Fierro chino

27 noviembre, 2025

El tema de tapa de la última edición de la Revista DangDai es la traducción del “Martín Fierro” por Zhao Zhenjiang, en una entrevista de la investigadora Verónica Giordano, con pinturas de Marcelo Carpita.

En 1984, Zhao publicó su traducción al chino de la obra de José Hernández, texto canónico y fundacional de la Nación argentina. El profesor conoció el exilio argentino en México a fines de los años ‘70, visitó Buenos Aires en 2011 y también tradujo a Juan Gelman y a la chilena Gabriela Mistral. 

— En 2011, usted ofreció una charla en la Casa Leopoldo Lugones de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). ¿Era la primera vez que visitaba Argentina?

— Sí, fue la primera vez que visité Argentina. Como sólo estuve apenas unos pocos días en Buenos Aires, no pude descubrir casi nada de los rasgos que me dejó la experiencia de leer y traducir el Martín Fierro. No pude identificar los trazos del paisaje del gaucho, pero sí advertí que Buenos Aires es una ciudad europeizada. Me impresionaron sus anchas avenidas, los edificios antiguos y las estatuas que se erguían en las tantas plazas de la ciudad.

— En esa oportunidad usted mencionó que en la región del Tíbet hay un monumento dedicado al gaucho Martín Fierro. ¿Es preciso este dato?

— En 2007, el poeta Jidi Majia, subdirector de la Provincia Qinghai, que se encuentra en la meseta Qinghai-Tíbet, creó el Festival de Poesía del Lago Qinghai. Jidi Majia mandó construir una Pared de Poesía y una Plaza de Epopeyas. Ahí hay retratos tallados de poetas chinos y extranjeros como Pablo Neruda, César Vallejo, Rubén Darío, Octavio Paz, etc. En la plaza, se levantan las figuras de las 24 epopeyas chinas y extranjeras, y efectivamente entre ellas están Mío Cid y Martín Fierro.

En agosto de 2011 se celebró la Tercera edición del Festival de Poesía del Lago Qinghai. En la ocasión compartí unos días con Roberto Alfano, secretario de Cultura de la SADE, quien luego me recibió en Buenos Aires. En las palabras de presentación de mi conferencia, él recordó el viaje en el que coincidimos en Tíbet y mencionó como dato curioso la estatua de Martín Fierro.

— Otra vez, en una entrevista en 2011 para un diario argentino, usted dijo que entró a la universidad a fines de los años 1950, y que en ese momento no existía un Departamento de Español, el cual recién se creó algunos años después en el contexto de la gran influencia de la Revolución Cubana. ¿Cómo fueron esos años inaugurales?

—Así fue. En China no hubo enseñanza de español, hasta 1952. Ese año se estableció la primera Facultad de español en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing. A su vez, en la Universidad de Beijing se creó la especialidad de español en la Facultad de Lenguas y Literaturas Occidentales en 1960, con motivo del triunfo de la Revolución Cubana. Por aquel entonces yo estaba cursando la especialidad de Francés. Al año siguiente, me pasé a la especialidad de Español. No solamente los estudiantes cambiaron de especialidad, también lo hicieron los profesores chinos. En aquellos años iniciales había profesores de distintos países de habla hispana, tales como de de Chile, Perú, Bolivia y Argentina.

-En su paso por Buenos Aires, usted también dijo que tenía un profesor argentino que seleccionó fragmentos del Martín Fierro como lectura de clase y que así surgió su interés por traducir esta obra. ¿Quién era ese profesor?

-Lo recuerdo muy bien. Era el profesor Pablo Doudchitzky, argentino, y cuyos hijos muchos años después lo recordaron en el documental “Hotel La Amistad”. Él fue quien nos enseñó durante más tiempo en la Universidad. Su contribución es importante para la Facultad de Español de la Universidad de Beijing. Otro profesor que recuerdo, también proveniente de Argentina, pero de origen paraguayo, fue Roberto Romero, hermano del poeta Elvio Romero. Él también nos enseñó un semestre. Los dos profesores nos seleccionaron fragmentos del Martín Fierro como material de lectura para ampliar los contenidos del programa del curso. Así fue como tomé contacto por primera vez con la obra.

— ¿Cuánto influyó en su deseo de traducir el Martín Fierro el hecho de ser usted mismo de origen campesino. Y después de hacerlo, ¿qué elementos de la obra le parece que pueden ser comparables o pueden resonar en el campesinado chino?

