Durante el fin de semana, hubo varios comentarios sobre las declaraciones de la canciller argentina acerca de China, que generaron polémica.

El editor general de Clarín, Ricardo Kirschbaum, dijo por que ejemplo que “apostar a que la última boutade de Diana Mondino sobre los chinos alterará la milenaria paciencia de Beijing es desconocer las reglas mínimas de la política internacional. Y la paciencia china. Por cierto, las torpezas verbales de la canciller ya forman parte del paisaje político y merecerían entrar en el Guinness”.

Agregó que “como esta última de que no se pudieron identificar a militares en la base secreta de Neuquén porque todos los chinos son iguales, frase acuñada en el prejuicio y la ignorancia (…) El canciller chino, que lleva doce años en su cargo, no tiene tiempo para fruslerías: la posición china en la región se ha consolidado. Llegaron para quedarse”

“Los chinos se hacen los distraídos, pero toman nota y mandan señales como la disminución de la compra de carne argentina. Esa política despojada de pasiones que identifica lo importante de lo accesorio –meterse con Taiwán, como se metió Mondino, fue mucho más grave que la liviandad e inoportunidad de su cuestionada frase– no encuentra espejo en la Argentina”, añadió.

Por su parte, Martín Di Natale se pregunta en El Cronista “cuántas ‘malinterpretaciones’ va a seguir aceptando China de la Argentina. Primero fueron las frases duras del presidente Javier Milei respecto de que ‘no negociaré con un país comunista’ y calificó de autoritario al gobierno chino. Luego llegó el gesto de acercamientos Mondino a la diplomacia de Taiwán que está enfrentada con China. Más tarde la reunión del diputado libertario, José Luis Espert con la embajadora (sic) taiwanesa en Argentina, Florencia Miao-Hung Hsie. Y ahora esta frase sobre los chinos en la base de Neuquén”.

Perfil, por su parte, recoge opiniones del exembajador en Beijing Diego Guelar y del académico Patricio Giusto acerca de cómo podría seguir la relación bilateral. Y La Nación da cuenta de las negociaciones por las represas patagónicas, tema del cual, dice, Mondino debió dar respuestas en Beijing.