En camino a ser una potencia polar

17 febrero, 2025

Hace ya diez años que el presidente Xi Jinping inició el estratégico “proceso de conversión en potencia polar” como “componente importante en la evolución de China hacia una potencia marítima”, escribe Jorge Malena en Tektónikos.

El profesor de la Universidad Católica Argentina y director del Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales señala que…

El artículo completo:

China, rumbo a convertirse en una potencia polar

Por Jorge E. Malena

Marco conceptual

En las consideraciones y planes estratégicos chinos las aguas internacionales, las regiones polares, los fondos marinos y el espacio exterior se clasifican como “nuevas fronteras estratégicas”, de allí su valor como espacios estratégicos.

Desde principios de la década de 1990, China ha puesto en marcha una estrategia de expansión oceánica. Y durante las últimas dos décadas, la República Popular (RPCh) ha ampliado considerablemente sus actividades polares.

Según la concepción estratégica abrazada por el liderazgo de la RPCh, la estrategia polar se encuentra integrada a la estrategia marítima del Estado (la cual, a su vez, es un elemento de su gran estrategia).

Todo lo antedicho guarda relación con que los más de cuarenta años de reforma económica han convertido a China en una de las dos economías más grandes del planeta. Ello implica ser no sólo “fábrica del mundo”, sino también un ávido consumidor de materias primas para alimentar a su aparato industrial y a su creciente clase media.

Esta situación ha redundado en la necesidad de proteger líneas de abastecimiento de insumos y de venta de productos y, consecuentemente, proteger intereses más allá de sus fronteras.

Ante esta circunstancia, la Armada del Ejército Popular de Liberación de China recibió el mandato de proteger las vías de navegación a través de las cuales se desarrolla el comercio internacional de la RPCh. En consecuencia, en los últimos treinta años China se ha abocado a construir una Armada con capacidad de proyectar poder más allá de su región circundante.

A continuación, se tratarán el vínculo entre las políticas marítima y polar de China, poniéndose el énfasis en la presencia de la RPCh en los Polos, particularmente la Antártida. A tales efectos, se identificarán los intereses que generan esas políticas, los hitos que las caracterizan, los objetivos que resultan de los intereses, la burocracia interviniente y los medios empleados. Por último, se efectuarán algunas reflexiones de índole estratégica.

Intereses y políticas

Según la concepción estratégica de China, existe un vínculo entre los océanos y los polos, debido a que estos contribuyen con el acceso a: (a) vías de tránsito marítimo, (b) nuevos caladeros de pesca, y (c) recursos críticos como el petróleo, el gas o las “tierras raras”.

Lo antedicho explica la voluntad de Beijing para asegurar un tránsito favorable en las rutas marítimas hacia no sólo la Antártida, sino también el Ártico.

El Ártico

En el caso específico del Ártico, la ruta que atraviesa el norte de Eurasia interesa a Beijing, por ser más corta, estable y por ende redituable con respecto a las rutas a través del Estrecho de Malaca y el Canal de Suez. Asimismo, la ruta marítima que atraviesa el Polo Norte discurre a través de aguas internacionales, donde los Estados tienen libertad de navegación.

Recordemos que una parte importante del comercio marítimo de China pasa por el Estrecho de Malaca: ya en el año 2003, el entonces presidente Hu Jintao acuñó el término “el dilema de Malaca” para resaltar la dependencia de la RPCh en este punto crítico de entrada y salida, para sostener su economía.

También en ese año, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) solicitó un estudio, que una vez completado se tituló “El Surgimiento de las Potencias Mundiales”. En el mismo, reconocidos académicos analizaron los motivos por los cuales nueve naciones alcanzaron el status de potencia. El texto afirmó que “el poder nacional integral deriva del desarrollo económico, el cual es generado básicamente por el comercio exterior, actividad que debe ser protegida por una armada poderosa”.

Esta situación fue analizada, para el caso chino, por un oficial superior naval: el capitán de navío Xu Qi, en un artículo publicado en el año 2004 en el journal Zhongguo Junshi Kexue —Ciencia Militar de China—, donde expresó: “La situación geoestratégica en la que se encuentra China atraviesa un cambio profundo…”, por lo cual “la Armada tiene el deber de extender su misión más allá de la defensa del litoral marítimo” como también “navegar libremente los océanos del mundo para ampliar el alcance de una estrategia marítima defensiva”.

