Borges y China

5 agosto, 2012

En el número tres de la revista impresa de Dang Dai, que empieza a difundirse esta semana, publicamos un resumen del trabajo de Enrique Rodríguez Larreta, con la colaboración de Wang Ping y Zhuang Bo, sobre Jorge Luis Borges y China, cuya literatura, dice el autor, ocupó siempre un lugar de privilegio en la imaginación del gran escritor argentino, admirador de Zhuangzi, Laozi, el Daoísmo y e El Libro de las Mutaciones, el Yijing. Este ensayo inédito y extraordinario sobre los vínculos de Borges con la literatura china, y viceversa, desde quizá las primeras repercusiones de la obra borgeana en el gran erudito Qian Zhongshu hasta la actual “Librería Borges” en Guangzhou, así como la creciente admiración por Borges en los círculos poéticos e intelectuales de Beijing o Shanghai puede ahora leerse en forma completa y exclusiva en este portal.


Borges y la China: Cuando la vida imita el arte

Por Enrique Rodriguez Larreta, con la colaboración de  Wang Jing  y Zhuang Bo (1)

China ha ocupado desde siempre un lugar de privilegio en la imaginación occidental. En parte la distancia geográfica y la singularidad  de su escritura la hicieron aparecer históricamente situada en un otro lugar, exterior a Occidente. Una de las últimas representaciones de la China influyente en la filosofía y la literatura fue el texto del Idioma Analítico de John Wilkins de Jorge Luis Borges en el prefacio de Las Palabras y las Cosas, de Michel Foucault.

Ese texto, que quedó conocido como la “Enciclopedia China de Borges”, está en el origen de la noción de heterotopía, un concepto empleado por Foucault que tuvo influencia en la obra del conocido filósofo y sinólogo francés Francois Jullien. Borges mantuvo un interés constante en la literatura y la filosofía china y la presencia de sus lecturas se encuentra en sus tempranas Antologías (1940), reseñas de libros en periódicos y en la revistas El Hogar y Sur de Buenos Aires.

China estuvo en el centro de algunos de sus principales ensayos, Sobre los Clásicos, El Idioma Analítico de John Wilkins y sobre todo de algunas de sus más famosas ficciones: El Jardín de los Senderos que se Bifurcan (1940), La Muralla y los Libros (1950). Motivos chinos son frecuentes en su poesía. En uno de sus últimos poemas, El Guardián de los Libros, habla a través de un personaje chino Hsiang, “el que custodia los libros”. Por otra parte, la obra de Borges no ha escapado a la atención de los sinólogos. Un especialista en la China arcaica, Mark Edward Lewis, explora la relación entre texto y realidad a partir de ideas de Borges en  Writing and Authority in Early China. Pierre Ryckmans (seudónimo Simon Leys) examina la actitud china hacia el pasado inspirándose en parte en la teoría de Borges sobre la memoria. Por su parte, Jonathan Spence, en The Chan Great Continent: China in Western Minds, que estudia el modo cómo los  autores occidentales imaginaron China, destaca tres “geniales” ficciones contemporáneas sobre China: las de Kafka, Ítalo Calvino y El Jardín de los Senderos que se Bifurcan de Jorge Luis Borges.

