Cunchao, el fútbol renace en China desde sus “potreros”
En este artículo, Lucas Gualda cuenta para DangDai acerca del nuevo fenómeno del fútbol en China que se da en etnias y zonas remotas, una luz al final de un túnel largo y oscuro para “la redonda” en el país más grande del mundo.
Por Lucas Gualda
En la última edición impresa Revista DangDai, que incluye varios cuentos y poesías de escritores de la ciudad de Kunming, en el sureño Yunnan, una de las historias, la primera de ellas para ser preciso, relata los avatares del autor (Chen Peng) en sus vacaciones en la ciudad de Barcelona, España. Allí, en diálogo con unos jóvenes en la playa, surge el nombre de Wu Lei. Para quienes no son tan enfermos del fútbol como quien escribe estas líneas, paso a explicar que se trata de un delantero chino que llegó a jugar en Europa (en Espanyol, ubicado en la ciudad condal), uno de los pocos, y quizás uno de los mejores jugadores que haya dado la República Popular China.
Viendo lo que está pasando actualmente en el país con su “ya no tan” Super Liga, quizás tenga que pasar un muy buen tiempo antes de volver a tener un Wu Lei compitiendo en una liga europea top (a la fecha, el delantero ha vuelto al país, donde juega para el Shanghai Port FC).
Los años de la rutilante liga de fútbol profesional china, con fichajes estratosféricos y sueldos muy jugosos quedó muy, muy atrás, aunque, nobleza obliga, el despilfarro en comparación a lo que están haciendo los saudíes en Oriente Medio, fue mucho menor. Sin embargo, lo que resta verse de los árabes es si ese esfuerzo económico será continuado en un futuro, cosa que no pasó en China.
En estos días muchos argentinos estamos mirando una competición ignota, la AFC Champions League, el equivalente asiático al torneo europeo, o a nuestra cercana Copa Libertadores. Yo espero poco de los equipos chinos. En la última edición, ante las restricciones de ingreso y salida al país, los equipos clasificados presentaron formaciones alternativas, con jóvenes, las cuales fueron rápidamente borradas de la competencia por sus rivales. Viendo cómo los equipos árabes se han reforzado en esta temporada, quizás también lleve mucho tiempo para volver a ver un campeón chino.
Esos recuerdos del mítico Marcello Lippi o su discípulo también campeón del mundo, Fabio Cannavaro conduciendo las riendas del Guangzhou Evergrande quedarán en la historia, al igual que el gigante de la construcción que era dueño del equipo.
Hace unos años escribía en esta misma revista sobre el último campeón que tuvo el país (luego la pandemia lo complicó todo, y recién este año comenzó una nueva edición del torneo con continuidad). El Jiangsu Suning, club hermano del Inter de Milán, fue desarmado tras obtener por primera vez el título.
Pero decido poner un alto acá al pesimismo. Este racconto del derrotero del fútbol en China, quizás sea visto en un futuro como un “tocar fondo” que al final terminó siendo necesario porque, querido lector, quizás haya muerto el fútbol profesional en China, pero la pasión por el fútbol vibra más que nunca.
Y así como en sus orígenes el fútbol era el deporte de las clases obreras, las cuales dieron origen a los primeros clubes, muchos de los cuales todavía nos acompañan hoy en día, aquí en Argentina, y en otras partes del mundo también (el FC Sochaux fue originalmente el equipo de los empleados de la Peugeot en Francia, el PSV Eindhoven en Países Bajos lo era de los obreros de Philips), en China, los habitantes de las comunidades rurales se han comenzado a organizar en equipos, y a competir en un torneo que ha dado vuelta por el panorama del deporte rey en el país.
Se imaginarán la sorpresa cuando, investigando China como hago regularmente en mi vida, me topé con el Cunchao, un torneo de fútbol organizado en una localidad rural de Guizhou, en el sur del país, y que no solo es además un espacio para la visibilización étnica (la provincia es una de las más diversas de China), sino también se ha vuelto un punto turístico que cada vez atrae a más fans de todo el país. Y el fútbol volvió a ser noticia, y esta vez por una buena razón.
El deporte moderno es también entretenimiento. Si bien todavía un partido de fútbol no dura entre 3 o 4 horas como uno de fútbol americano, con sus múltiples interrupciones y shows artísticos en el medio tiempo, año tras año se van incorporando nuevas aristas, algunas de ellas repudiadas por los fans más tradicionales.
Fútbol de etnias
Este formato que arrancó en el condado de Rongjiang, en la provincia de Guizhou, incluye además de las competencias entre los equipos locales, espectáculos en los que se visibilizan los hermosos vestidos y las danzas de las distintas etnias que componen el tejido social local. La provincia sureña es una de las de mayor diversidad étnica, siendo la comunidad Miao la más representativa, pero también habitan el territorio las etnias Dong, Buyi, y los Tujia, entre otras.
