XX Congreso del PCCh: el discurso de inauguración de Xi Jinping (parte II)

17 octubre, 2022

Por Gustavo Ng, desde Beijing. En la inauguración del XX Congreso del Partido Comunista chino (PCCh), su secretario general, el presidente Xi Jinping, anunció las líneas estratégicas hasta 2050 y los planes para los próximos cinco años, con la meta de construir un “socialismo moderno”.

Habiendo dejado claro que el PCCh condujo a China a un estado de “sociedad modestamente acomodada“ con el fin de la pobreza extrema como hito, el documento presentado por Xi Jinping establece que desde ahora el país buscará “la materialización del objetivo de lucha fijado para el segundo centenario (el año pasado se cumplió el primer centenario del PCCh), que es la culminación de la construcción integral de un poderoso país socialista moderno”.

En el documento, elaborado por el Comité Central del partido, explica que tal modernización establecerá la “prosperidad común de todo el pueblo”, así como también la “coordinación entre la civilización material y espiritual”, la “coexistencia armoniosa del ser humano y la naturaleza” y un “desarrollo pacífico”.

El plan observa una fase del 2020 al 2035, de “cumplimiento básico de la modernización socialista”, y de 2035 hasta mediados del siglo XXI, que deberá consumar la “transformación de nuestro país en un poderoso país socialista moderno, próspero, democrático, civilizado, armonioso y bello”.

Xi Jinping advirtió, en este contexto, que “el próximo lustro será un período crucial de arranque de la construcción integral de un país socialista moderno”.

Según el orden de los temas presentados el primer objetivo considerado es el de un “desarrollo de alta calidad” sobre una “sólida base material y tecnológica”. La condición sería “perseverar en la economía de mercado socialista”, y acelerar la articulación entre economía nacional y la internacional.

El “desarrollo de alta calidad” también implica asegurar las “cadenas sectoriales y de suministro”, una mayor integración urbano-rural y la coordinación entre las regiones.

Un “mercado socialista de alto nivel” requerirá la integración de la propiedad pública y la propiedad no pública y mejorar el mercado como medio de distribución de los recursos, con una mayor presencia del Estado. También se menciona el fortalecimiento del sistema industrial y de las zonas rurales.

La propuesta deja en claro que China necesita impulsar aún más la apertura al exterior, mejorando la regulación, basándose en la Iniciativa de la Franja y la Ruta y propendiendo a “una configuración económica internacional plural y estable”.

Para los próximos años también se plantea énfasis en la ciencia y la educación. Se considera a la ciencia y la tecnología como “primera fuerza productiva”, al “personal talentoso como recurso número uno” y la innovación como “fuerza motriz primaria”.

“Con la aplicación acelerada de la estrategia del desarrollo propulsado por la innovación”, dice el documento leído por Xi Jinping, “aceleraremos la materialización de una independencia y autosuperación científica tecnológica de alto nivel”.

En diciembre del año pasado , China emitió el “libro blanco” titulado “Una democracia que funciona“. El sentido común occidental considera a China una dictadura, por lo cual, le resulta inaceptable escuchar hablar a China de democracia. Sin embargo, en el documento se habla de “desarrollar la democracia popular de proceso integral” y se asegura que existe una “unidad orgánica entre la dirección del partido, la condición del pueblo como dueño del país y la gobernación de este ajustada a la ley”, manteniendo “la posición protagonista del pueblo, actuando plenamente en reflejo de su voluntad, en garantización de sus derechos e intereses y en la activación de su vigor creativo”.

El objetivo para los próximos años sería garantizarle a la sociedad china que “ejerza el poder Estatal a través de las asambleas populares”, lo que significa, entre otras cosas, “profundizar la reforma y vertebración de los sindicatos, los organismos de la Liga de la Juventud comunista, las federaciones de mujeres y otras agrupaciones de masa.

