El Papa Francisco envió ayer “buenos deseos” y bendiciones de “unidad y paz” al presidente chino Xi Jinping y al “pueblo” de su país, al tiempo que le aseguró sus oraciones por “el bienestar de la Nación” al enviar un telegrama cuando sobrevoló China en su viaje a Mongolia.

El Vaticano y China no tienen relaciones diplomáticas tras la proclamación de la República Popular en 1949, mientras la Santa Sede es el único Estado europeo que reconoce la independencia de Taiwán, una isla sobre la que Beijing reclama soberanía. Pero el Papa, un jesuita, y Beijing buscan recomponer esos vínculos.

“Envío saludos de buenos deseos a Su Excelencia y al pueblo de China al pasar por el espacio aéreo de su país en ruta a Mongolia”, dijo el pontífice en un telegrama enviado en inglés desde el avión que lo transportaba en su viaje a Ulán Bator.

La respuesta llegaría luego a través de Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien aseguró que “China está dispuesta a seguir trabajando con el Vaticano para entablar un diálogo constructivo, reforzar la comprensión y la confianza mutua”. Sin embargo, una resolución del Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista Chino impidió que obispos y fieles católicos de China viajaran a Mongolia para participar en los actos del Papa en ese país, dijo Página12.

Bergoglio arribó a Mongolia durante la mañana de este viernes en una visita para dar aliento a una de las comunidades católicas más nuevas y pequeñas del mundo. Es la primera ocasión que un pontífice visita este país asiático sin acceso al mar, ubicado al norte de la RPCh.

El embajador argentino en China y Mongolia, Sabino Vaca Narvaja, estará en uno de sus encuentros con diplomáticos y funcionarios locales.

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