La “Doble Circulación”: teléfono para la región

19 octubre, 2020

Desde Guangzhou, el consultor argentino residente en China Mario Quinteros escribe para DangDai sobre la “doble circulación”, la nueva estrategia de Xi Jinping integrando sector externo con dinámica del consumo local, en una nota que observa en especial las oportunidades para Latinoamérica. Del tema también escribieron Felipe Frydman en Clarín y Patrio Giusto en El Cronista.

Por Mario Quinteros, para DangDai (*)

¿De qué se trata la Estrategia de la Doble Circulación? En mayo de 2020, durante una reunión del Politburó, el Presidente Xi Jinping propuso un nuevo modelo económico: la Estrategia de la Doble Circulación (EDC).

Pocos detalles sobre esta estrategia se dieron a conocer en ese momento y el debate en medios académicos y entre los observadores de China continua todavía hoy.

De cualquier manera, se puede decir que las principales características de la EDC son:

– Primordialmente, la EDC se presenta como una fase verdaderamente nueva en el desarrollo económico de China – por lo tanto, es relevante tomar debida nota de ello.

– Se pone énfasis en la importancia de dos aspectos: la ‘Circulación Interior’ de la economía doméstica y la ‘Circulación Internacional’ de la interacción con mercados externos.

– Parecería que la EDC procura energizar la demanda doméstica y, al mismo tiempo, desarrollar las condiciones para atraer más inversiones extranjeras e incrementar las exportaciones.

– La Estrategia también parece indicar una profundización de las políticas preexistentes de transformar a China en una economía impulsada por la demanda y la innovación.

– El poner énfasis en el mercado doméstico chino y en el consumo apuntaría a amortiguar los efectos de la recesión mundial causada por la epidemia de COVID-19 así como el impacto de las sanciones de Estados Unidos en el desarrollo de la industria y el comercio.

– En general, la EDC sería una manera de hacer que China sea menos vulnerable a las fluctuaciones en las condiciones externas al tiempo de asegurar la continuidad del desarrollo tecnológico, del crecimiento económico y mantener un volumen importante de interacción internacional.

Un Poco de Historia

Una manera de analizar la EDC es ver que está firmemente imbricada en el marco de las estrategias de desarrollo que China ha mantenido desde hace ya mucho tiempo.

Desde que China, a partir de la iniciativa de Deng Xiaoping, comenzó a aplicar la política de ‘reforma y apertura’ al principio de la década de 1980, la economía se alineo sobre los ejes de un crecimiento orientado a las exportaciones y a la promoción de la inversión extranjera.

Fue una época caracterizada por el fortalecimiento de las tendencias de globalización, la abundancia de trabajo en el mercado doméstico, la aplicación flexible de las medidas de regulación y bajos niveles de impuestos y tarifas que llevaron a que China se constituya en la ‘fabrica del mundo’ y que también produjo las famosas ‘tasas de crecimiento chinas’.

La crisis mundial en 2008, iniciada por una caída financiera en los Estados Unidos, trajo a la luz las vulnerabilidades del modelo económico chino, impulsando al gobierno en Beijing a reformular políticas. Se decidió entonces promover la demanda doméstica y procurar consecuentemente la oferta necesaria para ello.

Más aun, la crisis puso también en evidencia el hecho de que el modelo económico orientado a las exportaciones por el cual China importaba materias primas para ser procesadas en productos destinados a mercados externos estaba empujando al país a un rol secundario dentro de las cadenas mundiales de valor; el país corría así el riesgo de permanecer atrapado en el rango de las economías intermedias.

Consecuentemente, apuntando a mantenerse fuera de esa trampa y a lograr una continuada expansión económica, China aplico durante la última década una serie de medidas y reformas económicas tales como la reforma estructural centrada en la oferta (supply-side) en 2015, definir los objetivos ‘Made in China 2025’ establecidos en 2018, abrir sectores adicionales de la economía a la inversión extranjera, etc. Políticas todas que procuraron la transformación gradual de una economía basada en la exportación y las inversiones a otra impulsada mayormente por la demanda y la innovación, con un énfasis bastante intenso en este segundo factor como promotor del desarrollo tecnológico y de una economía más autosustentable.

Como resultado de estas políticas, la participación del comercio exterior en el PBI de China disminuyo del 64.7 % en 2006 al 35.7 % en 2019; la inversión creció substancialmente, esta vez impulsada principalmente por actores internos – tanto del estado como del sector privado; mientras que el consumo privado domestico permaneció dentro del rango del 35 – 38 % del PBI durante todo este periodo. El proceso de reforma económica, en resumen, fue menos suave que lo esperado.

