“Los chinos” criollos
En “Los ‘chinos’. La conformación del maoísmo en Argentina (1965-1974)”, que se acaba de publicar, la historiadora Brenda Rupar recorre la influencia que la Revolución China y el maoísmo tuvieron en intelectuales, partidos políticos, sindicatos, estudiantes y otros colectivos argentinos.
Este libro publicado por Ediciones Imago Mundi y el Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas (CEHTI) y basado en las tesis de posgrado de Rupar (profesora en la UBA, la UNSaM, la UNQ y becaria posdoctoral del Conicet) sigue y amplía las investigaciones sobre un fenómeno muy interesante de la historia política argentina en la segunda mitad del siglo XX como fueron los contactos, viajes, influencias y debates que hubo en nuestro país a partir de la emergencia del maoísmo en China y cómo se procesaba y buscaba representar en Argentina.
Relativamente poco explorado, el tema sin embargo ha sido tratado ya por académicos como —entre varios más que la autora cita— Adrián Celentano, Rubén Laufer, Rosario Hubert, Sebastián Marinaro, o Xia Tingting, o en diversos artículos de la Revista DangDai y otras publicaciones, además de historiadores del Partido Comunista Revolucionario o Vanguardia Comunista (los dos mayores de esa corriente, a los que se sumaron los más pequeños Partido Comunista Marxista-Leninista y Partido Comunista Maoísta, según explica la autora en su capítulo sobre partidos maoístas en Argentina). Pero Rupar, quien vino investigado largamente el tema, sistematiza y organiza mucha información con fuentes propias, locales y extranjeras, entrevistas a militantes y viajeros, diarios y documentos de época y bibliografía actualizada. La valoración de ese trabajo investigativo de ordenar y ahondar en un tema de vasto alcance en las décadas de los años 1960 y 1970 fue una de las coincidencias de los colegas historiadores de la autora que presentaron el libro este viernes último en la sede del CEHTI.
El texto comienza con la emergencia del maoísmo en el seno del Movimiento Comunista Internacional, lo que derivará a la larga en su confrontación (o lo que es lo mismo, de la República Popular China y el PCCh) con la Unión Soviética y su Partido Comunista, el PCUS, así como una réplica entre sus seguidores en otros países (como los partidos maoístas argentinos contra el PC de Argentina).
Trata luego el desarrollo histórico de los lazos entre el comunismo chino con América Latina hasta llegar a Argentina, donde en otro capítulo da cuenta de la cantidad de intelectuales, dirigentes políticos y sindicales que en las dos décadas que van desde mediados de los ‘50s hasta mitad de los ‘70s del siglo pasado viajaron a Beijing y otros lugares del gigante asiático (desde Raúl González Tuñón y Bernardo Kordon hasta Juan José Sebrelli, Carlos Astrada o Ricardo Piglia, entre muchos más, pasando por militantes del peronismo y de otras corrientes políticas). La periodización del objeto de estudio fue otro de los temas que plantearon los comentaristas, dado que Rupar recorta su investigación entre 1965 y 1974 (es decir entre cuando se fundan los grandes partidos maoístas argentinos a partir de rupturas en formaciones tradicionales de la izquierda y cuando arranca una etapa turbulenta en la historia -no solo- nacional, o en todo caso de fuerte disputa política e ideológica). Pero tanto antes, con la fundación de la misma República Popular y sus derivaciones locales e internacionales, así como luego de la muerte de Perón y la caída de su gobierno, con la emergencia de una dictadura que dividió aguas y acabó furiosamente con varias de esas experiencias militantes, el maoísmo criollo siguió a su modo desarrollándose. Pero aunque los interesados en el tema quieran conocer más, como explicó la propia autora todo libro y toda investigación tiene límites y, después de todo, su trabajo habla de la “conformación” del maoísmo en nuestro país.
El capítulo siguiente, Rupar da cuenta del derrotero, origen, desarrollo y en ocasiones final, de experiencias partidarias como las de VC, PCR, PCM-L y PCM, es decir las cuatro formaciones políticas que se asumieron desde el maoísmo en diferentes niveles e interpretaciones, y que en algunos casos llegaron a tener una notoria influencia en el movimiento sindical y estudiantil cuando al mismo tiempo la propia China, como recordó una de las panelistas, era tema habitual de los medios y revistas de la época (Volvió a serlo, más de medio siglo después y en circunstancias muy distintas, en la actualidad. Justamente cierta referencia a las diferencias muy marcadas de ambos períodos y de la cuestión sobre China en sí fue algo de lo que se habló muy tangencialmente en la presentación, pero no fue lo de mayor interés).
Finalmente, la autora ofrece en el libro algunas conclusiones de un fenómeno singular como fue la influencia de aquella China en la Argentina de entonces, en el cual abrevaron, aún con “escaso conocimiento sobre dicho país” —afirma Rupar— miles de argentinos y argentinas dado el “importante anclaje local que tuvo (la Revolución China) en la cultura política de la época”.
En la presentación del texto, los editores escriben:
“Las categorías del maoísmo irradiaron no solo sobre los cuatro partidos que las adoptaron abiertamente, sino sobre un más amplio arco político, cultural e intelectual de la Argentina. ¿Por qué el maoísmo se desarrolló en nuestro país en esos años y cuáles fueron sus antecedentes? ¿Cómo se conformaron las primeras organizaciones maoístas y por qué consideraron que este les proveía de herramientas para caracterizar e incidir en el escenario local? ¿Qué características tuvo el maoísmo argentino y cuáles fueron sus singularidades? ¿Qué nos dice, sobre la Argentina de la época, el hecho de que sus concepciones tuvieran una amplia influencia en diversas personalidades y agrupamientos que no se identificaban explícitamente con la Revolución China? A partir de estos interrogantes y valiéndose de diversas fuentes, este trabajo reconstruye una corriente que hasta hoy solo ha sido marginalmente estudiada, describiendo y explicando su emergencia en el movimiento comunista internacional, la conformación del maoísmo argentino y su influencia más general en la política de esas décadas”.
De la presentación participaron los historiadores Pablo Volkind, Valeria Manzano y Hernán Camarero (director de la Colección “Archivos” del CETHI en la cual se inscribe este libro), con la coordinación de Martín Mangiantini, quienes además de lo ya señalado plantearon atinados puntos sobre el rol del maoísmo local en la llamada “nueva izquierda” de aquella época, el cruce con el peronismo y otras corrientes políticas nacionales o latinoamericanas, o lo cultural y lo político de su influencia en diversos ámbitos. Todos coincidieron, también, en lo referencial que podrásser este trabajo para futuras investigaciones sobre el tema.
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