¿Sur o Norte?
El académico Juan Gabriel Tokatlian postula que China no pertenece al “Sur global” y que hay “dos Nortes”, con ejes en Washington y Beijing, cuyo “vínculo no replica lo que fue la pugna Este-Oeste”, con dos “modelos antitéticos” que se enfrentaban en la “guerra fría”.
En su último libro, en verdad una larga conversación con la periodista Hinde Pomeraniec (“Consejos no solicitados sobre política internacional”, que lanzó recientemente el sello Siglo Veintiuno), el profesor y ex vicerrector de la Universidad Torcuato Di Tella considera que “hoy existen dos Nortes que expresan variaciones del modo de producción capitalista”, del cual el que encabeza China es “más difuso e incipiente, con un énfasis en los particularismos y que se inserta en el contexto del regreso de aquellos que se vieron históricamente agraviados, atacados, ignorados por Occidente”.
Se pregunta: “¿China los orienta y los somete a todos? No. (…) en esta etapa el avance de Pekín se manifiesta en un liderazgo difuso e incipiente (…) No pretende dominar a todos, pero sí que graviten a su alrededor”.
Agrega que “para China lo principal sigue siendo asegurar su desarrollo y la estabilidad: conocen su propia historia, sus debilidades y sus fracasos. Han aprendido de ellos. Por ello, en buena medida, ha llegado a donde está hoy”.
Según Tokatlian, quienes hablan de “transición hegemónica sobreexageran la capacidad potencialmente hegemónica de China y sobredimensionan o sobreactúan una sensación de descenso inmediato de los Estados Unidos”.
Pero “no hay guerra fría”, sino mucha integración, y tampoco “una lucha capitalismo versus socialismo”.
Sobre la cuestión militar, afirma que mientras EE.UU. tiene unas 700 bases en todo el mundo, China maneja solo una en Yibuti (África oriental). Y sobre el Partido Comunista chino actual, lo diferencia con su formación durante el maoísmo ya que ahora “más de un tercio de sus líderes son individuos con formación en ingeniería, matemáticas y ciencias duras”.
Siguiendo con su crítica a la idea de que supuestamente hay una nueva guerra fría, indica que “si ‘compramos’ ese enfoque, corremos mayor riesgo de ser poco viables doméstica y regionalmente mientras dejamos que Estados Unidos y China nos usen como espacio de lucha y subordinación”.
El libro abarca otro conjunto de temas del mundo actual y expresa críticas al rumbo actual fijado por la Cancillería argentina en el gobierno Milei. Su mirada sobre China aparece ya en forma destacada en el primer capítulo.
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