Chen Wenqing en misión entre Rusia y Hungría: China exporta su diplomacia de seguridad
Por Herta Manenti (*), para DangDai. La actual visita del poderoso jefe de seguridad chino y miembro del Comité Político del Partido Comunista marca un momento clave en la proyección internacional de Beijing.
Iniciada el 23 de mayo con escalas oficiales en Budapest y Moscú, la misión de Chen Wenqing se distingue por el perfil del protagonista: Chen es el máximo responsable de la policía, los servicios de inteligencia y el sistema judicial en China — y rara vez figuras de este nivel realizan misiones al extranjero.
El programa incluye tres puntos principales: la participación en la 13.ª Conferencia Internacional de Altos Representantes para la Seguridad en Moscú, prevista del 23 al 29 de mayo de 2025; la 10.ª reunión del Mecanismo de Cooperación en Seguridad y Justicia entre China y Rusia; y una serie de encuentros bilaterales con autoridades húngaras y rusas.
En Moscú, Chen reafirmó el objetivo de la visita: dar seguimiento a los acuerdos firmados por Xi Jinping y Vladímir Putin, reforzando la cooperación en materia de seguridad. Una agenda que aborda sectores sensibles: lucha contra el terrorismo, delincuencia transnacional, ciberseguridad. Su homólogo ruso, Nikolai Patrushev, definió a Beijing como “un socio estratégico”, subrayando que la colaboración no está dirigida contra otros Estados, sino que se basa en valores comunes como la soberanía y la estabilidad.
La etapa previa en Budapest llevó a Chen a reunirse con el primer ministro Viktor Orbán (foto) y otros ministros clave. En el centro del diálogo: soberanía nacional, seguridad interna y protección de infraestructuras vinculadas a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, como el ferrocarril Budapest-Belgrado. Orbán elogió los resultados de la visita de Xi en 2024, confirmando el fortalecimiento de las relaciones bilaterales y el compromiso compartido con una agenda de desarrollo soberano.
Esta misión no es solo diplomacia: representa un paso clave en la construcción de un sistema multinivel de cooperación en seguridad. Un modelo en el que el entendimiento entre jefes de Estado se traduce en acciones concretas por parte de los responsables de seguridad, también en el plano multilateral — como lo demuestra el foro de Moscú. La Iniciativa de Seguridad Global (GSI), lanzada por Beijing en 2022, ofrece el marco teórico: seguridad compartida, integrada y sostenible. En este contexto, la coordinación chino-rusa aparece cada vez más institucionalizada, con un formato anual de consulta y un enfoque operativo que abarca desde la lucha contra el terrorismo hasta la protección de infraestructuras críticas frente a amenazas híbridas.
Más allá de Moscú y Budapest: el panorama geopolítico
La misión de Chen se inscribe en una fase delicada para los equilibrios euroasiáticos y globales. En Europa, Hungría consolida su papel como centro logístico y político en la plataforma de cooperación China-Europa Central y Oriental (17+1), manteniendo una línea autónoma respecto a Bruselas y alineándose con la visión china de desarrollo no condicionado. Las negociaciones entre la UE y el Mercosur están estancadas, así como el Acuerdo de Inversiones UE-China (CAI), firmado en 2020 pero suspendido por el Parlamento Europeo: factores que empujan a Beijing a valorar canales bilaterales alternativos con actores estratégicos como Budapest.
También en América Latina crece el interés por el sistema BRICS, donde China juega un papel central. El bloque ha consolidado un marco físico de cooperación que incluye el Nuevo Banco de Desarrollo y el Acuerdo de Reservas Contingentes, por lo que es más correcto definirlo como un mecanismo consolidado de cooperación estructural, en lugar de un simple “laboratorio político-económico”. La implicación de los países de la región no responde a alineamientos ideológicos, sino a demandas comunes de desarrollo, con un fuerte rechazo al proteccionismo unilateral — uno de los principales temas planteados por los BRICS en sus recientes reuniones ministeriales.
La cooperación en materia de seguridad, además, debe describirse como coordinación dentro del marco de la Iniciativa de Seguridad Global (GSI), y no como un “frente multilateral alternativo a la hegemonía occidental”. Esta distinción es esencial para comprender la lógica diplomática de Beijing, que busca construir un sistema de gobernanza global más inclusivo y no confrontacional. En este sentido, la reforma de la ONU propuesta por China no pretende simplemente desafiar a Occidente, sino reforzar la representación y la voz de los países en desarrollo en los procesos decisorios globales.
La visión china de la globalización, como afirmó Xi Jinping, apunta a hacerla “más dinámica, más inclusiva y más sostenible”. Beijing propone una reforma del sistema multilateral basada en el fortalecimiento del papel de la ONU y en un reequilibrio estructural de las instituciones globales, otorgando mayor protagonismo a los países del Sur Global.
La visita de Chen Wenqing pone de manifiesto una novedad estratégica: China está complementando su diplomacia económica y política con una diplomacia de seguridad, visible, estructurada y proyectada más allá de sus fronteras. Los altos funcionarios de seguridad chinos ya no se limitan a la gestión interna: se convierten en emisarios del nuevo orden multipolar promovido por Beijing. La cooperación con Rusia, el diálogo con Hungría, el puente con América Latina: todo converge hacia un objetivo compartido — construir una arquitectura de seguridad global que supere los modelos de hegemonía, fragmentación e intervencionismo selectivo.
En un mundo marcado por crisis sistémicas, rivalidades estratégicas y desconfianza institucional, China eleva el tono, y lo hace con sus figuras más sensibles. Chen Wenqing es el rostro operativo de esta nueva fase. Su misión lo confirma: Beijing no solo quiere formar parte del orden internacional, sino convertirse en una de sus fuerzas refundadoras.
(*) Sinóloga italiana. Investigadora del Ward Research Institute de Beijing sobre las Relaciones China-Europa.
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