La riqueza simbólica de la Serpiente, regente del año 2025

30 enero, 2025

Por Gustavo Ng (*). La sabiduría de la cultura china ha tenido el cuidado de no abandonar aquello que los antiguos artistas, pensadores y contemplativos de la naturaleza cósmica y de la condición humana han descubierto y creado durante milenios.

La mitología de todos los pueblos condensa el modo profundo de ver el mundo, que nutre de identidad a una cultura. Convertida en símbolo, la serpiente, animal regente del año 2025 según la antigua tradición zodiacal en la que convergen infinitas tradiciones de China, rebosa de elementos que expresan aspectos de la cultura china, desplegada en leyendas, imágenes, novelas y posiciones filosóficas.

La serpiente sigue siendo tótem de algunas sociedades, como el grupo étnico tujia que vive alrededor de las fronteras de las provincias de Sichuan, Guizhou y Hunan. También lo es en la zona que abarca Minyue, en la provincia de Fujian, y Taiwán, que tiene la misma raíz cultural. La costumbre popular de adorar a las serpientes todavía existe en Fujian y aún hoy el séptimo día del séptimo mes del calendario lunar chino, en la ciudad de Zhanghu (樟湖镇) la gente desfila llevando serpientes vivas.

Una criatura mítica con cola de serpiente es Huashe (化蛇), la que al gritar como una mujer o llorar como un bebé provoca una gran inundación. En una historia del Período de Primavera y Otoño (770-476 a. C.), un campesino encontró un monstruo con forma de serpiente al rastrear el sonido del llanto de un bebé en los alrededores de la ciudad de Daliang del Reino Wei (220-265 d. C.) y tres días después, más de 850 aldeas de los alrededores fueron inundadas por el Huang He (黄 河), el río Amarillo.

Una leyenda cuenta que en el lago Dongting (洞庭湖) de la provincia de Hunan, fue necesario recurrir a Hou Yi (后羿), el héroe que mató a los nueve soles, para acabar con la  enorme serpiente Xiushe (修蛇), que atacaba a los aldeanos. El cadáver de la serpiente se convirtió en una colina.

Mingshe (鸣蛇), la serpiente sonora, tiene cuatro alas y su voz, tan fuerte como una gran campana, atrae al viento. Vive cerca de minas o tumbas con oro y jade.

Los mitos relacionados con serpientes abundan. Sin embargo, entre todos ellos hay dos que sobresalen, el de la Diosa Madre, Nüwa (女媧) y de la Serpiente Blanca, Bai Suzhen (白素貞).

Nüwa

Nüwa, representada con cuerpo de serpiente y cabeza de mujer, ha desempeñado un papel fundamental en la historia mítica china. Entre sus numerosas versiones, aparece en el “Lie Zi”, (列子), “Maestro Lie”, un texto del Período de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.); también en el “Feng Su Tong Yi” (風俗通义), “La interpretación integral de las costumbres” y el “Huai Nan Zi” (淮南子), “Maestro Huai Nan”, de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.); en el “Feng Shen Yan Yi” (封神演), “La creación de los dioses” de la dinastía Ming (1368-1644), y Cao Xueqin (曹雪芹) abre su obra maestra, la novela “Hong Lou Meng” (紅樓梦), “Sueño en el Pabellón Rojo”, hablando de Nüwa.

En las diferentes versiones, Nüwa estaba sola hasta que se encontró con Fuxi (伏羲), su hermano y también su marido. En muchas pinturas se representan con las partes inferiores de sus cuerpos de serpiente entrelazadas. En una reflexión metafísica sobre la pintura china, François Cheng (:程抱) explica en el libro “Vacío y plenitud” que un primer trazo (en la leyenda estaría representado por Nüwa) marca el homogéneo mundo primigenio y esa marca establece una primera distinción. Antes había un solo color, ahora hay blanco y negro. Se instauran las dos cosas originarias del mundo, que son los alientos vitales, yin y yang. Nüwa, mujer, sería el yin y Fuxi, el varón, sería el yang.

“De la acción combinada y alternante del yin y el yang nacen los diez mil seres”, dice Cheng. La figura legendaria es la de Nüwa viendo su reflejo en el agua, decide crear seres a su semejanza. Así fue como dio nacimiento a los primeros seres humanos, dice el “Feng Su Tong Yi” (風俗通义), “La interpretación analítica de las costumbres”, de la dinastía Han Oriental, para enriquecer y embellecer el mundo.

De esta manera, Nüwa ganó hijos pero perdió la eternidad, en la que todo era sólo una unidad completa. Al ver que el mundo se fragmenta y dispersa, Nüwa siente la necesidad de reunir todas las partes para restaurar la perfección originaria. Lo que mueve a la serpiente, así, es el deseo de la reunificación, y en definitiva, el deseo. Por este motivo, la antigua astrología china sentenciaba que, en el año de la serpiente, la realidad está regida por el deseo.

En el “Shan Hai Jing” (山海经), “El clásico de las montañas y los mares”, la serpiente Xiushe se traga un elefante, de donde ha quedado la frase: “un hombre insatisfecho es como una serpiente que intenta tragarse un elefante” para referirse a la gran dimensión del deseo de esta criatura.

