Libros sobre China cerraron la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Ayer la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires presentó los libros “El Tangram de China – ¿Qué ve América Latina cuando mira al gigante de Asia?” y “El Regalo del Dios Viento – Un viaje al país de los budistas tibetanos”, ambos editados por El Bien del Sauce y escritor por el periodista Gustavo Ng.
El director de El Bien del Sauce, Camilo Sánchez, agradeció la presencia de representantes de la embajada de China en Argentina, el Museo Nacional de Arte Oriental, el Centro Universitario de Idiomas, la Asociación Cultural China Argentina y otras instituciones, así como de empresarios, periodistas de diferentes medios, académicos y amigos, e hizo una semblanza de Ng, con quien hace una década fundó la Revista DangDai para el intercambio cultural entre Argentina y China y de quien su editorial publicó varias obras.
La publicación de “El Tangram de China” y “El Regalo del Dios Viento” es producto de la colaboración editorial entre Argentina y China, materializada en un acuerdo logrado por Sánchez entre El Bien del Sauce y Star Publishing, del país oriental.
Sobre “El Regalo del Dios Viento”, Camilo Sánchez analizó que “recurre a la táctica de informar desde las vivencias personales. En este caso, Gustavo Ng habla de China desde sus experiencias junto a la etnia de los tibetanos, en varias provincias y regiones. El punto de vista subjetivo define una mirada sesgada, pero no necesariamente carece de rigor informativo. En el relato de Ng está la información necesaria para un dossier periodístico o para un documental —que, a propósito, tenemos en camino”.
“El Regalo del Dios Viento” también fue presentado por el Antropólogo Axel Lazzari, investigador y docente de la Universidad de San Martín. “Es un libro que trata sobre la vida de los tibetanos para hablar de la amistad y de un mundo en el que viven entramados pastores, monjes, animales y espíritus. Leerlo produce ganas de estar ahí”.
Lazzari sostiene que “en una parte del libro, Ng relata que un día ve una torre negra, de una apariencia aterradora. No se acerca, pero tampoco huye. Vuelve al día siguiente para encontrar que un clan de tibetanos está haciendo un rito en torno a la torre. Se acerca y descubre que está hecha de cabezas de cabras. Es un amasijo de oscuridad, cuya proximidad no ha diluido la extrañeza, pero le permite a Gustavo Ng verla con claridad y descubrir en ella aspectos fascinantes. Esta anécdota devela la estrategia literaria de toda la obra”.
Finalmente, Gustavo Ng habló sobre “El Tangram de China”, refiriendo que es “un estudio sobre la percepción que los argentinos y latinoamericanos tenemos de China. Por un lado, la concebimos como algo uniforme o monolítico, pero por otro, para nosotros China es muchas Chinas. Es aquella tierra milenaria, eterna, la de Marco Polo, y también es el país que vivió convulsiones y avances impresionantes el siglo XX, desde el final de las dinastías hasta la reemergencia como un país enorme. China es asimismo una de las mayores fábricas planetarias, que ha evolucionado desde producir copias hasta ubicarse a la vanguardia en el diseño; es una multitud de mercados a los que podemos venderle, y son las corporaciones trasnacionales que en este momento desarrollan grandes obras de infraestructura, incluso en nuestros países. Finalmente, China es parte del New Age, con su medicina tradicional, su horóscopo y sus artes marciales, y China son los chinos en persona que nos muestran a China en el supermercado de la otra cuadra”.
El autor evaluó que “es necesario que los argentinos escribamos libros sobre China. En muchos planos estamos atrapados en medio de un fuego cruzado entre Estados Unidos y sus aliados y China. Esa guerra tiene diferentes escenarios y uno de ellos es el informativo y simbólico. La información que los latinoamericanos recibimos de China es la emitida por las usinas de contenidos de los países centrales de Occidente, cuyos intereses son no sólo diferentes a los nuestros, sino que en muchos casos, son contrarios. Necesitamos mirar a China con nuestros propios ojos, con nuestras propias preguntas, plantados en nuestros intereses. Darle a Estados Unidos el poder de información sobre China es resignar soberanía informativa”.
La aparición de “El Tangram de China – ¿Qué ve América Latina cuando mira al gigante de Asia?” es noticia también en China, a través de la agencia oficial Xinhua.
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