Imaginarios y representaciones de lo asiático en Chile y América Latina
Se realizó el viernes 6 el segundo seminario del Programa China CONICET, en el cual expusieron María Montt y Carol Chan, ambas investigadoras de Chile, sobre “Representaciones, imaginarios y experiencias de China en América Latina”.
Presentadas por Florencia Satori y con una introducción de Víctor Ramiro Fernández, por parte del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas para sus programas de vinculación con Asia y China, habló primero Mont, quien hizo alusión a los cruces que encontró a lo largo de sus investigaciones entre lo chino y lo latinoamericano (y chileno en particular) en textos literarios.
Dijo que las primeras y aisladas intersecciones se pueden rastrear ya en el siglo XVII hasta el siglo XIX. En el siglo XX, la etapa que abre la República Popular China ahondó el proceso por la política y diplomacia “persona a persona” alentada desde Beijing, que implicó viajes de intelectuales e intentos de acercamientos que rompieran el aislamiento chino en el marco de las luchas de Occidente contra el comunismo. Pero fueespecialmente a partir de la década de 1980 cuando comenzaron a aparecer, sostuvo Montt, novelas como, entre muchas otras, de los argentinos Alberto Laiseca o César Aira, los mexicanos Mario Bellatin y Ximena Sánchez Echeñique o el uruguayo Gabriel Peveroni, las cuales sirvieron para cuestionar el orientalismo e “interrumpir la mirada simplista y los estereotipos” que, en general, se veían como prejuicios sobre el imaginario acerca de China y lo chino.
Luego, hizo referencia a temáticas y representaciones propiamente en Chile, donde, al igual que en otros países latinoamericanos, osciló por un lado entre el miedo y la amenaza frente a la otredad y, por otro, las oportunidades que, por ejemplo en materia de negocios, inversiones o intercambios, ofrece la China actual. Asimismo, comentó su libro “Chineseness in Chile” (que pronto será traducido, “Lo chino en Chile”, escrito por la expositora junto con Chan y María Elvira Ríos), en el cual se abordan diversas temáticas sobre el imaginario chino en el país trasandino, cruzado por prejuicios y discriminaciones o hasta racismo, algunas antiguos, otros que persisten (se vio especialmente durante la pandemia del Covid, sostuvo), pero al mismo tiempo interpelado por el intercambio comercial creciente a través del Pacífico y los negocios que realiza la economía chilena, todo un recorrido para lo cual la investigadora también consultó archivos diplomáticos.
Chan, por su parte, quien con Montt y Jinok Choi publicó otros trabajos, hizo referencia a personas chilenas y latinoamericanas de ascendencia china y de otros países asiáticos como Corea o Japón.
En su presentación para investigadores del CONICET, hizo referencia a las complejidades de identidad en esos casos, aunque más recientemente, observó, hay mejor asunción de una identidad “chinochilena” o “chilenochina” en cuanto a la autopercepción. Planteó cómo se sentían esas personas, cuáles fueron sus experiencias, sus visiones y demandas de representación colectiva, política, cultural, así como los desafíos de la organización comunitaria. Hizo también referencia a historias familiares a través de fotografías o nichos de esa colectividad como su trabajo en “mall”, centros comerciales, o restaurantes de comida cantonesa, por ejemplo, con la deidad Guan Gong, originaria de Guangdong, que de acuerdo con sus investigaciones detectó que suele estar representada en algunos de esos restaurantes (una temática que llegó incluso a exposición en museos).
En definitiva, Chan planteó metodologías para rastrear lo asiático en Chile en términos de integración, ciudadanía para mejores encuentros “raciales, étnicos y culturales”, y dijo que las nuevas generaciones están más abiertas a esas interacciones.
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