— Creo que un elemento en común son los shuoshuren (说书人), literalmente, persona que cuenta cuentos, también conocidos como shuohuaren (说话人), persona que habla, propios de la tradición oral en China y los pueblos de mi tierra natal. Estos narradores contaban historias de héroes o personas extraordinarias, que estaban dirigidas a la gente común. Creo que pueden ser comparables a los payadores gauchescos, ellos hablaban cantando, y generalmente contaban las hazañas de los héroes. Quizá mi interés por el Martín Fierro puede estar relacionado con esta coincidencia, pero también al hecho que desde mi infancia me gusta la poesía china, y sobre todo las canciones populares, muy afines a los versos del Martín Fierro.

— Entiendo que usted tuvo dos etapas en el trabajo de traducción del Martín Fierro. Una en los años 1960, cuando tuvo el primer encuentro con la obra. Y luego hubo otra etapa, a fines de los años 1970, cuando fue a México para realizar estudios de perfeccionamiento de español…

— Sí, entré a la Universidad en 1959 y como le comentaba antes, en los primeros años tomé contacto con los versos del Martín Fierro y comencé a traducirlos. Para cuando me gradué en 1963 ya había terminado la traducción de la primera parte.
Entre 1979 y 1981 estuve en El Colegio de México. Al llegar allí, me di cuenta de que había profesores y estudiantes exiliados de Argentina, por razones políticas derivadas de la dictadura iniciada en 1976. Fue entonces que se me ocurrió la idea de terminar la traducción de Martín Fierro.

Cuando regresé a China, me quedaban aún dudas que no habían sido resueltas durante el tiempo que estuve en México. Gracias a la ayuda del profesor Carlos Alberto Leguizamón, argentino y especialista en la literatura gauchesca, quien por entonces estaba trabajando en el Segundo Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín (北京第二外国语学院, también conocido como Beijing International Studies University en inglés), pude terminar completamente la traducción de Martín Fierro.

— ¿Recuerda algunos nombres de las personas exiliadas con las que se cruzó en México? ¿Se discutía sobre la realidad política de China: la reforma y la modernización incipiente?

— En el Colegio de México, yo podía consultar a los estudiantes argentinos en el comedor o en la biblioteca por cualquiera duda que tenía en la traducción, pero no recuerdo sus nombres. Sí puedo decir que ellos siempre me explicaban con entusiasmo. Entonces, los profesores chinos estábamos muy concentrados en el estudio, para recuperar los diez años perdidos por la revolución cultural. Por esta razón, creo que no profundizamos la relación con los amigos extranjeros. La política de la reforma y la apertura recién empezaba, se discutía poco sobre la modernización china, las preguntas que nos hacían los amigos argentinos casi siempre estaban relacionadas con entender por qué China no había roto radicalmente la relación diplomática con los gobiernos militares de las dictaduras latinoamericanas de aquellos años. Videla en Argentina (que viajó a China), Pinochet en Chile, y otros. También me preguntaban por qué China peleaba con Vietnam en la guerra que había estallado en el año 1979. Hoy en día todo eso ya pasó a la historia.

— Según sus palabras, cuando usted comenzó a traducir el Martín Fierro no se imaginó que sería publicado. ¿Qué sintió veinte años después?

— Realmente, no me imaginé que mi traducción del Martín Fierro podría ser publicada. Fue la primera traducción al español que hice. Las empresas editoriales no tienen ganancia económica significativa con la publicación de poesía, y mucho menos con la traducción de una epopeya en aquel entonces completamente desconocida en China. Pero en 1984, apareció la oportunidad por el hecho de la conmemoración del 150 aniversario del nacimiento de José Hernández. El gobierno de Argentina planeó exponer versiones del Martín Fierro en distintas lenguas, y el gobierno de China apoyó a la Editorial de la Provincia Hunan para editar la traducción que yo había realizado. Para mí fue una alegría inesperada, y desde allí empezó mi vida como traductor de la poesía del mundo hispánico.

— En medio de la pandemia, Argentina recibió cajas con donaciones sanitarias que llegaban desde China, y tenían la bandera china y argentina y un verso del Martín Fierro: “los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”. ¿Estaba al tanto de esto?

— A propósito de este asunto, ya no recuerdo si esos versos escritos en las cajas son por mi propuesta, pero sí recuerdo que ofrecí 1.000 yuanes para comprar mascarillas sanitarias y enviarlas a los amigos del mundo hispánico.

— Grandes artistas argentinos han ilustrado el Martín Fierro. En 2013, el Instituto Cervantes en Beijing organizó una exhibición con estas obras y usted brindó una conferencia alusiva. ¿Qué impresión le provocaron las ilustraciones? ¿Apreció alguna diferencia entre esas imágenes y las que recuerda de su visita a Buenos Aires?

