La ACCA, asociación cultural de la inmigración china
En una entrevista a las creadoras de la Asociación Cultural Chino Argentina (ACCA), Ana y Carola Kuo, la antropóloga Luciana Denardi traza una cabal imagen de la inmigración de taiwaneses y chinos a nuestro país.
Este artículo es un aporte enriquecedor del encuentro de chinos y argentinos en Buenos Aires en tanto es visto desde el punto de vista de los inmigrantes. Por otra parte, la ACCA aparece como un producto maduro de la vida de la nueva comunidad.
“La Asociación es la continuación de la enseñanza de mi padre”
Entrevista a Ana y Carola Kuo, fundadoras de
Por Luciana Denardi
Nacieron en Taiwán, en la ciudad de Tainan, y suman la influencia de antepasados chinos y aborígenes taiwaneses. Eso las hace sentirse orgullosas de ser chinas, poniéndose en el lugar tanto de guardianas de una cultura que va más allá de las diferencias políticas y de las distancias espaciales, como de responsables de enaltecer la imagen de la colectividad china en Argentina. En la entrevista que mantuvimos con Carola y Ana Kuo, nos relataron sus orígenes, los desafíos y sorpresas en su llegada a Argentina, la creación de
Los orígenes de
Los tatarabuelos de Ana y Carola vivían en de la provincia china de Fujian (??), tal como figuraba en la placa del altar de la casa familiar. Pero gracias a investigaciones que realizó Pablo, su padre, dedujeron que también tenían sangre nativa taiwanesa. Algunas costumbres de su abuelo coincidían con las de los aborígenes taiwaneses, entre las que recuerdan Ana y Carola se encuentran: llamar a los padres por el nombre de pila, que los recién casados se mudaran con los padres de la novia y no del novio como marcaba la tradición en China en ese entonces, y las vestimentas.
Pablo Kuo está orgulloso de tener esta ascendencia. Nació bajo el régimen japonés que dominó Taiwán entre 1885 y 1945. No era partidario ni del régimen de Chiang Kai- shek ni del de Mao Tse Tung, sino que prefería que Taiwán sea de los taiwaneses. Frente a un régimen autoritario, con la libertad de expresión cercenada, el papá de Ana y Carola se dedicaba a educar en lo cultural y en lo deportivo a sus hijos. Quedan marcados en el recuerdo de estas hermanas, el empeño de su padre para entrenarles la pasión, por la caligrafía, por la lectura, por la natación.
Ana:- Cuando éramos chicas me acuerdo que los maestros eran de pegar a los alumnos, era una práctica muy común. Y mi papá era la única persona que en toda la escuela iba y decía “si mi hija se porta mal, no hace la tarea, me decís a mi, yo me encargo, pero no la toquen”.
Pablo también pertenece a la generación que atravesó un gran cambio de época. Su resistencia a actuar de acuerdo a las costumbres chinas tradicionales, produjo tensiones con su familia. En este contexto de inconformidad política y de tensión familiar, un amigo le habló de
La llegada de los Kuo a Argentina
Los Kuo salieron de Taiwán en 1983. Ana tenía 13 años, Carola 10 y Hugo, su hermano menor, 6. La socialización con los argentinos se dio en la escuela, donde por instinto, ya que no sabían el idioma, comenzaron a conocer las costumbres locales, pasando del enojo, la sorpresa y la desorientación a la comprensión y la aceptación.
Ana:- yo estaba en 6º grado, y todo el curso estuvo una hora resolviendo una cuenta. Cuando vos venías de un régimen donde eso no puede, nunca, imposible…
Carola:- la hora se tiene que aprovechar a mil, dentro de una hora se tienen que haber visto millones de cosas.
Ana:- la leche allá sale muy caro, y acá los chicos hacían guerra de leche en la esuela. A mi me dolía el corazón de ver eso y después averigüé, sin saber mucho el idioma, esto por instinto, que si vos llevabas una bolsa llevabas las leches que sobraba. Entonces yo iba con la bolsa y llevaba todas las leches a mi casa, feliz. Y era un contraste cultural, porque allá está mal visto que desperdicies la comida. O por ejemplo a fin de año tiran papelitos a la calle y nosotros veíamos eso y es como deshonra al estudio, ¿como vas a tirar tu carpeta, tus hojas que se supone que vos tenés que atesorar porque tiene que ver con tus logros, tus estudios? Eso es muy apreciado, no se, algo muy irrespetuoso.
