De San Antonio de los Cobres a Tíbet: fútbol en las alturas

19 diciembre, 2025

Oriundos del techo de Salta, muchos no conocían ni siquiera la capital de la provincia. Pero viajaron desde San Antonio de los Cobres hasta Tíbet como iniciativa de responsabilidad social de una minera china en la Puna. Reproducimos esta nota de la última edición de Revista DangDai.

Por Juan Gustavo López. En mayo de este año, un grupo de jóvenes de San Antonio de los Cobres (Salta) aterrizó en el Tíbet para escribir un nuevo capítulo en la cooperación argentino-china. Este intercambio, impulsado por el Gobierno de Salta y la empresa china PLASA, demostró que la altura no es una barrera, sino un puente entre culturas.

La iniciativa nace del empresario Huang Jianrong, quien allá por 2017 viajaba por diferentes regiones de la amplia geografía argentina, entre otras cosas buscando puntos de interés para realizar inversiones en el sector minero, ya que su compañía es una de las pocas en el mundo que opera con tecnología de punta en altitud extrema. Así conoció la Puna en lo que fue alguna vez la Gobernación de Los Andes, territorio que existió hasta 1943, y San Antonio de los Cobres, que fue su ciudad capital. La similitud que tiene la Puna salteña con la región del Tíbet en China no solo impresiona a primera vista, cuando uno conoce los dos paisajes, sino también cuando conoce a su gente y su cultura. La influencia histórica de la montaña es inseparable de los pueblos; en el caso puneño hablamos de una zona donde se empezaban a entremezclar los pueblos incas con los quechuas durante el siglo XVI. Allí muchos habitantes hasta el día de hoy aprenden a recorrer grandes distancias en las serranías de la cordillera antes de leer o escribir. El clima, la geografía e incluso parte de la cosmovisión de los residentes también encuentran su símil con el suroeste chino, donde encontramos el techo ancestral de Asia y sus gentes en las mesetas del Himalaya.

Todo esto llevó a Jianrong, cabeza de Xizang Zhufeng Resources Co. Ltd., del grupo Tibet Summit, con sus principales operaciones, y también afectos, en el Tíbet, a desembarcar en Salta a través de PLASA (Potasio y Litio de Argentina S.A.) con una visión integral que combina negocio, diplomacia y sostenibilidad. Junto al Gobierno de la Provincia se viene trabajando en un desarrollo cabal en el sector, principalmente con la formación profesional y laboral, que permita a los cobreños y comunidades cercanas hacer parte de este crecimiento en la industria de recursos críticos y en toda la economía que esto rodea. Las prácticas conjuntas y el buen recibimiento de la comunidad al arribo de la empresa produjeron fuertes lazos que llevaron una experiencia inolvidable para 16 jóvenes, quienes conformaron un equipo de fútbol para viajar a la ciudad de Shigatse, la más alta de toda Asia, y enfrentar a un seleccionado juvenil tibetano en el primer partido internacional de Fútbol de Altura.

Para la mayoría de estos chicos, todos entre 18 y 20 años, esta oportunidad significó la primera vez que visitaban un aeropuerto y tomaron un vuelo en sus vidas, a nada más y nada menos que la antípoda geográfica del mundo recorriendo más de 20 mil kilómetros de distancia. Incluso en el caso de algunos de ellos, las nuevas vivencias empezaron muy cerca de casa cuando visitaron y conocieron por primera vez la Ciudad de Salta, capital de su provincia, para realizar los trámites necesarios y luego realizar la partida acompañados por sus familias, quienes desbordaron en emoción durante la ceremonia de despedida en el Aeropuerto Internacional Martín Miguel de Güemes. Durante ese encuentro, colmado de autoridades y de actores fundamentales para que la travesía pudiera gestionarse, los chicos pudieron dimensionar la importancia que este puente significaba en la relación Salta-China y empezaron a sentir el orgullo de representar a su pueblo, su provincia y su país. Allí, el gobernador Gustavo Sáenz felicitó a estos abanderados salteños y le destacó a Ma Jun, gerente general de PLASA, la importancia del rol de la empresa “cuyo compromiso social hace posible esta importante iniciativa. Este trabajo conjunto entre el sector público y privado es fundamental para impulsar el desarrollo de nuestras comunidades”, dijo el mandatario.

Con poncho y mate

Este orgullo característico del pueblo salteño acompañó a los muchachos durante toda la travesía, no faltó la presencia de un poncho rojo o una bandera celeste y blanca colgada a la espalda junto a los termos y mates allí por donde iban, o las partidas de truco acompañadas de folklore en los pasillos de los aviones y colectivos para aminorar en ocasiones extensos viajes. Tras pasar por Buenos Aires y realizar una escala en Etiopía, concluyeron las primeras 30 horas de trayecto al aterrizar en Shanghái, donde aguardaban a la llegada de la comitiva salteña formada por el equipo de 16 chicos, su cuerpo técnico y los responsables estatales asignados. Aunque las expectativas grupales eran variopintas respecto a cómo sería un país con una tradición cultural milenaria que, a su vez, atraviesa un desarrollo económico, tecnológico e infraestructural transformador, se quedaron cortas en comparación a la impresión que genera la ciudad de Shanghái, donde conocieron a quien había tenido la idea original de este intercambio deportivo-cultural, Huang Jianrong. Él mismo los recibió en la sede de la casa matriz e introdujo a todos a la gastronomía oriental con una cena tradicional China junto al embajador argentino Marcelo Suárez (quien viajó desde Beijing), el cónsul general argentino de Shanghái (también salteño por cierto) Luciano Tanto Clément y autoridades empresariales. Al finalizar, tras un breve pero intenso recorrido por las famosas vistas de la ciudad hacia el distrito de Pudong, descansaron luchando con los efectos del jetlag sumados al entusiasmo y euforia que empezaban a reflejarse en las caras e incesantes comentarios de asombro con la abrumante cantidad de novedades que experimentaban. Incluso ante todo esto, existía una conversación constante cuando cuatro o cinco chicos compartían charla: hay un partido que jugar.

