Xue Mo y el poder de la mente en el CEACh de la UBA

14 noviembre, 2025

El escritor Xue Mo presentó ayer en la Universidad de Buenos Aires su libro de ensayo “El mundo es un reflejo de la mente”. Una reseña.

Autor de una frondosa narrativa, con varios premios y traducciones a más de 30 idiomas, en los últimos años Xue Mo se volcó más a textos ensayísticos a partir, dijo ayer, de ver a su hijo atravesando una crisis existencial.

Aquí en Argentina se conocían un par de libros suyos de narrativa, así como otro sobre la poesía de Laozí, pero no su veta filosófica en la cual rescata clásicos del pensamiento chino para reflexionar sobre el lugar de las personas en el mundo, el papel de la mente o la naturaleza humana.

Xue Mo, que el día previo participó de otra actividad en la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPaz) y seguirá viaje por la región para participar en las ferias del libro de Santiago de Chile y de Guadalajara, México, fue presentado ayer por el académico Sun Xintang, en una mesa de la que participaron Florencia Sartori de la UBA/Conicet y el poeta Luis Tedesco. La conferencia se dictó en el Centro de Estudios Argentina China (CEACh) de la Facultad de Ciencias Sociales, que organizó el evento.

En su primera visita a nuestro país, del que dijo admirar a Borges, Maradona y la amabilidad de su gente, Xue Mo, oriundo de la provincia de Gansu, donde es vicepresidente de la Asociación de Escritores local, habló sobre la constante transformación del mundo y de cómo lograr una “mente en paz”. “En este mundo cada uno es diferente, y lo que vemos nosotros no es lo mismo que ve otra persona. El mundo no es igual para todos. Y nuestra mente va agregando experiencias (para mí, como esta ahora en Argentina) y se va haciendo una idea individual del mundo, pero no podemos controlar nada de él ni del exterior, salvo intentar hacerlo con nuestra propia mente, que también es nuestra propia rival. Si logramos controlarla, eso nos da libertad, la posibilidad de vencer al deseo, el odio, la avaricia”, dijo el escritor.

Xue Mo habló de la impernanencia como lo único constante, de la inutilidad de querer resolver problemas y de la infelicidad, la que vio en su hijo y la que observa en todo el mundo; también de la maldad, lo que le sirve para discutir con Mencio (o en Occidente, podría nombrarse a Rousseau) sobe la presunta naturaleza bondadosa del ser humano. Su libro “El mundo es un reflejo de la mente” habla de todo eso con referencias al budismo y al taoísmo.

Sun Xintang recorrió su obra, el poeta Tedesco valoró los párrafos del texto donde menciona la avaricia y de cómo sus enseñanzas deberían ser estudiadas por políticos y estudiantes para una mejor distribución de las riquezas, y Sartori hizo y condujo preguntas del público presente. La profesora Lelia Gándara, por ejemplo, le preguntó sobre Lu Xun y su “Diario de un loco”, en especial sobre la imagen de la sociedad que se devora a sí misma, en alusión a un cuento de Xue Mo que habla del canibalismo. En su respuesta, acaso una luz de esperanza que ofreció Xue Mo es que a través de la educación y la cultura las personas pueden mejorar. “Pensemos en una parcela de tierra – dijo. Si sembramos plantas y cereales puede florecer. Si no, crece la maleza”.

El periodista Fernando Capotondo, director del blog Llibres, escribió una reseña del libro presentado, que presentamos a continuación:

“Soy un burro con luz en la mente”

La provocadora autodescripción del escritor chino Xue Mo sorprende, sacude e interpela a los lectores de su libro “El mundo es un reflejo de la mente”, una obra de divulgación espiritual que explora las profundidades del pensamiento y analiza sus vínculos con el mundo exterior. El libro, editado en la Argentina, aporta las herramientas básicas para iniciarse en los fundamentos filosóficos del budismo, en un camino de iluminación que busca seducir a quienes no son religiosos, ni creyentes, ni nada, según aclara el propio autor.

En efecto, la obra de Xue explora la relación entre la mente y la percepción del mundo que nos rodea, a través de un estilo deliberadamente didáctico que evita el uso de definiciones grandilocuentes y términos desconocidos, difíciles de asimilar para los que recién se asoman al tema.

En su afán por hacer fácil lo complejo, el autor apela a todos los ejemplos y analogías imaginables para introducir a los lectores al conocimiento del dharma, el nirvana o el samsara, entre otros conceptos. Su búsqueda de la sencillez es tal que se permite rescatar la figura del popular juego “Lego” para desentrañar – de la manera más amena y accesible posible – las complejidades de la idea del yo.

“Sé que hago excesivo hincapié en el significado y las implicaciones de numerosos términos, pero la verdad es que espero que, en vez de quedarte enredado en el vocabulario, seas capaz de reflexionar por ti mismo sobre las palabras que te aporten algo y te permitan conectarte con tu mente verdadera. Dicho de otra forma, las palabras no son más que señales en el camino”.