Cuando los Kuo llegaron a Argentina, estuvieron cerca de un mes en Burzaco. En esos días conocieron la generosidad obligada a la que están acostumbrados los argentinos.
C:- allá no mangueás todo esto queda mal visto. Tu merienda es tu merienda, en todo caso compartís, pero nadie te va a manguear tu merienda, que acá en el colegio es muy común: “¿trajiste algo?”te preguntan.
A:- yo al principio me enojaba mucho con eso, porque yo pensaba este sinvergüenza como me va a venir a pedir así, hasta que vos te das cuenta que es parte de la cultura.
Los desafíos de ser bilingüe y bicultural
A pesar de que hace casi 30 años que están en Argentina, reconocen que si bien hablan por igual el chino y el español, todavía hay situaciones en las que no logran comprender con rapidez algunas expresiones y tienen inconvenientes con el registro: el uso de las expresiones y palabras correctas de acuerdo a la situación en la que se encuentren.
Ana y Carola hablan el dialecto taiwanés –que reserva para el ámbito doméstico cotidiano y que fuera prohibido por Chiang Kai shek- y el chino mandarín –que se utiliza fuera de la casa, con amigos y en ámbitos laborales-. Además, del español, hablan inglés: Ana es profesora de inglés y Carola conoce el idioma en nivel intermedio. Con las personas que saben chino y español “swichean “
Carola:- automáticamente hablás en los dos idiomas, con el que te resulta más fácil explicar lo que querés decir y eso es automático porque sabés que esa persona entiende las dos cosas
Ellas afirman que la posibilidad de comprender y hablar bien un idioma no tiene tanto que ver con la exposición a un contexto en el que se hable esa lengua, o de la capacidad de cada persona para aprender sino de lo que se esté dispuesto a recibir, de la voluntad de aprender.
El bilingüismo también las interpela como madres. Como sucede con hijos de varias colectividades que no hablan español, los hijos de Ana y Carola muestran cierta reticencia a hablar en chino.
Carola:- uno quiere que ellos aprendan mandarín, pero me responde “Mamá, habláme en español, que no entiendo”.
Ana:- a mi hija yo le hablo todo en chino, ella entiende todo, pero me contesta en español
La fundación de
Cerca de los 25 años de edad, Ana empezó a dar clases de español a los chicos chinos que estaban llegando al país durante el gobierno menemista. Carola siempre estuvo colaborando y trabajando, ya que “era el trabajo que tenías a mano”. Pasados algunos años comenzó a contactarlas gente interesada en aprender chino. No sólo la cantidad de alumnos sino la convicción de querer aportar algo más y ser algo más que una maestra particular de idioma, llevaron a Ana a darle un marco de formalidad a lo que estaban haciendo. Un alumno escribano las ayudó con el trámite de crear
A:- lo realmente importante es que la gente que aprende chino tenga una mejor interpretación de su cultura. Sino escuchás lo que dice la gente acá, que los chinos gritan, que los chinos comen carne de rata, o son sucios, o son esto, y eso es lo que hay que aclarar.La forma que viven los argentinos no es la forma que nosotros vivimos. Entonces desde mi rol trato de aportar para que entiendan que en realidad son diferencias culturales. La esencia humana es la misma, hay gente buena o hay gente mala, pero que no sea opacada, o confundida o malinterpretada por diferencias culturales.
Ellas mismas definen a los chinos como de raíz netamente comerciante. De ahí que se sientan interpeladas por algunos miembros de la colectividad, que no comprenden porqué se dedican a una actividad tan poco redituable económicamente, como la educación y la cultura. Sin embargo, la respuesta se desprende de la trayectoria de vida de estas hermanas, que hemos intentado plasmar en esta nota.
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