Confianza cultural e identidad estratégica: el discurso de Wang en Múnich y la proyección global china
Por Herta Manenti (*) para DangDai. El discurso del canciller chino Wang Yi en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2025 marca un momento crucial para la diplomacia china.
No es la primera vez que el liderazgo chino hace referencia a su cultura clásica en un contexto internacional, pero el hecho de que esto haya ocurrido en uno de los escenarios más importantes de la política global le otorga un significado histórico particular.
China se presenta no solo como una potencia económica y geopolítica, sino como una civilización milenaria con una visión del mundo coherente y profundamente arraigada en el tiempo. En su discurso, Wang Yi citó algunos de los textos más antiguos y autorizados de la filosofía china, incluidos el Zhouyi (I Ching), proverbios taoístas y principios confucianos.
Esta estrategia retórica no es un simple ejercicio de erudición, sino que refleja un cambio significativo en la proyección de China en la escena global. El mensaje que emerge es claro: mientras Occidente parece cada vez más caótico, dividido y en crisis de identidad, China se posiciona como un pilar de estabilidad, calma y confiabilidad. No se trata de nacionalismo, sino de una profunda seguridad en su identidad y en su camino histórico.
La creciente centralidad de las referencias a la tradición clásica china coincide con la estrategia más amplia de rejuvenecimiento nacional (中华民族伟大复兴, zhōnghuá mínzú wěidà fùxīng), promovida por el presidente Xi Jinping. Este proceso no implica una voluntad expansionista o hegemónica, sino una recuperación del papel de China en el mundo como una civilización guiada por principios de armonía, resiliencia y adaptabilidad.
Desde hace tiempo, Xi Jinping ha comenzado a integrar máximas clásicas en sus discursos para reforzar la narrativa de una China estable y segura de sí misma. La inclusión de referencias a Confucio, Laozi y el Zhouyi se ha vuelto cada vez más frecuente en reuniones con líderes extranjeros y en contextos multilaterales, subrayando la singularidad de la civilización china frente a la fragmentación y crisis de Occidente.Esta evolución se enmarca en un panorama más amplio, en el que China ya no se limita a responder a las narrativas occidentales, sino que afirma con seguridad su identidad cultural y filosófica como fundamento de su política exterior y su desarrollo interno.
La referencia a los clásicos chinos no es un artificio retórico, sino una declaración de principios que marca una nueva fase en la diplomacia del país.Las citas más relevantes de Wang Yi en Múnich son dos:1. “天行健,君子自强不息” – Resiliencia a Través de la PerseveranciaWang Yi comenzó su intervención citando el primer hexagrama del Zhouyi, Qián (乾):“天行健,君子自强不息” – “Así como el cielo se mueve con vigor, el hombre noble se esfuerza constantemente por mejorar.”Esta máxima proviene del hexagrama Qián (乾), símbolo de la energía Yang pura: movimiento incesante, fuerza y perseverancia.
En el pensamiento confuciano, el junzi (君子, hombre noble) no es necesariamente un noble de linaje, sino un individuo recto y sabio, asimilable al concepto de 证人 (zhèngrén, la persona justa). Su deber es emular el movimiento constante del cielo, mejorándose sin cesar.
Wang Yi utilizó esta cita para afirmar que el desarrollo de China es natural e inevitable, al igual que el movimiento del cielo. El mensaje es claro: las presiones externas no pueden alterar un camino que sigue las leyes de la historia y la naturaleza. En este sentido, China no reacciona impulsivamente a las provocaciones occidentales, sino que avanza con paciencia y determinación, encarnando la virtud confuciana de la resistencia moral y estratégica.2. “他强任他强,清风拂山岗;他横任他横,明月照大江” – Paciencia Estratégica y el Principio del No Actuar EspontáneoOtra referencia fundamental fue el proverbio taoísta “他强任他强,清风拂山岗;他横任他横,明月照大江” – “Déjalo ser fuerte, la brisa sigue acariciando la cresta de la montaña; déjalo ser arrogante, la luna sigue brillando sobre el gran río.”Como contexto filosófico, esta máxima encarna el principio taoísta de 自然无为 (zìrán wúwéi), mejor traducido como “no actuar espontáneo”. La idea central es que el mundo sigue un orden natural y oponerse rígidamente genera desequilibrio.
La fuerza y la arrogancia de los demás son transitorias, mientras que la brisa y la luna, símbolos de la naturaleza, permanecen inmutables. A través de esta cita, Wang Yi subraya que China no se deja arrastrar a conflictos reactivos. El principio de wúwéi implica que la agresión externa se disipará por sí sola, mientras que China sigue su camino con calma y estabilidad, en claro contraste con el caos que hoy caracteriza a muchas naciones occidentales.
En conclusión, el uso de referencias clásicas en el discurso de Wang Yi en Múnich representa un hito en la proyección global de China. Ya no se trata solo de pragmatismo político, sino de una visión arraigada en la tradición, que desafía las narrativas occidentales y reafirma a China como una civilización milenaria y moderna al mismo tiempo. Este enfoque, ya iniciado por Xi Jinping, se está consolidando cada vez más, delineando una China que se diferencia de la crisis e inestabilidad de Occidente por su capacidad de mantenerse firme y confiable en un mundo en constante cambio.
A través de esta retórica, China se presenta como un modelo alternativo de gobernanza y estabilidad global, demostrando que su rejuvenecimiento está profundamente ligado a la continuidad de su civilización y su capacidad de adaptarse sin perder sus raíces.
(*) Sinóloga italiana. Investigadora del World Institute de Beijing sobre las Relaciones China-Europa.
PUBLICAR COMENTARIOS