Con ocasionales referencias a hechos históricos más cercanos a su tiempo (la piratería en el Sur de  la China en el siglo XIX, en La Viuda Ching Pirata y el escenario de la Segunda Guerra Mundial en El Jardín de Senderos que se Bifurcan, la China que interesó a Borges fue la remota y milenaria con sus tradiciones literarias y filosóficas propias y su modo diferente de aproximarse al Arte y la Literatura. La suya fue una China situada en otro tiempo. Pero por supuesto en el mismo momento en que Borges escribía sus ensayos y cuentos en Buenos Aires, preocupado con temas como el escritor y la tradición, la civilización y sus amenazas y las antinomias de la modernidad, escritores chinos en Pekin, Shanghai y Canton reflexionaban sobre problemas similares. La sociedad china comenzaba a interiorizar los conflictos de la modernidad. Hay dimensiones culturales comparables entre la ciudad puerto de Buenos Aires y el puerto de Shanghai. El Edificio Cavenagh, uno de los símbolos de la arquitectura moderna en Buenos Aires, fue construido en 1936; la misma época de los rascacielos Art Decó del Bund de Shanghai. Las ideologías modernas, el liberalismo, el anarquismo, el comunismo llegaban a las grandes ciudades de Argentina y la China al comienzo del siglo XX y los intelectuales chinos se preguntaban de modo semejante a los argentinos, cómo era posible acceder al futuro que parecía estarse gestando en Europa. Hay similitudes entre los dilemas de un Lu Xun (1881–1936) (2), un Hu Shih (1891— 1962) y los intelectuales argentinos contemporáneos como  Ezequiel Martinez Estrada y el mismo Jorge Luis Borges. Pero Borges no tuvo contacto con esas obras. En sus libros no hay referencias a la literatura china posterior al siglo XVIII. Paul Valery y T.S. Eliot fueron objetos de sus comentarios pero no Lu Xun o Qian Zhongshu (1910 –  1998 ). (2). Tuvo acceso a algunos autores japoneses modernos como Ryunosoke Akutagawa, de quien escribió los prólogos a la edición argentina de sus libros Kappa y Los Engranajes y Yukio Mishima.

Sin embargo durante el siglo XX China pasó a ser parte de las transformaciones del mundo contemporáneo hasta llegar a los recientes efectos de las reformas posteriores a la revolución cultural. El tiempo chino se aceleró, en sincronía con el tiempo del mundo. Borges pasa entonces a ser leído  junto con otros escritores y ampliamente discutido en China, inspirando diversas corrientes literarias y artísticas. La representación de la China milenaria e inmóvil comienza a desplazarse y emerge una civilización china en interacción creadora  con las tradiciones culturales de Occidente.

Borges y el Orientalismo

Los primeros contactos de Borges con el pensamiento oriental se dieron en Ginebra en el ámbito del Orientalismo germánico, diferente del francés e inglés, estudiado en relación con el Medio Oriente por  Edward Said. En su conocido Örientalism,  Schopenhauer fue una de sus primeras pasiones filosóficas y los temas del Mundo como Voluntad y Representación estimularon su imaginación. En su adolescencia en Ginebra entró en contacto con el Expresionismo alemán con sus interrogaciones sobre El Otro y las Identidades múltiples, el Doble y los Fantasmas. Esas lecturas hicieron posible su temprana recepción de Kafka y los escritos místicos que lo guiarán hacia El Golem y La Cábala en las lecturas de Gershom Scholem y Gustave Meyrink. A través de Schopenhauer entró en contacto con las filosofías de Oriente, en particular con el Budismo y el pensamiento Hindú. A los dieciséis años leyó por primera vez a Schopenhauer. Schopenhauer decía ser budista y la admiración de Borges por el filósofo alemán le llevó al budismo. En Buenos Aires profundizó sus conocimientos con la lectura de la Historia de la Filosofía de Paul Deussen, discípulo de Schopenhauer y amigo de Nietzsche, especialista en el pensamiento de la India.

La lectura de esos libros arraigó la temprana convicción de que “todo ha sido pensado en la India y la China: todas las filosofías posibles, desde el materialismo hasta las formas extremas del idealismo,desde entonces nos hemos dedicado a repensar lo que ya había sido pensado en la India y en la China” (Esas ideas se confirmaron en los años treinta leyendo a Zhuangzi en la versión inglesa de Herbert Allen Giles y “algunas historias de la filosofía china en inglés y alemán.”  A su juicio, quizás nuestra cultura tenga fuentes diversas y el contraste tajante entre Oriente y Occidente deba ser matizado, piensa Borges. Esa intuición aparece en la poesía citada en epígrafe. Virgilio símbolo de la  Universalidad Occidental aparece acariciando la seda venida de las tierras del Emperador Amarillo, indicando una temprana ruta de contactos e intercambios.         Analfabeto en chino, Borges debió recurrir a traducciones realizadas por especialistas, sobre todo ingleses y alemanes. Borges  afirma su cercanía filosófica con el Zhuangzi: “El remoto huang Tzu (‘Aún a través del idioma spenceriano de Giles, aún a través del dialecto hegeliano de Wilhelm’) está más cerca de nosotros, de mí, que los protagonistas del neotomismo y del materialismo dialéctico. Los problemas que trata son los elementales, los esenciales, los que inspiraron la gloriosa especulación de los hombres de las ciudades jónicas y de Elea”.

