Beijing, disconforme con el vertido de aguas de la planta nuclear de Fukushima
China, que se ha opuesto al plan desde que fue anunciado hace dos años por el gobierno de Japón, calificó la descarga de agua como un “acto extremadamente egoísta e irresponsable”.
Esta semana las autoridades niponas han iniciado el vertido de aguas al Océano Pacífico y China, el mayor comprador de productos del mar de su vecino, dijo el jueves que bloquearía todas esas importaciones.
Desde que un tsunami destruyó la planta nuclear de Fukushima en 2011, la empresa de centrales eléctricas Tepco ha estado bombeando agua para enfriar las barras de combustible de los reactores. El agua contaminada es tratada y almacenada y en los próximos 30 años se descargarán más de un millón de toneladas de esa agua.
La oficina de aduanas de China anunció que una prohibición existente sobre las importaciones de productos del mar procedentes de Fukushima y algunas prefecturas se ampliaría inmediatamente a todo Japón para proteger la salud de los consumidores chinos.
China continental y Hong Kong importan juntos más de 1.100 millones de dólares en productos del mar de Japón cada año, lo que representa casi la mitad de las exportaciones de productos del mar de Japón.
Japón argumenta que el agua es segura y su posición es respaldada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que dirige el argentino Rafael Mariano Grossi. La BBC dice que “los analistas dicen que las reacciones de China están motivadas tanto por la política como por preocupaciones genuinas” y añade que “la relación de Tokio con Beijing se ha deteriorado en los últimos años a medida que se acerca a Estados Unidos y también muestra su apoyo a Taiwán, una isla autónoma reclamada por China.”
El medio cita a Neil Thomas del Asia Society Policy Institute: “Este incidente es más un síntoma que una causa del empeoramiento de las relaciones chino-japonesas”.
También informó que el Primer Ministro de Corea del Sur, Han Duck-,soo dijo que “lo importante ahora es si Japón, como prometió a la comunidad internacional, sigue estrictamente los estándares científicos y proporciona información de forma transparente”, mientras Mark Brown, presidente del Foro de las Islas del Pacífico, sostuvo que el plan “cumple los estándares internacionales de seguridad”.
Sin embargo, admite que la mayoría de los surcoreanos y la mitad de los japoneses se oponen a la liberación del agua y reporta que el jueves manifestantes en Seúl intentaron asaltar la embajada japonesa, mientras se llevaron a cabo “airadas manifestaciones en Hong Kong y Tokio.”
El Global Times reprocha que “la opinión pública occidental, que solía conceder gran importancia a la protección del medio ambiente, se ha mantenido tibia ante las medidas inmorales de Japón”.
También informa que las autoridades de control marítimo e inspección de calidad de China siguen de cerca los cambios de calidad en el agua costera de China. “Una vez que las sustancias radiactivas exceden el estándar aceptado y afectan la seguridad de los productos del mar, emiten advertencias y toman las medidas correspondientes”.
En Occidente el vertido de aguas de Fukushima no ha estado en la agenda periodística. Entre las organizaciones ecologistas apenas la sección japonesa de Greenpeace se mostró crítica.
“Estamos profundamente decepcionados e indignados por el anuncio del gobierno japonés de liberar al océano agua que contiene sustancias radiactivas. A pesar de las preocupaciones expresadas por los pescadores, los ciudadanos, los residentes de Fukushima y la comunidad internacional, especialmente en la región del Pacífico y los países vecinos, se ha tomado esta decisión”, afirmó Hisayo Takada, director de proyectos de Greenpeace Japón.
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