— Tengo varias versiones de Martín Fierro, con ilustraciones maravillosas. Conozco las de Juan Carlos Castagnino, Aída Carballo, Carlos Alonso, Juan Lamela, entre otros grandes artistas argentinos. También, el pintor chino Zhong Zengya, que hizo las ilustraciones de mi traducción me regaló una suya original y la conservo. Mi vista a Buenos Aires fue muy breve. Lamento que no pude visitar los paisajes de la pampa argentina. Por lo tanto, no tengo punto de comparación, pero los amigos argentinos me sacaron una foto con un “gaucho bailarín”.

— También tradujo a Juan Gelman y Gabriela Mistral. Se trata de dos figuras prominentes de las letras latinoamericanas que han sido objeto de controversias. ¿Piensa que los lectores chinos se interesan por estas cuestiones?

— Durante el Festival de Poesía del lago Qinghai en 2009, se le concedió a Juan Gelman el Premio del Antílope Tibetano de Oro. Por la ocasión me pidieron que tradujera algunos poemas suyos. Recomendé a Gelman como el candidato del premio, no solamente por su poesía, sino también por su personalidad. Posteriormente, nos hicimos muy buenos amigos. Cuando falleció en 2014, escribí un artículo titulado Juan Gelman: un gran poeta legendario para el periódico Literatura y Arte. En ese breve texto dije que Gelman luchó por buscar la verdad y defender la justicia. Y lo definí como “un poeta y un guerrero”. Y en cuanto a Gabriela Mistral, traduje textos para la Editorial Lijiang, que se interesó en ella por haber obtenido el Premio Nobel. Para los lectores chinos, la palabra clave de su poesía es amor: amor erótico, amor materno y amor fraternal.

— Leí que a usted le gustaría traducir versos y canciones para niños. ¿Es así?

— Sí me gustaría mucho, no solamente a mí, sino también a la editorial que se dedica a publicar literatura infantil. Me gustan las canciones de cuna del poemario de Gabriela Mistral titulado Ternura, publicado en 1924, que expresa el amor maternal y la emoción de la autora en su mirada sobre la infancia.

— En mi infancia fue notable la influencia de María Elena Walsh, poeta y cantautora argentina. De ella recuerdo con cariño la canción El Adivinador. La canción no da las respuestas, quien la escucha debe imaginarlas:

“La señora Nube Blanca

se encontró con un señor

Le dijo, “Sos un cochino,

vas todo sucio de carbón

Don Humo, muy ofendido,

¿saben qué le contestó?

Adivinador, adivina.

Adivina, adivinador”.

¿Le provoca alguna resonancia este tipo de poesía y canción?

— No conozco la canción El Adivinador, pero me hace recordar momentos de cuando yo tenía 4 o 5 años. En aquel entonces yo sabía una canción que dice así:

一条腿的地里生 (De una pierna, nace de la tierra——el hongo.)

两条腿的叫五更 (De dos piernas, despierta la aurora——el gallo.)

三条腿的佛前站(De tres piernas, se levanta ante los Budas——el incensario.)

四条腿的盗窟窿 (De cuatro piernas, excava agujeros——el ratón.)

La motivación de la entrevista A fines de marzo de 2025, Verónica Giordano dictó la conferencia “La china en la China. La literatura como oportunidad para el diálogo entre culturas” en la Universidad de Nanjing, con moderación de Zhang Weijie, director del Departamento de Filología Hispánica en esa casa de estudios. La conferencia propuso pensar la relación entre China y América Latina a partir de la novela de Gabriela Cabezón Cámara, Las aventuras de la China Iron. La novela retoma el célebre poema épico El gaucho Martín Fierro para contar las aventuras de su mujer, la china. Giordano recurrió a esta referencia para abordar temas tales como el vínculo con “el otro”, el colonialismo y la naturaleza como protagonista de los problemas sociales actuales que atraviesan la relación entre China y Argentina/América Latina. El gaucho Martín Fierro (1872 y 1879), de José Hernández, es un texto canónico y fundacional de la nación argentina. Ha sido traducido a más de 40 lenguas. En China, el traductor es Zhao Zhenjiang, director del Centro de Estudios Hispánicos de la prestigiosa Universidad de Beijing. Zhao es un pionero de la traducción de obras emblemáticas de la literatura y la poesía del mundo hispanoparlante. Recientemente, ha recibido el máximo premio de China como reconocimiento a su trayectoria en el campo de la traducción. Algunos de los detalles sobre la vida del profesor Zhao, que Giordano recogió mientras preparaba la conferencia que dictó en la Universidad de Nanjing, le provocaron la inquietud de entrevistarlo.

Categorías: Cultura

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