Claves de un impresionante proceso urbanizador

15 agosto, 2016

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Por Arq. Máximo Carlos Peralta, para Dang Dai, desde Xiamen

La rápida urbanización que está sucediendo en China ha generado un movimiento migratorio bastante complejo. Por primera vez los habitantes rurales serán minoría en comparación con los habitantes urbanos, y esto es una tendencia que está en continuo crecimiento. Se estima que en el 2020 un 60% de los casi 1.400 millones de chinos vivirán en ciudades. Las urbes con más de 200.000 residentes tendrán al menos una línea ferroviaria y las de más de 500.000, un tren de alta velocidad que se expandirá con otros 7.000 kilómetros de cobertura.


Eso no es todo, para el 2030, la ciudad promedio china será de 13 millones de habitantes –como Tokio– y los residentes urbanos rozarán las 1.000 millones de personas, un 70% de la población.

La urbanización es un proceso que está ocurriendo desde hace años. Unas 15 o 20 millones de personas migran anualmente a las ciudades porque es donde están los trabajos.

Ante esta revolución demográfica, el gobierno chino ha puesto en marcha el “Nuevo Plan de Urbanización Nacional 2014-2020”. Este plan es un intento de que este flujo migratorio urbano cuente con los servicios necesarios para las expectativas de la población.

Sin lugar a dudas se generaran uno de los más acelerados procesos de urbanización de la historia teniendo en cuenta que desde que en la década de 1980 se lanzó el proceso de reforma y apertura de Deng Xiao Ping, 500 millones de chinos emigraron del campo a la ciudad y en 1990 la población urbana china era de un 26%.

En 2000 China alcanzó un techo para el desarrollo urbano en ciudades de más de 750.000 habitantes, pero el crecimiento económico intensificó la presión migratoria: hoy hay aproximadamente 250 millones de migrantes internos, en su inmensa mayoría campesinos. Entre 2014 y 2020 se calcula que unas 66 millones de personas migrarán del campo a la ciudad.

Ciudades en construcción

Recorrer China por medio del tren o el micro, además de tener la posibilidad de observar impresionantes paisajes, es también posible observar las distintas urbanizaciones periféricas que se están desarrollando actualmente y que están en diferentes etapas constructivas. Lo más llamativo son las nuevas ciudades que se crean para consolidar aldeas rurales dispersas e incomunicadas. El espectáculo que da recorrer esas urbanizaciones es bastante impresionante.

A primera imagen pareciera que uno está transitando por ciudades de avenidas anchas sin coches ni gente, con centros comerciales y edificios de distintas tipologías funcionales. Para el común de los extranjeros, estos desarrollos urbanísticos se los califica como “ciudades fantasmas”. Incluso algunas ampliaciones urbanas que han sido construidas como una imitación de las ciudades occidentales, se las califica directamente de copia al modo chino. Basta alejarse un poco de Beijing o Shanghái para corroborar esta perspectiva.

En general esta percepción es bastante simplista e interesada. Las mal llamadas ciudades fantasmas de la China fueron noticia en Occidente porque contribuían a generar la idea de un sistema demente que construía monstruos urbanos que nadie habitaba, pero cuando estas ciudades son habitadas, dejan de ser noticia porque muestran que detrás de estas iniciativas, hay un proceso de urbanización diferente.

En sí, lo mencionado anteriormente es real, en primer lugar el gobierno chino construye las ciudades con todos sus servicios y luego, en el transcurso de varios años, la ciudad se habitara lentamente acorde a la capacidad de acoger nuevos habitantes y claro está, al poder adquisitivo de los mismos.

La consigna oficial “construyamos primero que se habitarán después” refleja con claridad este modelo chino de desarrollo urbano. Una de las cifras más citadas sobre el programa urbano chino es que, desde 1978, se construyeron unas 500 ciudades. Este número hay que comprenderlo dentro del contexto chino.

La palabra ciudad es más que nada un término administrativo. Ya que para el gobierno chino, el decir que hay 500 nuevas ciudades, es que 500 zonas rurales fueron reorganizadas como ciudades. Y esto se palpa más que nada en las segundas y terceras ciudades de las provincias centrales, donde la gran cantidad de aldeas rurales periféricas se anexan a la urbanización existente o simplemente se terminan uniendo creando una nueva unidad urbana. “En muchos casos son nuevos distritos, barrios o municipalidades para millones de personas. “Pero todos tienen una característica común: son construidas desde cero antes de que siquiera un residente habite la ciudad o exprese un interés en hacerlo”.

