Acaba de publicarse “Los chinos de ultramar: movilidades, tradiciones y memorias”, compilado por Ronald Soto-Quirós, Lai Sai Acón Chan y David I. Ibarra Arana para la editorial Sede del Pacífico, de la Universidsad de Costa Rica, y Palabra de Clío, de México. Uno de los capítulos fue encargado a las académicas de la UNTREF Susana Brauner y Rayén Amancay Torres. Otro, a Romina Belmonte, doctoranda de la UBA.

Se trata de un volumen auspiciado por PREMEHCHI (Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica de las Migraciones Chinas a Costa Rica) y por la Red Académica Latino (e Hispano) Americanista sobre Estudios Sinológicos, ambas iniciativas adscritas a la Universidad de Costa Rica. Doce académicos de tres continentes contribuyen con trabajos en español y en inglés que cruzan divisiones geográficas, cronológicas y metodológicas sobre los migrantes chinos, su descendencia y la conservación.

El capítulo de Brauner y Torres se llama “Las ‘Escuelas de los sábados’ en Buenos Aires: preservación de la cultura china, intercambio intercultural y vinculación con las tierras de origen, desde los años 1970 hasta 2019” (disponible AQUÍ), donde reflexionan en torno al intento de preservar el idioma y la cultura chinas a través de estas instituciones que “se organizaron en forma paralela al sistema educativo oficial, surgiendo de la iniciativa de los propios migrados, en ocasiones en el seno de organizaciones religiosas, y con una fuerte colaboración voluntaria de las familias”.

El de Belmonte es sobre “Migración china y usos de la tradición gastronómica en Buenos Aires: la cocina como medio de vida”. Se enfoca en los usos que hacen los migrantes de las tradiciones gastronómicas, así como otros actores relevantes: el Estado argentino, específicamente el Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires, con sus políticas de gestión de la diversidad cultural, y el Gobierno de la República Popular China, con sus políticas públicas sobre el patrimonio intangible y la cocina nacional.