Las traducciones de Herbert Giles, y Arthur Waley fueron la principal fuente de Borges para sus lecturas chinas. Sus preocupaciones filosóficas sobre el lenguaje, el tiempo, los universos paralelos y los juegos de la identidad, lo aproximaron de la obra de Zhuangzi y de otros clásicos chinos cercanos al Daoísmo  como El Libro de las Mutaciones: El Yijing. La tradición de Zhuangzi, Lao Zi, el Daoísmo y la poesía china le atrajeron por su concisión, su ausencia de pathos y su tendencia a evitar los énfasis excesivos.  De acuerdo a sus preocupaciones literarias y filosóficas en los años treinta -la crítica al color local, la relación entre orden y caos o entre biblioteca y laberinto, el tratamiento de los sistemas metafísicos como ficciones, los límites  de la literatura realista-, Borges se interesó sobre todo por la vertiente Daoísta del pensamiento chino y por su literatura de ficción.

Confucio es apenas mencionado en su obra.  En su celebrada Antología de la Literatura Fantástica de 1940 organizada junto con Adolfo Bioy Casares, escriben Bioy y Borges: “Viejas como el miedo, las ficciones fantásticas son anteriores a las letras (…) Tal vez los primeros especialistas en el género fueron los chinos. El admirable Sueño del Aposento Rojo” y hasta novelas eróticas y realistas como  P’ Ing Mei y Sui Hu Chuan y hasta los libros de filosofía, son ricos en fantasmas y sueños”. En ese libro aparece por primera vez El Sueño de la Mariposa, fragmento de Zhuangzi. Se le presenta como “un filósofo chino, de la escuela taoísta, vivió en el siglo cuarto y tercero antes de Cristo. De su obra, que abunda en alegorías y en anécdotas, sólo nos quedan treinta y tres capítulos. Hay versiones inglesas de Giles y Legge; alemana, de Wilhelm.” “Chuang tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa y estaba soñando que era Tzu”. Chuang tzu (300 a.c.)

En su Manual de Zoología Fantástica (1957) publicado junto con Margarita Guerrero  (versión ampliada 1967 como El Libro de los Seres Imaginarios), los abundantes seres imaginarios chinos que pueblan sus páginas ya no tienen referencias literarias precisas y los breves retratos llevan la marca inconfundible del estilo de Borges, estimulada por las lecturas de los bestiarios mitológicos chinos.

El Sueño de la Mariposa de Chuang-Tzu  ocupa en la obra de Borges, un lugar similar al que tiene, en El mundo como Voluntad y Representación,  La vida es Sueño de Pedro Calderón de la Barca. Borges va profundizar sus reflexiones sobre la identidad no solamente en el Occidente de Shakespeare y Pascal sino en el distante Oriente de Zhuangzi (Traductores: Héroes y Traidores).  En una tradición literaria tan antigua como la china, en la cual los comentarios se entrelazan con los textos que forman el corpus canónico en una escritura repleta de alusiones y referencias obscuras, los traductores ocupan una posición privilegiada. La curiosidad de Borges por los autores chinos se enfrentó desde el inicio con ese obstáculo lingüístico. Pero el genio crítico de Borges fue transformar esa ignorancia en una ventaja. Borges siempre tuvo presente que lo que estaba leyendo eran versiones traducidas de un texto original que debía permanecer inaccesible. Pero al leerlos en el siglo XX en un contexto moderno inspirado por Kafka y otros no los estaba simplemente descubriendo pasivamente, sino que inevitablemente los estaba recreando. Desde el final del siglo XIX, los grandes traductores de los clásicos chinos en lengua inglesa fueron James Legge (1815 – 1897), Herbert Giles (1845 – 1935) y Arthur Waley.(1889 – 1966). Sus versiones fueron utilizadas por Borges, en particular las de Waley, que era el que estaba más cerca suyo en materia de intereses y sensibilidad literaria.

En una conversación sobre su obra va a decir a propósito de su poema El Guardián de los Libros, en el cual asume una identidad china: “Estaba tratando de ser tan chino como un buen estudiante de Arthur Waley debería ser”.

