Otra mirada sobre la IFR: instituciones globales y estandarización

8 marzo, 2021

El economista Gustavo Girado plantea que, en tanto el mundo “post Bretton Woods” tambalea y reemerge China, esta “ya no lo observa a través de los ojos de otros, sino que utiliza los propios y sus categorías analíticas”, y estudia en ese marco teórico su iniciativa La Franja y la Ruta, así como uno de sus objetivos, una nueva estandarización en modo chino.

El texto es parte de la lección inaugural del XI Simposio Electrónico Internacional sobre Política China organizado por el Observatorio de la Política China que dirige el profesor gallego Xulio Ríos, que oficia de moderador, al que se han inscripto más de mil participantes este año.

A su vez, es una reelaboración de un capítulo de un trabajo mayor que incluirá un próximo libro de Girado.

Para el director de la Especialización en China en la Universidad Nacional de Lanús, China sigue “subrepresentada” en el orden global de posguerra y describe las herramientas nuevas que ha creado.

“China está avanzando en varios marcos de cooperación bilateral simultáneamente, y el vector que le resulta más conveniente parece ser el desarrollo de su proyecto de infraestructura estrella, conocido originalmente como “Cinturón de la Ruta Económica de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI”, proyecto motivado por cuestiones económicas (comerciales, de inversiones), pero también por objetivos geopolíticos más amplios. China ahora desea, y lo necesita, posicionarse como una referencia para el mundo”, escribe.

La IFR (o BRI, por su sigla en inglés, y antes también llamada OBOR, One Belt One Road) “es un plan a largo plazo de características muy originales, y se lanzó en un contexto significativamente diferente del que dominaba en el momento la política del Go Out”, cuando China decidió volver a salir a competir en el mundo.

Para Girado, “la ambición de las autoridades chinas pareciera querer promover, a través de la BRI, una nueva forma de comprender la globalización. Sí queda claro que, así como las políticas de ciencia y tecnología tienen como norte hacer a China menos dependiente de otras economías, la BRI se expande porque constituye un vector esencial para internacionalizar las prioridades chinas”.

Asimismo, una originalidad de la IFR para el autor es que “China deposita cierta expectativa política para que se vinculen más estrechamente con la BRI, y de allí que se sume al ‘Plan Juncker’ de la UE, al ‘Eje Marítimo’ postulado en Indonesia e incluso a la ‘Unión Económica Euroasiática’, en Rusia y Asia Central, entre los más destacados”.

Un aspecto central de la IFR, dice, es también una nueva “estandarización” de las normas globales de todo tipo, dominada por Occidente en los últimos siglos. “Controlar los estándares es estratégico, y más aún en la tarea de desarrollarlos en áreas que aún se están definiendo, por lo novedosas (como la mencionada 5G, Inteligencia Artificial, etc.)”. La idea de una “Norma China 2035” es uno de los objetivos de la estrategia.

“Alcanzamos un estadio en el cual China construye caminos para desplegar normas que le den independencia”, postula Girado, quien no desconoce que sus alianzas con las zonas menos desarrolladas del planeta son campo más fértil para ese cometido, y que por eso la IFR es impulsada hasta los lugares más lejanos de China, como América Latina.

Finalmente, abre el debate sobre cuán riesgoso o controversial sea la respuesta de Occidente a esos cometidos en tanto se acepte o no que, para él, la IFR “es un concepto basado en dar, en términos de finanzas y en términos de liderazgo, pues el desafío es múltiple para China, ya que no solamente puede perder dinero y proyección política, consiguiendo más oposición a su despliegue”.

Categorías: China

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