ganancias. Y ahora, la señora Liu Guizhen, de 60 años, fue elegida delegada al XX Congreso.

Nuestra joven se quedará con la gruesa entrelínea de que la benevolencia hace mejor la vida de todas las personas, de que el PCCh recibe y promueve a las personas valiosas y de que es posible el ascenso social.

Comprenderá que en su mensaje único, su Gobierno le dice a los chinos y a los países poderosos: “aquí mandamos nosotros, los representantes del Pueblo de China. Aquí sucede lo que nosotros decimos que sucede”. 

Si en alguna medida esa firmeza la amedrenta, más le causa tranquilidad, porque con ese poder el Gobierno ha hecho que su vida —pese a andar a las corridas y pese a las presiones— sea mejor de lo que fue la vida de su madre, y no puede siquiera compararse con la juventud de penuria y miseria que vivieron sus abuelos. 

Además, sus hijos tendrán una vida aún mucho mejor que la de ella. Ni siquiera puede suponer cuánto mejor será, mientras el futuro de los norteamericanos y europeos que hasta hace muy poco ella adoraba, zozobra en un enjambre de distopías. 

Y el XX Congreso del PCCh tiene que ver con eso.

Categorías: China

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