Política exterior: crítica al relato “conspiratorio”
Leemos de Bernabé Malacalza y Juan Gabriel Tokatlian: “Aunque una variante del pensamiento conspiratorio adopte un carácter ‘revisionista’ frente al crecimiento de Asia, especialmente de China, que se percibe como un ‘imperio autocrático en ascenso’, es fundamental recordar que la profundización de la relación entre China y Argentina avanzó en la última década, independientemente de los gobiernos nacionales en el poder”.
En un artículo para el sitio Cenital, los analistas de relaciones internacionales dicen que “es crucial destacar que, a pesar de las consecuencias negativas que una política exterior conspiratoria tendría en Argentina, con su enfoque ‘anti’ o de ‘shock’ en torno a áreas temáticas como el multilateralismo, la integración regional, el Mercosur, las relaciones estratégicas con Brasil, el vínculo con China, la búsqueda de justicia global y el reforzamiento de regímenes internacionales como el de derechos humanos, entre otros, existen contrapesos en cada uno de estos ejes que pueden mitigar los efectos de liderazgos promotores de eventuales políticas exteriores conspirativas”.
“Aquellos que argumentan que las acciones agresivas de China no deben pasar desapercibidas, incluso si están disfrazadas como operaciones comerciales normales, no pueden ignorar la relevancia que tiene China para la ampliación de las reservas del Banco Central, el financiamiento de obras de infraestructura, como destino de nuestras exportaciones, y en tanto potencia en tanto potencia de proyección internacional”, señalan, criticando “la narrativa conspiratoria de generar una atmósfera similar a una nueva Guerra Fría”.
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