Arthur Waley y Ezra Pound fueron los responsables por el impacto de la poesía china clásica en la moderna poesía inglesa. Fue exactamente la combinación en Waley del lingüista erudito en lenguas orientales y su preparación literaria las cualidades que consolidaron el prestigio en el mundo literario inglés de la primera mitad del siglo pasado de este esteta conectado con el grupo de Bloomsbury. Arthur Waley tradujo los antiguos textos chinos en clave modernista al gusto de sus contemporáneos distanciándolos de las versiones más austeras y pesadas de sinólogos misioneros como James Legge y Richard Wilhelm, referencias obligatorias en esa época en las traducciones inglesas y alemanas del canon chino (Girardot 2002, 358-59,  Spence 1992,  Hawkes 1966).

Su humanismo, teñido de esteticismo  le llevó a encontrar en la civilización china rasgos de la Antigüedad Clásica. Esa sensibilidad fue relevante  en una época de revuelta y decepción de muchos intelectuales europeos con la marcha de sus propias Naciones. Era el momento de  expansión de los imperios comerciales que condujo a la Primera Guerra Mundial y la explotación colonial. La sinofilia fue un contrapunto crítico a la civilización europea. La podemos encontrar en autores próximos a ese círculo como Bertrand Russell que residió y realizó conferencias en China en los años veinte y escribió un interesante ensayo sobre la cultura china (The Problem of China, 1923).

En Francia aparece  expresado de otra forma en la obra de  Henri Michaux. Hay afinidades entre ese humanismo y el contexto cultural próximo a Borges en torno a Sur en los años 30 y la Segunda Guerra Mundial. Borges en los años cuarenta se encontraba particularmente inquieto por el creciente irracionalismo de la preguerra mundial y los conflictos sociales e ideológicos derivados  de  la construcción del Estado Nacional en la Argentina. Los años alrededor de 1940 fueron el momento culminante de la atracción de Borges por la China y en torno a esas fechas se concentran sus principales lecturas, trabajos creativos y traducciones. En 1941 tradujo para Editorial Sur de Buenos Aires el libro de Henri Michaux Un Bárbaro en Asia. Ese trabajo no lo entendió “como un deber sino como un juego” y lo incluyó muchos años más tarde en su Biblioteca Personal.

En El Jardín de los Senderos que se Bifurcan, el cuento que da el título al libro de relatos que va a marcar un giro en su obra en 1941 y en La Muralla y los Libros publicado en el diario La Nación en 1950 utiliza dos clásicos motivos Orientalistas: El Jardín y La Muralla para construir fábulas perfectas, precisas en los detalles referidos a la cultura china  que se abren a una multiplicidad de significados relacionados con su propio tiempo: el libro, el Caos, la Biblioteca, el Laberinto y las múltiples lecturas de la tradición.

Borges en China: Las Ironías del Desplazamiento

Borges pasó a ser conocido en el mundo de la literatura mundial en 1961 cuando compartió el Premio internacional de Editores, (Premio Formentor) con Samuel Beckett. Fue un reconocimiento tardío cuando el cuerpo de su obra había sido ya publicado. Hasta ese momento, Borges era conocido en el ámbito reducido pero influyente de los intelectuales franceses. Roger Caillois, amigo de Victoria Ocampo y colaborador de la revista Sur, tradujo en 1951 Ficciones y una colección de relatos llamada Labyrinthes en 1953. Esas tempranas traducciones  permitieron el conocimiento de los intelectuales franceses que iban a formar la generación estructuralista de los años 60, Michel Foucault, Jacques Derrrida, Jean Baudrillard, Roland Barthes, cuya atención al lenguaje y el texto era afín a la literatura de Borges.  Esa conexión con Francia es significativa  para éste ensayo porque fue  lo que tendió el puente con el Extremo Oriente. El escritor japonés Hajime Shinoda tradujo el cuento de Borges El Inmortal de la versión francesa de Roger Caillois. La revista Critique publicó una elogiosa nota del respetado crítico francés Paul Benichou que no pasó desapercibida de los escritores japoneses mejor informados. Es probable que  en la China de los años cincuenta  la obra de Borges haya llegado a conocimiento de un pequeño número de escritores familiarizados con la literatura europea, atentos a las publicaciones de vanguardia.  Qian Zhongshu, el famoso erudito y novelista chino, puede haber sido el primer intelectual de su país que citó y comentó el influyente ensayo crítico de Borges, Kafka y sus Precursores.

