Ah, no era sólo Huawei

9 septiembre, 2020

Por Néstor Restivo

Hace algunos días, Estados Unidos sumó a la gigantesca empresa china CCCC (que tiene presencia en Argentina) a su “lista negra”, como antes había hecho con Huawei y en especial con tecnológicas e informáticas. Incluir ahora una constructora clave de la Franja y la Ruta marca la verdadera naturaleza de la pelea estadounidense.

La estatal China Communications Construction Company, que tiene numerosas subsidiarias dedicadas a muy diversas áreas de obras de infraestructura, cayó en la American Entity List con que EE.UU. busca castigar a compañías chinas y a los países que hagan negocios con ellas. Esta vez, fueron cinco firmas asociadas al grupo madre que ahora están en la mira. Numerosos medios informaron del tema reproduciendo las acusaciones norteamericanas.

Como ha hecho con otros boicots cuando cree que sus intereses están amenazados (a quienes comercian con Cuba o con Irán, por caso), desde el año pasado EE.UU. arrancó su nueva lista negra antichina con Huawei, el grupo líder en la tecnología 5G. Luego siguió, en general, con otros del sector tecnológico, que de todos modos marcan el rumbo de la conectividad, en su caso informático, global. Pero el ataque a una megaconstructora que está en el corazón de la Iniciativa La Franja y la Ruta (BRI, por su sigla en inglés), basada en gran parte en obras públicas de infraestructura, habla más claramente de las intenciones norteamericanas: frenar a como dé lugar el crecimiento global chino. La BRI y sus planes de conectividad son la principal política exterior china en materia de geopolítica.

CCCC tiene, según el diario South China Morning Post, que comentó esta noticia, 855 proyectos en el extranjero, con una inversión involucrada que supera los 140 mil millones de dólares. Es una cifra superior al PBI de muchos países.

En Argentina, CCCC ha mostrado interés en obras como la Hidrovía de los ríos que desembocan al De la Plata, clave para el complejo cerealero y oleaginoso, a licitarse próximamente o mejoras en el puerto de Bahía Blanca, ambas a través de Shanghai Dredging, justamente una de las firmas caídas en la lista negra. También tiene en foco otros proyectos de saneamiento, puentes, etc. Asociada a locales (hace muchos años ya opera con empresas constructoras argentinas en grandes trabajos infraeatructuras), ha ganado por ejemplo la red de gasoductos en Córdoba, entre otras obras.

El argumento que usó EE.UU. cuando hace unos días incluyó a 24 empresas a su ya larga lista de unas 300 firmas vedadas para hacer negocios en su país o ser provistas allí de insumos (y lo mismo exige EE.UU. a sus socios) es que ayudan al gobierno chino a “militarizar los puestos de avanzada” en el disputado Mar del Sur de la China, lo que Beijing rechaza.

Aunque CCCC comunicó que el daño que podría sufrir es pequeño respecto de toda su facturación, advirtió que esta ofensiva norteamericana puede complicarle sus tareas en la BRI, a la que ya han adherido casi 140 países y más de 30 organizaciones económicas internacionales.

CCCC, por ejemplo, está trabajando en el proyecto portuario, el de tratamiento de residuos sólidos y el de un plan de viviendas en Colombo, Sri Lanka. Justo ahora estaban siendo reactivados luego de un parate por la pandemia.

Lo mismo pasa con China Harbour, otra subsidiaria de CCCC, que reanudó el trabajo en el proyecto del puerto de aguas profundas Kribi de Camerún, que se suma a otros proyectos de autopistas y cinturones en el país, incluida la autopista Yaundé-Douala.

Otra subsidiaria de CCCC, China Road & Bridge Corporation, abrió al tráfico parte de la segunda fase de la Carretera Karakoram, un proyecto de transporte clave en el Corredor Económico China-Pakistán. El diario SCMP también cita el caso de la Carretera de la Amistad China-Pakistán, que comienza en Kashgar en la provincia oriental de Xinjiang, cruza las tres principales cadenas montañosas de Karakorum, Hindu Kush y el Himalaya, antes de pasar por el paso de Hongqilaf en el cruce fronterizo entre China y Pakistán para llegar a la ciudad norteña paquistaní de Thakot. Los acuerdos con Pakistán son de los más estratégicos de la BRI para China. Con ellos logra salida al mar alejada de la conflictiva zona del estrecho de Malacca, por donde pasa una parte gigantesca del peróleo mundial y del que necesita China, entre otros productos, y porque además Pakistán es un gran aliado chino en el área, donde rivaliza con India.

Un ejemplo más del involucramiento de CCCC en la BRI es China Railway Group, que construye el ferrocarril de alta velocidad Yakarta-Bandung, en Indonesia.

A la movida del presidente Donald Trump, quien eligió a China como su caballito de batalla de la campaña electoral (aunque el tema supera largamente esa táctica coyuntural), Beijing ha respondido con una acusación a EE.UU. por usar preocupaciones de “seguridad nacional” como excusa para actuar contra sus empresas. Como sea, el escenario se complicará más si las obras de la BRI, Iniciativa frente a la cual el gobierno argentino también estudia una adhesión formal, son puestas bajo amenaza.

Categorías: China Destacadas

PUBLICAR COMENTARIOS