El documento habla del “desarrollo de la democracia consultiva” y una “supervisión democrática ejercida por la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino”, mientras se propone desarrollar la democracia en los niveles de base, sumando a otros partidos políticos, personalidades sin filiación partidaria, minorías étnicas, religiones y chinos residentes en el extranjero.

Otro objetivo planteado para el próximo quinquenio es profundizar la “gobernación según la ley”. En este punto también el documento tiene un ojo puesto en el público occidental. Sostiene que “la gobernación integral del país según la ley”, es “una profunda revolución de la gobernación del país” y afirma la necesidad de “vertebración, como un todo único, de un Estado, un gobierno y una sociedad regidos por la ley”.

Xi Jinping habló del “perfeccionamiento del sistema jurídico socialista con peculiaridades chinas centrado en la constitución” y “la aceleración de la construcción de una sociedad regida por la ley”.

En el campo de la cultura, el PCCh se propone “activar el vigor cultural innovador y creativo de la nación entera”, con un “énfasis en la cultura revolucionaria” pero también con la “transmisión de la excelente cultura tradicional china”. Habla de consolidar la “base ideológica común para la lucha unida de todo el partido y el pueblo” para “aumentar sin cesar el poder cultural de nuestro país y la influencia de la cultura china en el exterior”.

En este campo, el PCCh es ordenado a “contar bien al mundo lo que sucede en China y hacer oír debidamente su voz, con el fin de presentar una imagen confiable, amable y respetable de ella”.

Asimismo, sostiene que será el PCCh el encargado de “robustecer las principales ideologías y opiniones públicas”, así como de “fortalecer la construcción del sistema de comunicación omnimediática, en promoción de la formación de un buen ecosistema cibernético”.

Será el partido el que “desarrollará a fondo la divulgación y educación de los valores socialistas esenciales” y profundizará la “educación patriótica, colectivista y socialista”.

El objetivo cultural incluye “desplegar las virtudes tradicionales de la nación china; reforzar el fomento de la familia”, “promover la concientización sobre la integridad moral”, y fomentar “un espíritu trabajador, batallador, aportador, creativo, laborioso y ahorrativo”.

Uno de los capítulos ordena que los próximos años el PCCh debe dedicarse al “bienestar del Pueblo”, considerando que “el país es el pueblo y el pueblo es el país” y que “lo que el partido ha preservado es el corazón del pueblo“.

Considera que la base para el bienestar es la mejora del sistema de distribución. Por un lado, manda “aumentar los ingresos de quienes reciben rentas bajas y engrosar el colectivo de personas con ingresos medios, y reglamentar tanto el orden de la distribución de ingresos como el mecanismo acumulador de la riqueza”.

También habla de desarrollar mejor el sistema de seguridad social, ampliando la cobertura a toda la población, con una mejor planificación global entre los ámbitos urbano y rural.

Menciona la necesidad de trabajar en la igualdad de género, un mejor trabajo con las personas con discapacidad y la “creación de un sistema habitacional con oferta por múltiples sujetos, con garantización por múltiples canales y con simultánea opción del alquiler y la compra”.

Sostiene que debe tener prioridad la salud popular, completando el sistema de salud pública, reforzando la prevención de epidemias y dándole impulso al desarrollo de la medicina y farmacología tradicionales chinas.

En cuanto a tema ambiental, habla de la obligación del PCCh de “acelerar la transición ecológica del modelo de desarrollo”, impulsando a fondo la prevención y el tratamiento de la contaminación ambiental, “incrementando la diversidad, estabilidad y sostenibilidad de los ecosistemas”.

Uno de los rubros que parece concitar especialmente la atención de los funcionarios chinos es el qué Xi Jinping, al presentar el documento, llamó “seguridad nacional“. No se trata sólo de la defensa nacional frente a otros países, ni de la prevención y el castigo de delitos, sino de asegurar los sectores estratégicos para el funcionamiento de la vida nacional.