El ensayo de Qian Zhongshu emplea el texto de Borges para examinar un  tópico clásico de  la cultura China ” Pintura China y Poesía China”. Hay una inevitable elasticidad de la tradición, escribe Qian: “De una parte, el nuevo clima cultural exige novedades completamente incompatibles con la tradición, de otra parte, el nuevo contexto se esfuerza por establecer conexiones con algunos orígenes tradicionales recurriendo a la Antigüedad… China también ha sido testigo de esfuerzos de ese tipo.  En las Dinastías Ming y Qing, los críticos relacionaron novelas vernaculares y de época con escritos mencionados en el  Sh?jì. Esta especie de “prefiguración retroactiva” (una expresión que Qian toma de Henri Bergson. La Pensee et le Mouvant. ) es lo que Borges escribe sobre Kafka: El hecho es que cada escritor crea a sus precursores (citado en español por Qian). Es semejante, escribe Qian, a la actitud de hijos ilegítimos identificando sus parientes, fabricando árboles genealógicos, o altos funcionarios feudales, ennobleciendo sus ancestros, fenómeno frecuente en la historia de la literatura. Esto afecta la creación literaria en dos sentidos: por un lado, modifica las nuevas obras llevándolas de la inocencia literaria hacia la reflexión, por otra parte transforma la tradición, asignando nuevos significados, matices y valores a las obras antiguas”. El impacto del Premio Formentor en 1961 llegó  a los círculos intelectuales chinos mejor informados. Fue en ese año que el nombre de Borges apareció por primera vez en un artículo del periódico World Literatura, volumen 4.

La obra de Borges en el contexto de la literatura latinoamericana es interpretada desde la clásica perspectiva marxista del arte como reflejo de las  condiciones sociales. “Las realidades reflejadas por la literatura latinoamericana son anormales y caóticas porque sus sociedades los son. Por eso lo que esos escritores escriben se aproxima a la verdad”. Pero en el resto de esa convulsionada década la literatura de Borges fue muy poco mencionada. Las escasas  referencias subrayaban sus posiciones políticas situadas dentro de la “derecha liberal”  El momento de  su irrupción en la escena intelectual china corresponde a los años siguientes a la política de apertura y reformas impulsada por Deng Xiaoping. En esos años de “fiebre de la Alta cultura” tiene lugar una gran efervescencia de ideas, nuevas publicaciones y traducciones, debates proponiendo un nuevo humanismo. Renace el interés por  la  experimentación formal en literatura y  dimensiones como la subjetividad y la memoria que van a despertar un interés renovado en el autor argentino. Jorge Luis Borges pasa a ocupar en la literatura china de ese momento un lugar de “escritor de escritores”, semejante al que ocupa en la literatura occidental contemporánea y en las sucesivas generaciones latinoamericanas, de Gabriel García Márquez a Roberto Bolaño.

Borges aparece como un escritor que es simultáneamente un crítico cuyas teorías sobre la intertextualidad, los usos de la tradición y el lenguaje serán un estímulo creativo para muchos jóvenes intelectuales chinos.  En 1979 Wang Jingle traduce cuatro cuentos suyos en el periódico Literatura y Arte extranjero Vol 1, entre ellos El Jardín de las Senderos que se Bifurcan y El Sur. En 1981, Literatura Mundial Vol. 6, 1981, Literatura Extranjera Contemporánea Vol 1, 1983 y Literatura Extranjera Vol 5, 1985, publican poemas y cuentos traducidos por escritores chinos como Wang Yongnian, Chen Kaixian y otros.

Cuando Borges muere en 1986, revistas influyentes como “Literatura Mundial comentan  su obra. Más adelante la recepción de sus trabajos se amplía a la traducción de sus ensayos críticos. La más influyente colección de ficciones de Borges es la Colección de Cuentos Cortos publicada por Wang Yongnian y publicada en Shanghai en 1983.

Ese volumen ha sido referencia para toda una generación de escritores chinos de vanguardia. A partir de 1990 se diversifica y profundiza la recepción de Borges y otros autores en la escena cultural de las grandes ciudades chinas debido a la intensificación  de la globalización cultural, el crecimiento de los medios de comunicación electrónicos y la industria cultural que transforman y diversifican las audiencias.

