China y la energía argentina: dilemas del gobierno

1 junio, 2022

Por Néstor Restivo

Mientras las autoridades del sector nuclear argentino están preocupadas por la demora del gobierno en avanzar en la cuarta central atómica, que contará con financiación china, en las secretarías de Asuntos Estratégicos y de Energía presentan el tema en un contrapunto, sin ponerse de acuerdo.

La semana pasada, directivos de Nucleoeléctrica Argentina SA, la empresa estatal que opera las centrales nucleares de nuestro país, se reunieron con funcionarios de la SAE y plantearon su queja acerca de la demora en activar lo que firmó en  Beijing el presidente Alberto Fernández, durante su visita de febrero de 2022.

DangDai consultó a varias fuentes oficiales.

Una fuente de NASA dijo que “se tiran la pelota entre ellos y Energía y Cancillería y no avanzamos”. La SEA debería firmar el plan de financiamiento, una inversión que supera los 8.000 millones de dólares y correrá por cuenta de bancos chinos.

Sobre el titular de la SAE, Gustavo Beliz, han llovido críticas en varios medios por su presunta permeabilidad a las presiones de Estados Unidos, que ha enviado emisarios de alto nivel a Buenos Aires para apretar abiertamente contra Atucha III, la central en cuestión que se hará con tecnología china, de un tipo que hasta ahora solo se utilizó en Asia (en China y en Pakistán). Los funcionarios norteamericanos plantearon todo tipo de riesgos y cuestionaron otros aspectos del plan atómico argentino que las autoridades nucleares de Argentina rechazan y ven como un nuevo obstáculo al desarrollo nacional por parte de EEUU, como ha sido tradición desde mediados del siglo pasado hasta hoy, no importan quien gobierno en la Casa Rosada (el plan aeronáutico Pulqui II, el desarrollo de la industria farmacológica local, plan misilístico tecnológico Cóndor, etc).

En la SAE, la cuarta central no tiene “prioridad”, señalaron por su parte. Sostienen que con el dinero que invertiría China en Atucha III se podrían hacer varios gasoductos, y de hecho luego del primer tramo del “Néstor Kirchner” que saldrá de Vaca Muerta están evaluando opciones de financiamiento chino. Pero es un argumento relativo: lo cierto es que el acuerdo con China sobre Atucha III se firmó con un fin específico, no es canjeable ese monto por otros proyectos.

En otras áreas del gobierno, por ejemplo en la Jefatura de Gabinete, entienden que es un tema de mucha complejidad como para apurarse y que la documentación y el análisis “llevan tiempo”, dijo un funcionario.

Pero en Energía lo ven de otro modo.

Creen que la SEA, en acuerdo con el Ministerio de Economía, quieren frenar la cuestión nuclear por otras razones.

Una es la mencionada actitud hostil de EEUU en su disputa con China, que una parte del gobierno prefiere no enfrentar. Otra es que “no entienden” la importancia de la cuestión atómica en cuanto al desarrollo tecnológico argentino. Una más, y apuntan al ministro Martín Guzmán, sería que no quieren tomar tanta deuda porque cuestionan el repago. En este punto, SEA dice que el problema está en NASA. Pero en el sector energético plantean que es imposible saber cómo será el repago —una obsesión de Guzmán ya con el tema del Fondo Monetario Internacional por ahora encaminado, aún con perspectivas difíciles— si no se firma el plan de financiación, que es lo que traba la SEA. Sin eso, sin saber detalles del crédito, no pueden estimar los detalles del repago.

Como sea, en Energía creen que sería un crédito muy beneficioso porque cubre 100% de la obra y tendría una tasa de 3 a 5% anual, cuando Argentina difícilmente puede conseguir crédito externo a menos de 7%.

También cuestionan que la obsesión que ven en otros sectores del gobierno por el tema gas tiene un error de cálculo. Asumen, dice, un precio por millón de BTU que en el mejor de los casos se conseguiría dentro de mucho tiempo, no resuelve la cuestión de divisas el país y finalmente necesita, primero, que Argentina desarrolle mucha capacidad productiva.

Por último, a Energía les preocupa que muchos de los planteos de la SAE y de Economía coinciden con las críticas que ex funcionarios del gobierno de Juntos por el Cambio hacen a Atucha III, en cuya gestión quisieron (y lograron) también frenar.

Entre las ostensibles apretadas de los enviados de EEUU y las contradicciones del gobierno, así, se sigue demorando un paso más para el avance del plan atómico argentino, lo cual inquieta (y se hace visible cada vez más) al sector científico nacional, con cuadros respetados y reconocidos en todo el mundo.

Nota: ver sobre este mismo tema el artículo de de Diego Hurtado, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, en El Cohete a la Luna sobre las “presiones” y el “péndulo” que sufre la política nuclear argentina, de gran prestigio internacional pero atacada por factores externos que tienen sus ecos locales.

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