Escala en Chengdú

Tras recorrer puntos turísticos de Shanghái y participar del Día del Turismo de China en su versión 2025 “Shanghai-Shigatse” con la Inauguración del Vuelo Chárter de Turismo de Entrada para Extranjeros junto a las autoridades locales, embajadas y autoridades de Xizang, volaron rumbo a Chengdú, capital de la provincia de Sichuan, donde dispusieron de una jornada distendida visitando algunos puntos de interés y culminando en Kuanxiangzi Alley. Allí, cada jugador del equipo pudo aprovechar para buscar comercios o curiosidades de su gusto.

Aunque obviamente los insumos relacionados primero con la tecnología e informática y luego con la indumentaria deportiva se llevaban la mayoría de atención, era particular el caso de Máximo Suazo Zapiola. Él finalizó su educación obligatoria el año pasado y se encuentra estudiando gastronomía, por lo que su punto de vista generaba un interés particular al grupo. Por otro lado, el paladar de varios integrantes no estaba tan abierto a nuevos sabores como el de Máximo, cosa que suplieron de buena gana con pollo, fideos, huevos, arroz y algunas hamburguesas, sabores más familiares en la dieta de los jóvenes de su edad en el noroeste argentino y que, según ellos, eran importantes para la recuperación muscular que les estaban significando las horas de vuelo. Pero ya no tendrían que preocuparse mucho por eso, a la mañana siguiente tomarían otro avión rumbo al Aeropuerto de la Paz Shigatse, ciudad donde tenían cita con el evento más importante de la experiencia y sin duda el que ellos más ansiaban.

Tocar el cielo

Shigatse es la segunda ciudad más importante en la región del Tíbet, con la especial particularidad de ser la más alta del continente a 3.850 metros sobre el nivel del mar, unos 80 metros en promedio más alto que el lugar de origen de los chicos en el altiplano andino.

Encontrarse a semejante altitud, sumado a la poca disponibilidad de oxígeno y la presión atmosférica, resulta para la mayoría de las personas en el llamado mal de altura o apunamiento, leves dolores de cabeza acompañados de mareos y dificultad al respirar. Los lugareños lo saben y reciben a sus visitantes con bombonas de oxígeno y un instructivo de cómo combatir el malestar. Esto obviamente no resultó un problema para los muchachos de Salta Puna, ya que no solo se criaron en un ambiente similar, sino que todos acostumbraban a hacer deporte como un hábito en esas condiciones. Así fue que afrontaron el partido sin excusarse en las condiciones ambientales ni un terreno que les era extraño, un césped sintético sin caucho ni arena debajo que en un principio asustaba, pero finalmente les resultó cómodo al juego.

El encuentro estuvo a la altura de lo esperado. El conjunto salteño siempre estuvo en ventaja. Pero los tibetanos empataron en dos oportunidades con sendos cabezazos. Se llegó al descanso con 3 a 2 en favor de los salteños y fue entonces cuando una repentina tormenta eléctrica interrumpió las exhibiciones culturales de medio tiempo y su proximidad obligó a suspender el partido con ese resultado final.

Aunque no poder continuar el juego entristeció a los equipos, la cena de celebración posterior y el inicio de una etapa más distendida del viaje camino a Lhasa, la capital, con mucho recorrido cultural en una de las regiones más ricas del planeta, con la posibilidad de vivencias espectaculares, cerró un viaje que sus protagonistas jamás olvidarán.

La delegación de jóvenes de San Antonio de los Cobres no solo llevó la bandera argentina a Shigatse, sino también el espíritu resiliente de la Puna. Participaron en la inauguración del primer vuelo turístico internacional a la ciudad y disputaron un emblemático partido de fútbol en las alturas, lo que no solo refleja el poder del deporte y la cultura, sino que simboliza cómo los lazos personales e internacionales pueden trascender la minería y construir legados duraderos.

Detrás de todo esto, PLASA desempeñó un papel fundamental. Como puente clave en la cooperación chino-argentina, la empresa no solo aportó tecnología avanzada e inversiones, sino que integró la responsabilidad social en su estrategia, ofreciendo capacitación profesional, oportunidades de empleo y participación en la industria para que la comunidad local compartiera directamente los beneficios del desarrollo económico.

Esta interacción positiva entre empresa y comunidad no sólo dinamiza la economía de Salta, sino que también refuerza la cooperación chino-argentina en los planos social y cultural. Lo más importante es que esta cooperación trasciende los intereses comerciales y se convierte en un símbolo vivo de la profunda amistad entre China y Argentina. “La inversión empresarial impulsa el desarrollo de industrias de recursos estratégicos, fortalece la economía local y promueve el intercambio y la comprensión en áreas como tecnología, cultura y educación. Así como los jóvenes de Salta construyeron un puente de amistad sobre el altiplano a través del fútbol, el modelo de colaboración entre nuestro grupo y la comunidad establece un referente duradero y ejemplar para las relaciones chino-argentinas”, dijeron desde la empresa, felices con que los muchachos salteños conocieran Shigatse y Lasha en Tíbet, Shanghái y Chengdú. En efecto, desde las aulas y los salares hasta los altiplanos y las ciudades, este intercambio se ha convertido en un faro de cooperación sino-argentina.

Categorías: Sociedad

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