La esencia, y quizás, lo clave del Cunchao, es que se trata de un torneo jugado por futbolistas amateurs. Los jugadores se conocen entre sí, porque muchos de ellos trabajan juntos en las aldeas lindantes (insertar dato geográfico), con lo cual tenemos ya planteada una rivalidad que sin dudas prende la chispa que estos partidos necesitan para entretener.
Esta competencia ha tomado a todos desprevenidos. Es difícil indicar el origen de este movimiento, pero como casi siempre, se pueden señalar algunas posibles causas. La primera, que se cae de maduro, es la pasión de los chinos por el fútbol, situación que hemos podido observar en la última gira de la Selección Argentina por el país asiático. Una segunda, un poco más técnica, es el excelente trabajo de las autoridades municipales por continuar con el trabajo arduo (y clave para el gobierno de Xi Jinping) de sacar a la gente de la pobreza. Y una tercera, se la podemos atribuir a Hegel, fino observador de la condición humana: la necesidad de ser reconocidos.
El Cunchao está combinando una pasión, con una oportunidad franca por no solo aliviar la pobreza, sino también atraer riquezas, generando un epicentro turístico (aunque no funcione de manera continuada por ahora), y además mostrando la identidad de quienes lo hacen posible, porque detrás de esos jugadores de fútbol, hay familias de origen étnico que son las que están aportando para la realización del torneo.
Este esfuerzo, que comenzó como decimos acá, “a pulmón”, con el aporte de ancianos jubilados (cuenta Xinhua de un nonagenario de la etnia Dong que dio 50 yuanes para que los jóvenes jugadores beban agua), y de jóvenes que despuntan como directores técnicos (porque los adultos se tomaron muy en serio lo de competir), puede (y quien escribe así lo cree) sentar nuevas bases para el desarrollo del fútbol en China. Unas bases, valga la redundancia, mucho más coherentes con la mirada de Xi del deporte y el desarrollo.
Como siempre que sucede un fenómeno de estas magnitudes, a alguien le llamará la atención. Este año se celebró nuevamente la CIFTIS, la Feria Internacional de Servicios, siendo el Reino Unido la nación destacada de la edición. La noticia bomba de la feria, que incluyó además un cálido saludo del goleador Michael Owen, ha sido la firma de un Memorándum de Entendimiento entre el torneo Cunchao y la English Premier League.
Si bien el fútbol inglés lleva mucho tiempo siendo parte de la élite mundial, el torneo se organizó en su forma actual recién en 1994, y en tres décadas lograron poner a la competencia varios escalones por encima de las demás, situación que se ha acentuado luego de la pandemia que golpeó duramente la economía de los grandes clubes europeos. La EPL (siglas para English Premier League) convirtió el torneo en un producto uniforme, de alta calidad, además de incluir regulaciones para garantizar la seguridad del público.
Uno de los motivos que llevó a hacer cambios en Inglaterra fue la tragedia de Hillsborough, el 15 de abril de 1989, en la que 97 hinchas del Liverpool fallecieron en una avalancha, aplastados contra las gradas del estadio. Ese hecho signó también el final de las barrabravas en las canchas inglesas.
También el fútbol inglés ha sido el pionero en la internacionalización de su competencia, expandiendo la base de fans en todo el mundo, especialmente en Asia, donde por ejemplo los fans coreanos de Heung Min Son, goleador del Tottenham, se cuentan por millones. Esta pasión ha llevado a las autoridades a mover el horario de los partidos. No es casualidad que en Argentina podamos ver partidos de la Premier a las 8 de la mañana, ya que están pensados para que los asiáticos los puedan ver durante el comienzo de la noche.
Cuando la temporada finaliza, y comienzan los movimientos de jugadores y las pretemporadas, los equipos salen de la isla a visitar a sus fans, y deleitarlos con sus proezas en vivo. La Premier League ha hecho varias giras por Asia que han generado delirio entre sus fans. El MOU (sigla en inglés para memorándum de entendimiento) podría, entre otras cosas, significar la llegada de equipos ingleses al Cunchao, lo que significaría sin dudas una revolución futbolística.
Entre la organización del torneo sueñan con que algún día Erling Haaland, joven noruego goleador del multicampeón Manchester City, visite china y juegue en el condado.
Aún faltan 26 años para el primer centenario de la República Popular, quizás, ojalá, podamos estar hablando en un futuro de la gran selección china que compita en el mundial de 2050, torneo que podría ser organizado en el país, y donde las selecciones elijan concentrarse en algunas de estas aldeas que vieron en el fútbol, una chance para cambiar su destino. Y por qué no, que alguno de los jugadores que vista la casaca roja, haya jugado sus primeros partidos en el fútbol de las aldeas. Soñar no cuesta nada.
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