Avances contra el cáncer en China

9 junio, 2025

Un artículo de China Talk analiza los avances en China en la lucha contra el cáncer y por pasar de la importación de medicamentos a su invención.

La nota arranca relatando que en 2011, China dio un paso histórico al aprobar Conmana, su primer fármaco anticancerígeno desarrollado localmente. Catorce años después, el anticuerpo biespecífico ivonescimab aspira a desafiar a Keytruda, el medicamento oncológico más vendido del mundo. Estas dos historias enmarcan una doble batalla: la lucha global contra el cáncer, que aún mata a uno de cada seis personas, y el esfuerzo de China por pasar de importar medicamentos a liderar su innovación. Este relato sigue el recorrido de cuatro terapias clave —Conmana, Brukinsa, Carvykti e ivonescimab— y sus creadores, revelando cómo China está redefiniendo su lugar en la biotecnología mundial.

Según el artículo, en 2003, en Hangzhou, Betta Pharmaceuticals había nacido de un sueño compartido por tres científicos repatriados: los doctores Wang Yinxiang, Ding Lieming y Zhang Xiaodong. Formados en universidades estadounidenses, querían llevar la biotecnología de vanguardia a China. Su creación, Conmana (icotinib), un inhibidor de EGFR para el cáncer de pulmón, marcó un hito al obtener la aprobación regulatoria en 2011 tras superar rigurosos ensayos clínicos, incluyendo una comparación directa con el gefitinib de AstraZeneca. Presentado en 2011 en la Conferencia Mundial sobre Cáncer de Pulmón, Conmana demostró igualar la eficacia de su rival importado con menos efectos secundarios, a un costo más accesible para los pacientes chinos.

Sin embargo, Conmana no logró conquistar mercados globales. En 2014, un intento de ensayo clínico en EE. UU. fue abandonado ante la competencia de inhibidores de EGFR más avanzados. Aunque fue un triunfo local, impulsado por reformas políticas y fondos estatales como el Programa 863, Conmana quedó como un ejemplo de innovación “me-too”: eficaz, pero no lo suficiente para competir internacionalmente.

La nota de China Talk refiere a BeiGene como “globalización” de Brukinsa. Fundada en 2010 en Beijing por el estadounidense John Oyler y el biólogo chino Xiaodong Wang, BeiGene apostó por un enfoque global desde el inicio. Su fármaco, Brukinsa (zanubrutinib), un inhibidor de BTK para cánceres de sangre, superó a sus predecesores en seguridad y eficacia tras analizar 3,000 compuestos. En 2019, Brukinsa hizo historia como el primer anticancerígeno chino aprobado por la FDA, seguido por autorizaciones en más de 65 países. Con ventas de 2,600 millones de dólares en 2024, representa un caso de innovación “me-better”, consolidando a China como un actor global en oncología.

Más tarde habla de Legend Biotech, creada en 2014 como filial de GenScript, para marcar el ascenso de China en los fármacos biológicos. Su terapia CAR-T, Carvykti, desarrollada en el Hospital Xi’an Jiaotong bajo el liderazgo del Dr. Frank Fan, trata el mieloma múltiple con células T modificadas genéticamente. En 2017, Legend atrajo a Janssen (Johnson & Johnson), y en 2022, Carvykti obtuvo la aprobación de la FDA, extendiéndose a 36 países y tratando a más de 5,000 pacientes. Este éxito refleja la ambición china de liderar en terapias de última generación.

También informa sobre Akeso Biopharma, fundada en 2012 por la doctora Michelle Xia, para especializarse en anticuerpos biespecíficos. Su fármaco ivonescimab, un PD-1/VEGF, destacó en ensayos de fase II en 2022 y recibió la aprobación de la NMPA china en abril de 2025. Un acuerdo de 5,000 millones de dólares con Summit Therapeutics en 2022 posicionó a ivonescimab como un contendiente global, con ensayos de fase III en curso para competir con Keytruda, que genera 29,500 millones de dólares anuales. Si triunfa, podría redefinir la biotecnología china.

China Talk postula que desde Conmana hasta ivonescimab, China ha evolucionado de la imitación a la creación de terapias competitivas globalmente, impulsada por talento repatriado, capital y reformas regulatorias.

Sin embargo, los desafíos persisten: el 90% de los fármacos en ensayos clínicos fracasan, y la presión financiera y regulatoria podría frenar el impulso.

Categorías: Ciencia y Tecnología

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