Xue Mo despliega un estilo audaz – algunas veces distendido, otras provocador – que permite redescubrir a un intelectual con un incuestionable manejo del lenguaje, un profundo anclaje espiritual y un delicado conocimiento de la naturaleza humana.

Quizás sea la combinación de estas cualidades lo que hace que “El mundo es un reflejo de la mente” pueda ser definido como una suerte de viaje iniciático al budismo, a enseñanzas totalmente opuestas a los conceptos que suelen dominar la cotidianeidad de los ciudadanos de Occidente, como bien señala el poeta argentino Luis Tedesco desde el prefacio.

Sabiduría budista

“La liberación que buscan los budistas es una especie de libertad absoluta, a la que también llamamos independencia”.

A través de una serie de reflexiones filosóficas, Xue Mo explica cómo las creencias y pensamientos que nos moldean constituyen un insoslayable filtro a la hora de interpretar la realidad cotidiana.

Para desarrollar esta idea, divide su obra en cinco partes – “La inmutable esencia verdadera”, “Descubriendo el tesoro inherente de la vida”, “Encuentra a tu verdadero enemigo”, “La vida cambia gracias a la sabiduría” y “Sembrando la semilla del amor en el campo fértil de la mente” – en las que aborda los principales lineamientos de la sabiduría budista e insiste con la idea que la vida no es otra cosa que un reflejo de la mente.

El autor parece sentirse cómodo en su recurrente uso de ejemplos para simplificar los principales conceptos que desarrolla, incluso cuando la sencillez de muchas definiciones no requiere de agregados ni explicaciones adicionales.

En muchos de estos ejemplos, remite a su obra literaria y rescata a personajes de sus novelas “Los hechizos de Xixia”, “Los rituales del desierto”, “La mente del diamante inmortal” y “La llanura de los cazadores”, entre otras.

“No pretendo cambiar al mundo, lo único que quiero es cambiarme a mí mismo. No deseo iluminar el mundo, mi único deseo es iluminarme. No escribo para que me lean ni para propagar mi sapiencia por el mundo, lo único que intento es lograr un diálogo, una conversación”.

Las citas bibliográficas no son sólo autorreferenciales, sino que también incluyen contenidos del “Tao Te Ching” y “Peregrinación al Oeste”, entre otros clásicos de la literatura china, en una combinación de contenidos que dialoga con la audaz decisión de hacer convivir nombres como Buda, Jesucristo o Confucio, con personajes de la más absoluta actualidad, como Bill Gates.

Se trata de un recurso absolutamente válido, que contribuye a facilitar la comprensión de una obra que – según explica Xue – tiene su origen en la tradición budista del Gran Mudra (Mahamudra) y desarrolla las enseñanzas de la escuela Shangpa Kagyu.

La cuarta pared

“No estoy dispuesto a desperdiciar mi valioso tiempo escribiendo cosas que yo mismo considerara que son basura. ¿Qué es basura? Algo que no le aporta nada al mundo y que además, me hacer perder el tiempo como escritor y a ti como lector”.

Con el sutil recurso del final – “y a ti como lector” –, el autor profundiza el juego de complicidades con su público, invitando a los lectores a convertirse en virtuales personajes del libro que tienen entre sus manos.

De esta manera, apela a lo que se denomina “ruptura de la cuarta pared”, un concepto teatral que se utiliza cuando los actores le hablan directamente al público, eliminando la barrera imaginaria que impone el escenario. Como si ficción y realidad fueran lo mismo. O en el caso de los libros, como si el propio escritor estuviera susurrándole al oído a sus lectores.

A Xue Mo le sobra oficio para lograr su objetivo de seducción lectora. No debemos olvidar que es uno de los autores ineludibles de las letras chinas contemporáneas, que su obra ha sido traducida a más de veinte idiomas y que ha sido distinguido con los más prestigiosos premios literarios, entre ellos el Lu Xun, el Feng Mu y el Erdosel de Excelencia de Shanghai.

En efecto, su capacidad para explorar la identidad, la memoria y la historia íntima de China, combinada con su profundo conocimiento de la espiritualidad y la naturaleza humana, lo convierten en un intelectual de lectura más que recomendada para los contradictorios tiempos que corren.

Quizás, sea una buena idea permitirse aprender de “un burro con luz en la mente”. La autodefinición es irresistible.


“El mundo es un reflejo de la mente”
Autor: Xue Mo
Traducción de Liljana Arsovska y Pablo Rodríguez Durán
Nuevohacer, Grupo Editor Latinoamericano
Edición marzo 2024
Buenos Aires, Argentina
253 páginas

Categorías: Cultura Destacadas

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