Luego, en noviembre de 2014, el presidente Xi Jinping expresó en Hobarth (Australia) que “debido a los profundos cambios en el sistema internacional y al desarrollo económico sin precedentes de China”, el país “pronto será una potencia polar”. A continuación, agregó: “el proceso de conversión en potencia polar es un componente importante en la evolución de China hacia una potencia marítima”.

En ese marco, en junio de 2017, Beijing incluyó las rutas marítimas del Ártico en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, bajo la denominación de “Ruta de la Seda Polar”. Luego, el 26 de enero del año 2018 la Oficina de Información del Consejo de Estado de la RPCh publicó el “Libro Blanco de la Política China para el Ártico”.

Ese año el comisario político de la Academia Naval de Dalian, capitán principal Yu Wenbing, reveló que la estrategia naval china estaba en transición hacia un nuevo concepto: “defensa cercana de los mares, protección de los mares lejanos, presencia oceánica y expansión hacia los dos polos”.

Las preocupaciones chinas sobre la dependencia que identificó Hu Jintao y las posibles rutas alternativas no han hecho más que aumentar en los últimos años, a medida que las relaciones de China con Estados Unidos y varios de sus vecinos del Sudeste Asiático y Oceanía se han deteriorado.

La Antártida

En mayo de 1977, la Administración Estatal Oceánica de China (que se estableció en 1964 bajo el Ministerio de Recursos Naturales), estableció tres objetivos clave para el futuro: «explorar los territorios marinos de China; salir a los océanos; y poner pie en la Antártida”.

En lo referido a la estrategia china en la Antártida, entre 1977 y 1983 tuvieron lugar deliberaciones, definiciones y preparativos.

En 1983 China firmó el Tratado Antártico y asistió a la primera Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA) en Canberra. En 1984 comenzaron las actividades y se estableció la primera base, denominada “Gran Muralla”, en la isla 25 de Mayo. En 1985, la RPCh se convirtió en miembro consultivo del Tratado y adquirió un rompehielos finlandés, al cual llamó “Xuelong” —Dragón de Nieve.

Al año siguiente, China pasó a ser miembro del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR) y en 1988 inició la construcción de su segunda base, “Zhongshan”, en la tierra de la Princesa Isabel, en la parte opuesta a la península antártica. En 1989 se estableció el Instituto de Investigación Polar de China.

Entre 1990 y 2004 se cambian las prioridades en política antártica, pasando de la construcción de bases al desarrollo de investigación científica y la exploración de recursos. En 2004 se estableció la estación “Río Amarillo” en Svalbard, Noruega, a los efectos de efectuar investigación en el Polo Norte.

En 2005, exploradores chinos alcanzan la cima del Domo Argus, el punto más elevado de la meseta antártica. En 2009 se inauguró la base “Kunlun”.

Entre 2011 y 2015 el aumento del presupuesto científico permitió la construcción de un nuevo rompehielos, el Xuelong 2, una inversión en un avión polar y la construcción de aeródromos en las bases Kunlun y Zhongshan.

En el 2014, China inauguró en la Antártida la base Taishan. De 2016 a 2020, Beijing volvió a incrementar el presupuesto para actividades polares y se produjo la entrega de un nuevo avión polar, se estableció una nueva red de vuelos intercontinentales hacia la Antártida y comenzó la construcción de un nuevo rompehielos, en este caso de propulsión nuclear.

En 2017, China fue sede de la cuadragésima RCTA en Beijing por primera vez, ocasión en la que presentó el documento “Actividades antárticas de China”. También se inició ese año la construcción de la quinta base en el continente.

En 2019 los turistas chinos constituyeron el segundo grupo más numeroso de visitantes a la Antártida, lo cual posteriormente fue afectado por la irrupción del Covid-19.

Objetivos, burocracia y medios

A partir de los intereses descriptos, los objetivos de China pueden resumirse en tres ámbitos. En materia de seguridad, China busca preservar un escenario estable y pacífico, proteger la libertad de navegación, proyectar poder marítimo global y fortalecer la defensa nacional. En materia de recursos, Beijing procura acceder a pesca, minerales, hidrocarburos y agua. Y en lo referido a ciencia y tecnología, China busca poner en funcionamiento en esas latitudes sus programas de ciencia espacial e investigación astronómica, junto a su sistema de navegación Bei Dou.

