Geopolítica del litio

21 mayo, 2024

En la última edición de Le Monde Diplomatique, el especialista en el tema Bruno Fornillo (CONICET/UBA) aborda la “geopolítica del litio” con varias puntas de investigación sobre el rol de China en la industria.

El autor sostiene que “China advirtió tempranamente que el nuevo paradigma energético era un centro de acumulación y creación tecnológica del porvenir próximo. Fue por ello que a partir de la crisis financiera de 2008 se decidió a abarcarlo por entero, arrancando desde cero, y hoy domina el litio: es el principal productor y el principal mercado de paneles solares, molinos eólicos y baterías de litio, e ingresó a la mayor industria del mundo, la automotriz, por la vía de los autos eléctricos (en vez de competir con la centenaria Ford, por ejemplo)”.

Tras repasar las inversiones chinas en América Latina añade que “en 2022 China absorbió el 63% del carbonato de litio mundial, seguido por Corea del Sur (18%) y Japón (10%); en conjunto, estos tres países explican el 91% de las importaciones”.

Además, explica, el gigantea asiático “hacia 2019, se erigió como el principal productor de cátodos, ánodos y electrolitos –la electroquímica de las baterías–. En cierto momento diagnosticamos esta dinámica como propia de una ‘geopolítica del cátodo’, porque efectivamente es en esa fase electroquímica donde se produce el mayor valor de la batería, un 24% del total, y de donde provienen las mayores innovaciones”.

Informa con datos de la Agencia Internacional de Energía que China participa con un 75% de la capacidad mundial de fabricación de baterías. Y que “en el siguiente eslabón de la cadena sucede lo mismo. En 2022 la República Popular se convirtió en el mercado de autos eléctricos más grande del mundo. El 60% de esos autos ya circulan por sus calles, pero lo central es que a su vez China produce el 59% de la electromovilidad mundial, con los costos de fabricación más bajos”.

En suma, dice Fornillo, “el litio ilustra la estrategia de ascenso de China, que se extiende al conjunto de la llamada ‘cuarta Revolución Industrial’”.

Finalmente considera cuestiones geopolíticas de la disputa Oriente-Occidente y avanza: “Durante la pandemia se consolidó el horizonte de la electromovilidad y el ‘capitalismo verde’ como patrón medular de acumulación e innovación, acentuándose la presión sobre las reservas litiferas de América Latina. A la exportación de los salares del ‘Triángulo del litio’ (Argentina, Chile y la lenta Bolivia), se le suma Brasil, mientras que Perú y México se encaminan a ello, dibujando un mapa litifero de contornos regionales. En 2022, el 97% de las 130.000 toneladas de carbonato de litio equivalente extraídas provinieron de Australia (47%), Chile (33%), China (15%), Argentina (5%) y Brasil (2%)”. Y rastrea experiencias productivas en Chile, Bolivia o México para decir luego, acerca de nuestro país, que “no ofrece dudas: es la vedette del avance corporativo extractivo, sin ningún control serio de las rentas, de recorridos tecnológicos de escala, con nulos reparos ambientales y un lamentable avasallamiento sobre la soberanía comunitaria, lo que la convierte en un caso privilegiado de ‘colonialismo verde’”.

(Nota: la edición de la revista incluye otro artículo, en este caso de Carlos Freytes, sobre litio y producción de baterías donde se cuestionan las propuestas del actual gobierno argentino de la llamada Ley Bases en torno a las inversiones y marco regulatorio necesarios.)

Categorías: Economía

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