“La China de los últimos quince años es una nación muy comprometida con el funcionamiento del Fondo, tanto a nivel financiero como de auditoría técnica, y breg porque sus aliados también lo sean”, escribe el periodista Julio Burdman.

En Tiempo Argentino, dice que Argentina, por su alianza con el país asiático, puede aprovechar la circunstancia de que “China, que con más del 6% (de los votos en el organismo) es el tercer país en la tabla de aportantes -el primero es Estados Unidos y el segundo es Japón- también importa” y que “en el estado actual de confrontación geoeconómica entre Estados Unidos y China, Beijing teme que Washington pueda utilizar su poder en el Fondo para promover informes técnicos en su contra en temas sensibles como el dumping comercial o la manipulación del valor del yuan. Concretamente, cree que su adversario geopolítico podría usar al FMI para presionarla en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y promover sanciones que pongan en riesgo su “ascenso global”.