El documento establece que “persistiendo en considerar la seguridad del pueblo como propósito, la seguridad política como fundamento, la seguridad económica como base, la seguridad militar, científico tecnológica, cultural y social como garantía y el impulso de la seguridad internacional como apoyo, debemos hacer un planeamiento conjuntamente contemplado de la seguridad exterior y la interior, de la del territorio y de la ciudadanía”.

Los aspectos resaltados en este concepto son la seguridad alimentaria, la seguridad relacionada con la provisión de energía, la seguridad de las cadenas sectoriales y de suministro y la prevención de desastres.

También se considera “seguridad nacional” la gestión de la “gobernanza social”. El texto ianuncia que “reglamentaremos los canales que facilitan a las masas populares la expresión de sus reivindicaciones, la concertación de sus intereses y la garantía de estos y de sus derechos”.

El tema de la defensa nacional tiene un capítulo propio, en el que se establece la “dirección absoluta del partido sobre el Ejército Popular”, que será fortalecido mediante “la reforma, la ciencia, la tecnología y los recursos humanos excelentes, y en su administración según la ley”.

Sostiene que China seguirá aumentando la capacidad estratégica para la defensa de su soberanía, aumentando los adiestramientos y preparativos bélicos, perfeccionando la estructura de la fuerza militar.

Un capítulo está dedicado a la directriz de “un país dos sistemas”, por el cual Hong Kong y Macao conservan parte de su estilo de vida una vez que se reincorporaron a China, y es el sistema que se propone para Taiwan. 

Tanto Hong Kong como Taiwan han sido foco de la conflictividad que le ha planteado Estados Unidos a China en los últimos años, y nada indica que el tema de Taiwan vaya a distenderse en la embestida norteamericana. El documento leído por Xi Jinping sostiene que “impulsaremos invariablemente la gran causa de la reunificación de la patria. Siempre prestando respeto, afectuosa atención y beneficio a los compatriotas taiwaneses, continuaremos dedicándonos a la promoción de los intercambios y la cooperación económica y cultural entre ambos lados del Estrecho”.

Sin embargo, se plantea que, como hasta ahora, “nunca nos avendremos a renunciar al uso de la fuerza armada”, aclarando que esto “no va dirigido de ninguna manera contra los numerosos compatriotas taiwaneses, sino contra la intromisión de fuerzas externas”.

Siguiendo con el frente externo, el PCCh asegura que China seguirá dedicándose a “impulsar la construcción de una Comunidad de Destino Compartido de la humanidad”.

Asegura que el país no dejará de ofrecer nuevas oportunidades a otras naciones a partir de su desarrollo, a favor de una economía mundial abierta. 

La designación de Xi Jinping como secretario general con miras a que sea reelegido presidente por tercera vez el año que viene, se juega en la dimensión que tiene el líder chino en el plano global. Esto está evidenciado en el documento de una manera tajante, al anunciar que “China participará activamente en la reforma y vertebración del sistema de la gobernanza global, se atendrá a un multilateralismo genuino, promoverá la democratización de la relaciones internacionales, impulsará el desarrollo de la gobernanza global en una dirección más justa y razonable”.

Con la centralidad del partido en el gobierno de China, también se habla de un “disciplinamiento integral y riguroso” de los militantes. 

“Toda la militancia“ leyó Xi Jinping con voz imperativa, “ha de persistir en el propósito fundamental del servicio de todo corazón al pueblo, tener firmemente arraigado el punto de vista de las masas, aplicar la línea de masas, respetar el espíritu creativo del pueblo, preservar en que todo resulte en el bien de éste y se apoye en él, actuar según el principio de ‘de las masas y a las masas’, mantener en todo momento los vínculos de uña y carne con las masas populares, someterse permanentemente a la crítica y supervisión del pueblo y compartir siempre con él un mismo aliento, un mismo destino y un mismo latido, todo a fin de consolidar constantemente la gran unión del pueblo de todas las etnias del país, fortalecer continuamente la de los hijos de la nación china de dentro y fuera de él, y así conformar una poderosa fuerza convergente en pro de materializar con una sola voluntad el pueblo chino”.

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