Uno de los ejemplos más claro es el distrito urbano de Dantu, en la ciudad de Zhengjiang, provincia de Jiangsu. Según dijo en diciembre de 2010 la publicación de negocios Business Insider, “el nuevo distrito urbano de Dantu ha estado vacío durante más de una década” y, por la misma fecha, el matutino británico Daily Mail comentaba que “en la mayoría de los barrios de Dantu no hay coches, no hay señales de vida”.

En ambos casos se basaban en fotos satelitales tomadas al comienzo del emprendimiento. Es muy común, cuando uno observa las ciudades chinas por medio de imágenes satelitales, encontrarse con grandes urbanizaciones desconectadas de una ciudad central, incluso se ven ya completamente construidas. Pero lo llamativo es que no hay gente ni vehículos circulando.

Esta imagen en general se trata de una foto captada en un momento determinado; es tan grande el movimiento urbanístico en China que al cabo de unos días esa ciudad ya se verá conectada con otra urbe de igual tamaño y el sistema de transporte ya estará funcionando en su totalidad. Si se toma una nueva imagen tiempo después, se

podrá percibir un cambio notable en los movimientos circulatorios de este nuevo desarrollo urbano. En la actualidad, el distrito tiene alrededor de 380 mil habitantes y su población se está incrementando.

Así como Dantu, nuevos distritos están experimentando una situación similar. En la provincia de Henan, una de las más pobladas de China, se construyó un nuevo distrito dentro de la ciudad de Zhengzhou, capital de la provincia. Este distrito ya está en plena etapa de habitabilidad y la población se ha duplicado en los últimos años.

Estos nuevos distritos se basan en 3 fases de desarrollo. Una inicial en la que se colocan los cimientos y la infraestructura básica, una segunda fase de crecimiento y una final de madurez. El proceso tarda normalmente entre 10 y 15 años.

Hay urbanizaciones que se convertirán en el nuevo centro de una ciudad ya existente. Otras son suburbios donde escapar del bullicio o encontrar más espacio y mejores precios. El estado contribuye con una serie de beneficios como pasajes gratis de autotransporte, alquileres muy bajos, subsidios para las cuentas de gas, etc. Pero también hay tendencias sociales. Un notable porcentaje de departamentos son adquiridos para el futuro de los hijos y sobre todo para mejorar sus oportunidades de casamiento. Otros son simplemente una opción para jubilarse.

Ahora hay que preguntarse si estos desarrollos urbanos son un despilfarro o realmente existe una planificación a largo plazo.

El término “ciudad fantasma” confunde porque no se trata de lugares abandonados por alguna razón económica, social, política o ambiental sino de una fase del proceso urbanizador.

Los malentendidos en torno al financiamiento de estos emprendimientos son igualmente notorios. El mensaje mediático es que estas ciudades son más el capricho corrupto de algún funcionario que la estrategia planificadora racional de un gobierno. Pero la urbanización es hoy un motor de la economía china.

Problemas generados por la rápida urbanización

En un país de las dimensiones geográficas (tercera a nivel mundial) y poblacionales (primera), todo plan está condenado a un porcentaje de error.

El actual modelo urbanístico produjo grandes éxitos como Shenzhen, una ciudad de pescadores, que se convirtió en un centro financiero, exportador e importador; o Pudong, un distrito de Shanghai, construido en los 90, que permaneció semivacío durante más de una década y hoy tiene cinco millones de personas.

El mismo gobierno reconoce que la urbanización contiene riesgos como la contaminación, congestión y crecientes tensiones sociales como las que se pueden percibir en cualquier ciudad china de más de un millón de habitantes.

Los altos niveles de contaminación se han convertido en uno de los retos medioambientales que enfrenta no solo China sino el mundo. La voluntad política para llevar adelante esta inversión queda claro en un mensaje de una web gubernamental.

“La urbanización es un poderoso motor para mantener el crecimiento económico a un ritmo sostenible. La demanda doméstica es fundamental para el desarrollo económico”, dice el mensaje.

En este sentido el nuevo plan es un ambicioso intento de coordinar esta necesidad económica con el ritmo vital de una sociedad de casi 1.400 millones de personas

Categorías: Contribuciones

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