Con el anuncio de que el país creció 7,6% en el segundo trimestre de 2012, perforando así el umbral del 8% considerado necesario para mantener la salud de su economía, el gobierno bajó el precio del combustible, redujo las tasas de interés dos veces en menos de 60 días, y se comprometió a una mayor inversión en viviendas de bajo costo y otros proyectos de infraestructura que aumenten el crecimiento, con especial énfasis en controlar la especulación inmobiliaria y el alza de precios de los bienes raíces.

Ver el análisis de Natalia Tobón desde China en el diario La Nación