Desde 2018, China ha tenido que hacer frente a condiciones externas aún más complicadas,

comenzando por las actitudes transaccionales frente al comercio y las relaciones internacionales adoptadas por la actual administración en Washington y agravadas por los efectos de la epidemia COVID-19 que redujeron el acceso de China a mercados de exportación e hicieron aún más aguda la necesidad de lograr el objetivo de autosuficiencia tecnológica.

Vista desde esta perspectiva y a pesar de la falta de detalles sobre la nueva Estrategia, parece bastante claro que la EDC es una respuesta del gobierno chino a los cambiantes desafíos de los comienzos de la tercera década del siglo XXI.

Lo que vendrá

Es bastante claro que en un futuro próximo los esfuerzos del gobierno estarán dirigidos mayormente a sostener el crecimiento económico y la estabilidad domestica al tiempo de protegerse contra los impactos negativos de cambios abruptos externos promoviendo la ‘circulación interna’ que comprende la producción, distribución y el consumo domésticos y reduciendo lo que se percibe como una excesiva dependencia en la ‘circulación externa’ en los mercados exteriores.

Estos objetivos serán logrados profundizando la política ya establecida de estimular el consumo interno –tanto público como privado-, la posible aplicación de reformas jurídicas (entre ellas: el sistema de tenencia de la tierra y los requerimientos de residencia – tarjetas Hukou) que reforzarían la políticas ya vigentes de urbanización y de lucha contra la pobreza.

Cabe también esperar que, en un futuro próximo, se dispongan medidas tendientes a extender la cobertura de los seguros de salud y de las disposiciones sobre las pensiones, así como facilitar el acceso a la vivienda y otras medidas relativas a la seguridad social.

Un aspecto muy importante de la EDC será ciertamente la aplicación de medidas destinadas a reducir la dependencia de las importaciones, especialmente en relación a tres sectores críticos: tecnología de semiconductores, energía y alimentos.

– Semiconductores.

Las tensiones con los Estados Unidos han puesto en evidencia profundas debilidades en la cadena de provisión China en este sector crítico: el 85 % de la demanda doméstica de semiconductores se provee en la importación (por un valor total de $ 300 mil millones anuales). Más aun, China consume el 50% de todos los circuitos integrados que se producen en el mundo.

Este –circuitos integrados- es el sector de la economía que, entendiblemente, recibirá mucha atención por parte del gobierno; ya en agosto de este ano fueron anunciadas reducciones impositivas a las empresas dedicadas al desarrollo de semiconductores y del software;

– Energía.

La sobre dependencia de las importaciones en este sector es muy marcada: el 85 % del petróleo y más del 40 % del gas que se consumen en el país son de origen externo. Las fuentes de aprovisionamiento están localizadas principalmente en el Asia Central (gas) y en el Medio Oriente (petróleo), ambas regiones caracterizadas por recurrentes episodios de inestabilidad y vinculadas a China por vías de aprovisionamiento que podrían verse afectadas por la disputa hegemónica existente con los Estados Unidos.

Las acciones más probables que el gobierno de Beijing adoptara en este respecto apuntaran a diversificar las fuentes de internacionales aprovisionamiento (hacia África, América Latina); en estos esfuerzos, la iniciativa del Camino de la Seda (BRI) jugara un papel importante. También se intensificará la participación de los sectores de renovables y nuclear en la matriz domestica de producción de energía así como el uso de nuevos combustibles (hidrogeno);

– Alimentos.

China es bastante dependiente de la importación de alimentos debido a insuficiencias en la disponibilidad de mano de obra rural causadas por el avance del proceso de  industrialización y otros factores demográficos, los limites existentes en la producción agrícola por la escasez de tierras cultivables cuando se compara con una población de 1.4 mil millones de habitantes, baja productividad rural y la influencia de cambios en las pautas sociales tales como la preferencia a incrementar el consumo de carnes.

Este sector es particularmente sensible pues cualquier alteración en la cadena de provisión de alimentos afectaría –casi inmediatamente- los precios de la comida, poniendo en riesgo la estabilidad social.

Puede esperarse que las autoridades chinas actuaran en este sector –entre otras medidas- diversificando las fuentes de aprovisionamiento (beneficiando a exportadores de Europa, África y América Latina), siempre constituyendo la BRI un importante instrumento de aplicación de las políticas.

Si bien, hasta el momento, los detalles de la EDC no parecen estar claramente definidos; cabe esperar que una imagen más detallada emergerá bastante pronto con los anuncios del 14avo. Plan Quinquenal (2021 – 2025).