A tales efectos, la burocracia y los medios puestos en juego para conseguir estos objetivos se pueden sintetizar en la agencia gubernamental china que se encarga de los asuntos polares es la Administración Estatal Oceánica de China, la cual está subordinada al Ministerio de Tierras y Recursos Naturales, cuyas funciones son la protección y el uso racional de los recursos terrestres, minerales y marinos más la gestión de la exploración geológica. Esta Administración Estatal es asesorada por la Administración Estatal del Ártico y la Antártida y el Instituto de Investigación Polar de China.

Las cuatro bases chinas en la Antártida desempeñan un papel central en el desarrollo del programa espacial chino, porque contribuyen con el monitoreo de los vuelos espaciales. También se necesitan para expandir la cobertura global del sistema de posicionamiento BeiDou. Cabe destacar que China efectúa trabajos científicos conjuntos con los siete países reclamantes de soberanía.

China cuenta con cuatro instalaciones en la Antártida: dos permanentes, Gran Muralla y Zhongshan y dos temporarias, Kunlun y Taishan. Y una quinta base que está en construcción en la isla Inexpresable del Mar de Ross.

En cuanto al material flotante, China cuenta con dos rompehielos que funcionan como buques científicos: el Xuelong (“Dragón de Nieve”) y Xuelong 2. El primero fue botado en 1993, es una construcción ucraniana de 1990 y lo gestiona el Instituto de Investigación Polar de China. Presta servicios en el Ártico y en la Antártida reabasteciendo las cuatro bases y relevando el personal, cuenta con siete laboratorios, tiene capacidad de carga general, combustibles, vehículos pesados y contenedores. Está equipado con grúas electro-hidráulicas, porta de carga en popa, plataforma y hangar para helicópteros, de los cuales posee un Kamov KA32 de origen ruso y uno Dauphin australiano. Tiene además un vehículo submarino apto para operar en zonas de baja temperatura.

El otro rompehielos es el Xuelong 2, construido en China y botado en 2016. También reabastece las estaciones del Ártico y del antártico. Es altamente maniobrable y puede romper un hielo de hasta un metro y medio. Está equipado con elementos científicos de avanzada e instrumentos para el estudio de la geología marina, la investigación geofísica, biológica y ecológica marina, el control del cambio climático y estudios de sísmica marina. Tiene capacidad para dos helicópteros.

Conclusiones: ¿China potencia polar?

El posicionamiento de China en el sentido de (a) reconocer el vínculo entre desarrollo económico-comercio exterior y proyección marítima, (b) incluir la estrategia polar en el contexto de su estrategia marítima, (c) expresar su aspiración de convertirse en potencia polar, (d) identificar la estrategia polar como componente de su “gran estrategia”, y (e) sumar una ruta polar a su principal emprendimiento diplomático, evidencian un giro fundamental en materia de las definiciones políticas abrazadas por una potencia con aspiraciones en los Polos.

Para que un Estado pueda tener participación en la gobernanza de los polos se consideran diversos factores: (a): la presencia sostenida a lo largo del tiempo, (b) la inversión en investigación científica y (c) el grado de compromiso en las organizaciones intergubernamentales que participan de la gobernanza.

En este sentido, el gobierno chino anunció que el país aspira a convertirse en una potencia polar, para lo cual Beijing incorporó los polos en su narrativa sobre los intereses nacionales, mantiene bases, efectúa expediciones, invierte en investigación y fortalece sus capacidades polares.

Asimismo, China necesita el suministro de recursos que contribuyan con su producción industrial (petróleo, gas, carbón, mineral de hierro) y también los que contribuyen con la seguridad alimentaria (pesca).

Todas estas acciones y pronunciamientos demuestran su voluntad de ocupar un lugar destacado en las discusiones sobre el futuro de los polos.

China ha hecho un esfuerzo sostenido desde antes de su acceso al Sistema del Tratado Antártico y al Consejo del Ártico para incrementar su presencia en ambas regiones y continúa con ímpetu en esa dirección. Si a ello se le agrega la participación de su Armada en ese emprendimiento, podría afirmarse que la RPCh se encuentra rumbo a ser una potencia polar.

Publicado originalmente en Tektónikos.

Categorías: China

PUBLICAR COMENTARIOS