Entre 1992 y 1999, editores como Flower City Press, Yunnan People Press, Sichuan People Press, Compilation and Translation Press del Comité Central del Partido Comunista Chino publicaron entusiasmados un considerable volumen de trabajos  de Borges. El Corpus Borges (editado por Chen Zhongyi) fue la más completa traducción de su ficción hasta ese momento, publicado por Hainan International News Publishing Center en 1996.

Chen Zhongyi es un especialista en literatura latinoamericana formado en México -Director del Instituto de Literatura extranjera de la Academia de Ciencias Sociales de Pekín. “Escritor de Escritores”  por Ni Huayi publicado por la Editorial del Pueblo de Yunnan en 1995, fue la más completa edición de sus Ensayos Críticos.

Durante la década del 90 la obra del escritor argentino alcanza una variedad de audiencias y su literatura es leída como innovadora en su técnica literaria, densa en sus resonancias filosóficas y también en algunos círculos como un autor liberal enfrentado a las experiencias totalitarias. Los rasgos taoístas de su literatura van a ser redescubiertos en un momento en que emergen esas corrientes en  el nuevo contexto cultural chino. Tópicos “borgeanos” como el laberinto van a ser conectados con tradiciones culturales vernáculas  influenciando escuelas  de arquitectura y  teorías del urbanismo e inclusive la construcción de espacios urbanos inspirados en esas ideas.  La influencia de Borges se manifestó sobre la joven generación de escritores chinos como Gei Fei, Ma Yuan, Yu Hua, Su Tong, Bei Cun, Pan Jun.  …” . No sorprende que Ge Fei -conocido escritor- pueda recordar la reacción a Borges en éstos términos: “en los círculos literarios de la mitad y el final de los ochenta una sola palabra de Borges parecía poseer un toque de magia en si misma que resonaba misteriosamente. Poseía un poder similar a Haruki Murakami actualmente”.

El crítico Zhang Xuexun encuentra esa influencia por ejemplo entre el relato de Sun Ganlu “Islands” y El Jardín de los Senderos que se Bifurcan y Flowing Beach de Pan Jun y Borges y Yo.Pero Zhang Xuexun examina y subraya el carácter selectivo de esa apropiación más centrada en la técnica que en la cosmovisión borgeana.

La búsqueda de independencia y la experimentación formal fue una forma de resistencia y construcción de alternativas artísticas a la homogeneización ideológica y los modelos impuestos por la revolución cultural. En ese sentido la apropiación de Borges puede entenderse a través de las singularidades del campo cultural chino. Una interpretación diferente es presentada por Wang Jíng.  A su juicio la literatura de Gei Fei pone en cuestión la cronología de la modernización acelerada y la fijación en el futuro, ideología dominante en la  China de Deng Xaioping. La literatura experimental abre otros territorios para la subjetividad interrogando la idea de que el futuro es el único locus posible para la construcción de una  identidad China.  Otro campo siempre relevante en la historia literaria China en el cual Borges ha tenido influencia en las últimas décadas es la poesía. Ma Yongbo, un destacado crítico, piensa que el lenguaje poético modernista de un Borges o de un T. S. Eliot es necesario para la renovación de la poesía china contemporánea. Ma destaca la importancia de la reticencia en Borges, su escepticismo con respecto a la representación y sus experimentos con el tiempo.

Curiosamente Arthur Waley, Ezra Pound y el mismo Borges en la primera mitad del siglo pasado, emplearon las lecciones de la poesía china para renovar la poesía occidental, contribuyendo a fundar en cierto sentido la poesía occidental moderna. ¡Y ahora curiosamente el modernismo Occidental se presenta para una parte de la crítica  como una fuerza renovadora de la poesía china!   Haizi (1964 -1989), el celebrado joven poeta muerto en trágicas circunstancias, es reverenciado por una parte de la juventud letrada china que lo considera  como un pionero de la  subjetividad contemporánea juvenil  en el país. Los ensayos de Borges aparecen citados en los escritos de Hai zi y el daoísmo de Hai Zi encuentra profundas resonancias en textos de Borges.  En su trabajo más importante, The Sun Book of Messiah, Haizi presenta un coro de nueve sabios ciegos en el Cielo: Chi Guo, Edipo, Lao Zi, Homero, A Bin, Haendel, Bach, Milton y Borges.