En cualquier caso, el gobierno central ciertamente promoverá las inversiones (tanto domesticas como extranjeras) y apoyará la diversificación de fuentes de aprovisionamiento extranjeras en los tres sectores críticos recién detallados.

Oportunidades para América Latina en relación a la EDC

China con sus 1.4 mil millones de habitantes y una clase media estimada en unas 400 millones de personas con pautas de consumo y estilos de vida en constante evolución, ya ofrece en la actualidad excelentes oportunidades de negocios para empresas de América Latina.

En esta nueva década (2020 – 2030), será importante tomar en cuenta la EDC en cualquier decisión comercial o de inversiones en relación al mercado chino.

Con respecto a América Latina, algunos campos de actividad se destacan como los que ofrecerán las más interesantes oportunidades de negocios:

– Energía:

– China requerirá más gas y petróleo de nuevos proveedores;

– Mayores inversiones chinas en tecnologías de energías renovables ofrecerán mejores productos y servicios para diversificar la producción descentralizada de energía en América Latina;

– Sera posible atraer nuevas inversiones chinas para proyectos de generación de energía renovable en América Latina;

– Fabricación local en colaboración con empresas chinas de equipos relacionados con las energías renovables tanto para uso doméstico como para la exportación a terceros mercados.

– Infraestructura:

– China incrementara su participación en proyectos de infraestructura (caminos, ferrocarriles, energía, comunicaciones, vías navegables, etc.) en América Latina, mayormente instrumentándola a través de la BRI, ofreciendo así oportunidades para proveedores locales de productos y servicios relacionados con dichos proyectos.

– Alimentos:

– Producir más alimentos, diversificando además la oferta, para proveer al mercado chino;

– Mayores oportunidades de recibir inversiones chinas para participar en proyectos de producción de alimentos (incluyendo cría de animales, cultivos y procesamiento de alimentos);

– Participación de inversores chinos en proyectos industriales para proveer productos y servicios al sector agropecuario a fin de incrementar y diversificar su producción: agroquímicos, fertilizantes, maquinaria agrícola, equipos para la cría de animales, maquinaria para procesamiento de alimentos, farmacéutica veterinaria, etc.

Digitalización:

– Desarrollar proyectos de e-comercio, tanto en China como en América Latina;

– Ofrecer servicios de desarrollo de software para el mercado chino;

– Fabricación local de productos accesorios a los proyectos de digitalización;

– Provisión de aplicaciones y otros tipos de software para proyectos del tipo Ciudad Inteligente;

– Provisión de servicios profesionales para el desarrollo de proyectos de e-comercio y otros relacionados con la digitalización.

Otros sectores:

– Participación en proyectos de biotecnología (industria farmacéutica, alimentos, genética, etc.), tanto localmente como en China;

– Desarrollo de industrias biomédicas (equipos de biomedicina, instrumentos de laboratorio, etc.);

– Participación en proyectos de servicios médicos (dentistas, pediatría, tercera edad, especialidades medicinales, etc.) en China;

– Provisión de servicios relacionados con la educación y la cultura;

– Técnicas y servicios para la protección del medio ambiente.

Una Nueva Era

El mundo, al menos desde el Milenio, ha entrado en una nueva era: nuevas tecnologías han impactado profundamente en las esferas social, política y económica; los cambios en el equilibrio internacional del poder han comenzado a evidenciarse; nuevos estilos de vida y tendencias del consumo han aparecido; existe una mayor conciencia sobre los riesgos ambientales y las ventajas de proteger la naturaleza y un nuevo paradigma parecería estar esbozándose en cuanto a la evolución social.

Esta nueva era, amerita –por parte de los individuos, empresas e instituciones- desarrollar enfoques sobre los desafíos actuales diferentes a los que se tenían en el pasado – incluyendo durante la década precedente.

Para emprender cualquier actividad (comercial o no), es necesario entender que una relación internacional es mucho más –y usualmente lo es- que simplemente exportar o importar productos; que las inversiones no solo involucran capital financiero; que un estilo de vida es un activo y no solo una moda pasajera; que la diversidad (cultural o de otro tipo) trae también oportunidades; que la flexibilidad y la voluntad de comprensión son, además de expresiones de buenas intenciones, factores que producen resultados y, ultimo pero no lo menos importante, que el conocimiento es la clave para prosperar en la nueva era.

(*) El autor, ex diplomático, vive en Guangzhou, donde dirige Yi Consulting.

Categorías: Latinoamérica

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