La ONG china GEI analizó los patrones de abastecimiento de China en Brasil y Argentina entre 2009 y 2019 y descubrió que la conversión del hábitat vinculada a la exportación de soja y carne vacuna de ambos países al país asiático está concentrada espacialmente.

En una nota publicada por Diálogo Chino, Yan Tian Baxter, responsable de un proyecto transnacional que promueve compromisos de cero deforestación de actores públicos y privados involucrados en la industria de agronegocios entre América Latina y China, explica que en 2019 China se convirtió en el mayor importador mundial de productos agrícolas, de modo que “hoy en día, la calidad, disponibilidad y accesibilidad de los productos agrícolas definen cada vez más la situación de la seguridad alimentaria de China.”

“En este escenario”, sostiene, “China tiene el potencial de ejercer el liderazgo para que su comercio agrícola sea más sostenible desde el punto de vista medioambiental, haciéndose eco del discurso de alto nivel de la ‘civilización ecológica’ y de la adhesión de China a la Declaración de los Líderes de Glasgow sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, lanzada en la COP26 en noviembre.”

El GEI (Global Environmental Institute), publicó el Anuario 2020 de Trase, que muestra que “la mitad del riesgo de deforestación incorporado a la soja y la carne vacuna exportadas desde Brasil se concentra en sólo el 1% y el 2%, respectivamente, de los municipios que producen estos productos.”

Yan informa que la investigación se dirigió a comprobar “si China importa o no de estos municipios y, si lo hace, hasta qué punto depende de ellos” y agrega que “analizamos los patrones de aprovisionamiento de China en Brasil y Argentina entre 2009 y 2019 y descubrimos que la conversión del hábitat vinculada a la exportación de dos de las principales materias primas blandas -la soja y la carne vacuna- de ambos países a China también está concentrada espacialmente.”