Anne Cheng, catedrática en el Collège de France y autora de Historia del pensamiento chino, una obra sobre el pensamiento chino de fuerte influencia en Occidente, dictará hoy y mañana dos conferencias en Buenos Aires.

El ciclo será inaugurado hoy con “Virtud y política, el concepto de soberanía en la China antigua”.

Mañana disertará sobre “Seis Clásicos en busca de autor o Confucio y el imperio de los textos”.

Las dos disertaciones tendrán lugar a las 19.00 en la sede del Centro de estudios de los mundos eslavos y chinos de la Universidad Nacional de San Martín, Montevideo 566.

Sobre Anne Cheng

Titular de la cátedra “Historia intelectual de la China” en el Collège de France y egresada de la École Normale Supérieure, es una de las principales figuras en el ámbito de la historia intelectual de China en Occidente.

Reconocida internacionalmente por sus publicaciones y sus contribuciones a la disciplina –tanto sobre China antigua e imperial como sobre China contemporánea–, y por su participación en distintos debates del mundo intelectual francés, Anne Cheng mantiene además una discusión permanente y “en tiempo real” (como gusta decir) con el mundo intelectual chino y norteamericano. Su Historia del pensamiento chino, única en su género en lengua occidental y traducida a varias lenguas, es una de las síntesis de historia del pensamiento chino de más influencia en Occidente.

Sobre las conferencias

La evolución histórica de la China a lo largo del último siglo nos fuerza a ser observadores cada vez más participativos, por usar un término de la antropología. Ya no podemos permitirnos más la distancia y la construcción a piacere  de un objeto aprehensible como un todo quinta esencial. En muchos aspectos, para una gran mayoría aún vivimos sobre las concepciones formadas hace ya tres siglos durante la Época de las Luces, concepciones que sin embargo no son ni demasiados ilustradas ni demasiado esclarecedoras. No podemos dejar que nos impresionen las representaciones contradictorias y por lo tanto concomitantes que aún prevalecen al día de hoy: ¿cómo conciliar, por un lado, la imagen de una “China filosófica”, cara a Voltaire, racionalista y estética y, por el otro lado, aquella imagen de una China resultante de un “despotismo oriental” a la Montesquieu, autocrática y maquiavélica? Debemos aceptar que hay que observar y escuchar con mayor precisión y, de hecho, renunciar a las generalizaciones mordaces, tan brillantemente seductoras y tan cómodamente acuñables.