El deseo de reunir lo que se ha desperdigado resulta en una fuerza centrípeta de un poder tan inconmensurable como el que ha tenido Nüwa para haber creado los 10.000 seres. Por lo tanto, la serpiente encarna el deseo y la determinación de la unidad, y eso es lo que late en el corazón del orgullo de China de ser un pueblo único, una civilización única, una historia de una continuidad maciza y única.

El deseo puede derivar hacia la desgracia o hacia la prosperidad. Acarrea la desventura cuando la reunificación es alcanzada mediante la fagocitación de unos seres por parte de otros.

Al contrario, el deseo propicia el bien común cuando los seres consiguen unirse y crear alianzas mediante una armonía, en la que cada uno conserva su integridad.

La armonía, resulta, por lo tanto, un recurso vital para el deseo de la serpiente de reintegrar el mundo.

Siendo la armonía una destreza tan decisiva, es llevada al extremo por la serpiente. La armonía alcanza su mayor grado de sofisticación y deja de ser un medio para convertirse en un fin en sí misma. La serpiente desarrolla más y más la armonía. Busca que el ambiente que la rodea sea la mayor expresión de la belleza, vistiéndolo de los tesoros más hermosos del mundo, como hace Mingshe (鸣蛇), la serpiente sonora.

Otros atributos de la serpiente se derivan de su condición de ser anterior a los humanos. Los humanos se hicieron racionales para poder entenderse; la serpiente aprendió la racionalidad, pero su manera de conocer es previa. En un año bajo el dominio de la serpiente, la racionalidad es un instrumento, mientras la esencia del entendimiento es algo que llamamos “intuición”, y no podemos definir —justamente porque los humanos no tenemos palabras para definir lo que existía antes de nosotros.

De la misma manera, los humanos inventaron el lenguaje y la serpiente lo aprendió —y lo instrumenta de un modo magistral—; sin embargo, sus modos de comunicarse no dependen solamente del lenguaje humano. Para comprender esto es útil pensar en la música, como un lenguaje que transmite mensajes sin necesidad de usar palabras. También los hombres inventaron la moral, que la serpiente aprende y utiliza, pero siempre pervive en ella un estado de amoralidad.

Por ser anterior a la historia, lo más profundo de la serpiente vive en un no tiempo. Depende del reloj y el calendario para desenvolverse en el mundo que crearon los humanos, pero en su interior habita la eternidad. Esto explica que las serpientes animales nacen enteras, con todos los atributos de una adulta. No ha necesitado transitar el proceso de evolución personal. Desde siempre, las serpientes son adultas e íntegras.

La Serpiente Blanca

La serpiente ha sido símbolo del mayor poder de la naturaleza, el de dar la vida o procurar la muerte. Por lo tanto, la capacidad de controlar serpientes representa la habilidad de dominar la naturaleza. Los antiguos astrólogos sostenían que el éxito en el año de la serpiente consiste en dominar y guiar los deseos más primitivos.

El poder de la serpiente es el tema central en las historias de la Serpiente Blanca, Bai Suzhen. Uno de los primeros registros se encuentra en el “Jingshi Tongyan” (警世通言) “Historias para advertir al mundo”, recopiladas por Feng Menglong (馮夢龍), un erudito de la dinastía Ming. Allí se cuenta que la Serpiente Blanca desciende al mundo de los vivos durante el Festival Qingming (que es de los muertos), enamora a Xu Xian (許仙), y es descubierta por Fa Hai (法海), un monje budista que cree que los espíritus y los humanos no deberían mezclarse. Fa Hai le da a Xu Xian una pócima que devolverá a su amada su verdadera forma de serpiente. Ella bebe la pócima por amor a Xu Xian, revela su identidad y Xu Xian muere del susto. La Serpiente Blanca viaja al Monte Emei para traer otro ingrediente mágico que revivirá a Xu Xian, pero el monje Fa Hai es implacable y acaba encerrándola en la Pagoda Leifeng (雷峰塔).

Su poder le otorga a la serpiente una sólida eficacia. La vocación naturalista china observa que es una criatura que no tiene patas, pero se mueve con rapidez y que parece suave, pero es feroz en el ataque. Su determinación es implacable. Desde la quietud perfecta, en un solo movimiento, juega a todo o nada. Procede técnicamente cuando busca un objetivo, sin involucrar otros sentimientos. Un deseo imperioso y una eficacia implacable dotan a la serpiente de un carácter excepcional.

La historia de la Serpiente Blanca es antigua pero no extinta. Como decíamos al principio, la cultura china tiene la sabiduría de no desechar lo que han hecho los antiguos ancestros, y así esta historia ha seguido siendo escrita una y otra vez, ha sido representada en óperas y en películas, como “La Serpiente Verde”, interpretada por la famosa actriz Maggie Cheung Man-yuk (张曼玉), que recaudó más de 77 millones de dólares en taquilla.

Este éxito demuestra que el simbolismo de la serpiente continúa vigente en la sociedad china, por lo que el hecho de que el 2025 esté regido por la serpiente no habrá de pasar desapercibido.

(*) Nota publicada originalmente en China Hoy.

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