Xi va a Moscú en un viaje de alto valor simbólico
Por Herta Manenti (*) para DangDai. Del 7 al 10 de mayo, el presidente chino Xi Jinping estará en Moscú por invitación del presidente ruso Vladímir Putin para participar en las celebraciones del 80º aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patriótica.
Aunque la agenda oficial aún no ha sido publicada, es previsible que el encuentro se centre en el fortalecimiento de la cooperación estratégica entre China y Rusia, en un contexto global marcado por tensiones con Occidente.
En el plano económico, es posible que se reafirmen compromisos conjuntos en el ámbito del intercambio comercial, la energía y las infraestructuras, con especial atención a la integración entre la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la Unión Económica Euroasiática. En el campo militar, podrían surgir desarrollos relacionados con la cooperación técnico-defensiva, aunque estos suelen mantenerse alejados del foco mediático.
La cuestión ucraniana estará con toda probabilidad en el centro de las conversaciones: Beijing continúa presentándose como un actor neutral, abogando por una solución política, aunque evita asumir posiciones que puedan interpretarse como un apoyo directo a las operaciones rusas. Otro tema delicado es la implicación de Corea del Norte, con la reciente confirmación de la presencia de tropas norcoreanas en la región rusa de Kursk: la estabilidad de la península coreana sigue siendo una prioridad estratégica para China.
A nivel multilateral, Beijing y Moscú podrían coordinarse aún más para contrarrestar las sanciones occidentales, reforzar los mecanismos financieros alternativos promovidos por los BRICS y reafirmar una visión multipolar del orden mundial. En este contexto, es plausible que se reitere la necesidad de reformas en la arquitectura de la gobernanza global, incluidos los organismos de las Naciones Unidas. China, sin embargo, tiende a interpretar las plataformas multilaterales como fruto directo del legado de la victoria sobre el nazifascismo, subrayando el valor del derecho internacional y de la cooperación institucional. En esto se distingue de la postura rusa, más marcadamente militarista, que actualiza la lucha contra el antifascismo en clave contemporánea, utilizándola como marco retórico.
La participación de Xi Jinping en las celebraciones de la victoria en la Segunda Guerra Mundial asume finalmente un fuerte valor simbólico, evocando la herencia antifascista común y oponiéndose a las reinterpretaciones históricas percibidas como instrumentales por parte de Occidente. La visita se inscribe en un momento delicado también en las relaciones entre China y Estados Unidos: el 2 de mayo, el Ministerio de Comercio chino anunció que estaba evaluando la oferta de Estados Unidos para iniciar conversaciones sobre comercio, en particular en relación con los aranceles impuestos recíprocamente. Beijing subrayó que, aunque la puerta al diálogo está abierta, cualquier negociación requerirá la “sinceridad” por parte de Washington, incluida la corrección de las “prácticas erróneas” y la anulación de los aranceles unilaterales.
Mientras que un enviado de Xi estuvo presente en la investidura presidencial en Gabón el 3 de mayo, como muestra de la atención china hacia África, dicha misión aparece completamente distinta del compromiso en Moscú, cuyo significado político y estratégico es mucho más relevante.
(Más información en RT y CGTN).
(*) Sinóloga italiana. Investigadora del Ward Research Institute de Beijing sobre las Relaciones China-Europa.
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