Argentina lidera los estudios sobre China en América Latina
En “Latin America-China relations: a review of recent literature (2010-2020)”, el académico Andrés Serbin informa que Argentina, con casi 16%, es junto con Chile el país de la región con mayor cantidad de publicaciones sobre las relaciones sino-latinoamericanas.
Tomando la base de datos de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), Serbin sostiene en ese estudio publicado por el Center for Latin America and Latino Studies de la American University (Washington DC, EE.UU.) que, a nivel de todas las Américas, solo lo publicado en inglés en Estados Unidos (junto con Gran Bretaña) superan esa marca, con 33,2% de las publicaciones. Siguen Argentina y Chile con 15,9; y luego los dos más importantes en producción son Brasil con 9,4% y México con 5,8%.
El estudio incluye publicaciones en la propia China y en España y Portugal. Tiene de 35 páginas y repara en producciones de numerosas instituciones, entre ellas nuestra publicación DangDai.
Sostiene que “gran parte de los estudios” sobre los lazos de América Latina y el Caribe (ALC), “a la luz de una ‘relación triangular’ entre China, Estados Unidos y América Latina (…) genera una serie de malentendidos tanto en el comunidad epistémica angloparlante y en estudios producidos en China”, dado que “ALC a menudo se presenta como un área relativamente homogénea y unificada, comparable a los propios Estados Unidos y China, e identificable como una unidad basada en homogeneidad lingüística, así como similitudes culturales, religiosas y étnicas. Esta percepción, que elude las diferencias nacionales e ignora la actual fragmentación de la región, se deriva de un paradigma de estudios de área que surgió originalmente en entornos de idioma inglés y luego fue adoptado por la academia china”.
El trabajo informa también que las publicaciones académicas tuvieron un salto en 2015 y luego otro en 2020, llegando ese año a 80 publicaciones registradas, contra apenas 8 del año 2010, cuando comienza el período analizado, mismo año en que el PBI chino alcanzó el segundo lugar mundial.
Sobre nuestra región, repara, entre otros, en estudios de universidades como la UNAM de México, RedCAEM, FLACSO, CLACSO y otras. Y en el CECLA para el caso de estudios desde la República Popular China.
Sobre Argentina en particular, indica: “El caso de Argentina es ilustrativo. Existe el Grupo de Trabajo sobre China del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI); un centro de estudios chinos (CECHINO) del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad Nacional de La Plata; el Programa de Cooperación y Vinculación de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA); el centro de Estudios sobre Argentina y China (CEACh) de la Universidad de Buenos Aires; el Grupo de Estudio sobre China y Argentina (GEChinA) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR); el Centro de Estudios de la Franja y la Ruta de la Universidad Católica de Córdoba (UCC). También hay varios centros y programas sobre temas asiáticos, incluida China, como el Centro para el Estudio de Asia Pacífico y India (CEAPI) de la Universidad Nacional Tres de Febrero y similares de la Universidad Nacional de Córdoba; la Universidad del Congreso, que publica la revista DangDai; la Universidad Nacional San Martín (UNSaM). La proliferación de centros y programas no se ha materializado, sin embargo, en una red argentina de especialistas en China, como en el caso de Brasil. Dos centros de estudios argentinos -CEDES y CENIT de UNSAM – son miembros de REDALC-China. En Brasil, de 22 centros y laboratorios identificados por Luiza Duarte, no todos pertenecientes a la Red de Estudos da China, 9 están específicamente dedicados a China o sus relaciones con Brasil, mientras que el resto son instituciones dedicadas a los estudios asiáticos o los BRICS, que incluyen estudios sobre China”.
Entre sus conclusiones, sostiene que “las relaciones de la RPCh con América Latina han adquirido un gran impulso en la última década, dando lugar a una abundante literatura con una gran diversidad de enfoques y conceptualizaciones. Gran parte de esta literatura ha sido producida y publicada en el ámbito americano e inglés donde, con frecuencia, ha girado en torno a dos enfoques predominantes – economía política internacional y neorrealismo geoestratégico. Estos reflejan no solo una agenda y prioridades establecidas por un sistema epistémico de la comunidad del Norte, sino también, en cierta medida, las demandas y expectativas del establishment político, que frecuentemente considera la presencia china en América Latina como una amenaza a los intereses de Estados Unidos y a la autonomía de los países latinoamericanos”.
Asimismo, señala que “en América Latina también ha habido un importante desarrollo de estudios sobre el tema, pero la literatura generada en la región sigue patrones diferentes a los de los EE.UU. Entre otras razones, porque se circunscribe más al mundo académico que al mundo de los tomadores de decisiones políticas, con la excepción de las organizaciones intergubernamentales. Sin embargo, hay una abundancia de publicaciones en los países más grandes, con la desarrollo de una masa crítica de centros universitarios, institutos de investigación, think tanks y redes. La mayor concentración de publicaciones en América Latina se da en México, Brasil, Argentina, Colombia y Chile, que no por casualidad son los países con entornos editoriales más avanzados”.
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