La Librería Borges (usa el nombre original  en castellano) de Guangzhou, dirigida por Chen Tong de espacio de arte y edición de obras de vanguardia, mantiene la conexión francesa con Editions de Minuit y ha publicado obras de filosofía y literatura como Alain Robbe-Grillet, Gilles Deleuze  y Antonin Artaud. Es un centro cultural de referencia en  esa gran ciudad china y su nombre ilustra el carácter simbólico del nombre Borges como símbolo de la vanguardia  para segmentos influyentes de la intelectualidad en las primeras décadas de  la apertura iniciada por Deng Xiaoping. No es exactamente la situación al día de hoy. La  circunstancia del escritor de vanguardia  en China como en otra partes del mundo se enfrenta a la competencia con nuevos valores y lenguajes debido a la penetración radical de una sociedad dominada por el consumo y  el acceso a los medios electrónicos, que producen  nuevas formas de subjetividad. Es otro momento de la recepción de Borges tanto en Pekin como en Buenos Aires.

Borges es hoy en Argentina no solamente un consagrado escritor par escritores sino también una figura icónica de la industria cultural y la literatura nacional.  Basta llegar a Buenos Aires, perfilada en el mercado de las ciudades globales como la “ciudad de Borges”, o ir a la Librería el Ateneo en la calle Santa Fe y observar a los turistas agotar las ediciones de bolsillo de sus obras. En China por otra parte  se ha difundido en los  principales centros urbanos  el estilo juvenil llamado Xiao Zi. Son los jóvenes que disfrutan estilos intelectuales y artísticos  orientados hacia el consumo transnacional y la hipermodernidad. Además de emplear de preferencia computadores Apple, gustar del jazz, música popular occidental encontrarse en bares y preferir el consumo de vino y café expreso, tienen entre sus marcas de estilo la lectura de autores como Borges, Ítalo Calvino y escritores cosmopolitas como Eileen Chang.

En resumen, lo que sugiere esta breve nota sobre Borges y la China es que identidad y diferencia cultural, el juego de lo Mismo y lo Otro no son esencias fijas sino construcciones de sentido producidas en múltiples contextos de interacción. China nunca fue una heterotopía opuesta al Occidente más que en la imaginación de los pensadores  que codificaron esa diferencia en términos binarios: Nosotros y los Otros.  No hay, por otra parte, lugares en sí mismo remotos: lo remoto no es tanto una categoría del espacio como de la cultura.  Sanlitunsuburbio de Pekín era hasta hace poco un lugar remoto visto desde la Ciudad Prohibida  así como Adrogué puede ser un lugar remoto visto desde el centro de Buenos Aires.

O, para concluir este ensayo, con una imagen cara a Jorge Luis Borges, las calles de Palermo eran “remotas” para el niño que imaginaba el Arrabal, encerrado en la Biblioteca repleta de libros ingleses de su padre.

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1) Enrique Rodriguez Larreta es Director del Instituto del Pluralismo Cultural, Universidad Candido Mendes, Rio de Janeiro y Ph D en Antropología Social por la Universidad de Estocolmo.  Wang Jing es Licenciada en Literatura Inglesa por la  Renmin University Beijing y estudiante de Doctorado en el Departamento de Antropología de la Universidad Rice  en  Houston,  USA. Zhuang Bo, es un poligrafo y traductor chino  especialista en filosofia Taoista. Como consecuencia  de la revolución cultural proletaria estuvo exiliado en Escandinavia donde fue curador del Ostasiatiska Museet.

2)  Como es sabido, la transcripción alfabética de los nombres chinos se realiza mediante diversos alfabetos fonéticos, Wade-Giles,  Pinyin, etc. Mantengo la grafía empleada por Borges en sus textos y uso el Pinyin en el cuerpo del ensayo agregando en la medida de lo posible los caracteres chinos (N del E. Debieron eliminarse en esta versión) para evitar confusiones. Opté por mantener algunos nombres de revistas y editoras en inglés y no en Pinyin  por ser más aclaratoria y actualmente de uso corriente en China.

 

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(Referencias a la bibliografía escrita originalmente en chino debieron ser eliminadas por inconvenientes en la reproducción de los ideogramas. N del E)

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