Las idas y vueltas de Atucha III, otra obra trabada
Néstor Restivo.
La semana pasada visitó Buenos Aires el subsecretario de Energía de Estados Unidos, David Turk. Acompañado por el activo embajador Marc Stanley, se vieron con la secretaria de Energía Flavia Gabriela Royón y recorrieron el Centro Atómico Ezeiza, entre otras acciones. Horas después, arreciaron los rumores de que el canciller Santiago Cafiero había trabado las negociaciones para lograr el financiamiento que ponga en marcha las obras para Atucha III, la cuarta central nuclear que está pautada hacerse con crédito y tecnología de China.
En Cancillería afirman que es “todo falso” y que “no se cayó nada”, según dijeron a DangDai fuentes oficiales.
En otros círculos políticos, afirman en cambio que la interna entre el albertismo —en este caso representado por el ministro de Relaciones Exteriores— ahora con el ministro de Economía Sergio Massa ha complicado el escenario a un mes y medio de que este último tenga agendado hacer su viaje a Beijing, donde, además de consolidar cooperación financiera con usos del swap y otros mecanismos que aporten divisas, se espera que avance en la firma de acuerdos en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), uno de los cuales podría ser la cuestión atómica. Pero Cancillería, por lo que ha trascendido, no quiere ceder al superministerio de Economía su lugar de negociador y de contraparte de China (donde el organismo que lleva estos temas es la poderosa Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, CNDR, de rango ministerial).
En rigor, Atucha III está enmarcada en otro paquete que firmaron Argentina y China y que ratificó la visita de Alberto Fernández a Beijing en febrero de 2022: el Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica (DECCE), cuyo detalle DangDai ha ofrecido en extenso en su última edición impresa, al igual que los de la también llamada “Nueva ruta de la seda”. Pero esta última, la IFR, también podría usarse indirectamente para financiar un proyecto atómico. El asunto es que en el sector nuclear argentino, expectante con que avance Atucha III, ven que ni uno ni otro mecanismo se pone en acción y “hace un año que Argentina no pide la financiación que China está dispuesta a dar”, aseguran. Obviamente, entre las razones de la pereza figura, dicen, la presión permanente de la Embajada vecina a la Sociedad Rural Argentina. Y se quejan que junto al lobby antichina no proponen, siquiera, ninguna inversión o programa alternativo.
El DECCE, acordado por ambos gobiernos a través de la Cancillería argentina y la CNDR, identificó 10 proyectos de cooperación mutua. Uno es Atucha III.
Para esa obra, originalmente China iba a financiar 85% y Argentina 15% de un total estimado en más de 8.000 millones de dólares. Por su restricción de divisas, nuestro país en todo este año no pudo avanzar en su parte, ni pidió a China que lo hiciera con la suya, lo que Beijing esperaba para empezar a armar la financiación, un mecanismo muy complejo por el monto (sería la mayor inversión china en Argentina y una de sus mayores en el mundo), por el tipo de reactor (sería la primera vez que podría usarse tecnología Hualong fuera de Asia, lo que más recela EEUU) y por los vericuetos burocráticos de los Estados, bancos, aseguradoras y otros organigramas que debe recorrer tortuosamente un contrato semejante.
Desde el sector nuclear argentino, formado entre otros actores por la empresa encargada del tema en nuestro país, Nucleoeléctrica SA, y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), sugirieron que el gobierno de Fernández pidiera a China el 100% de la financiación, dada la carencia de divisas. “Pero hace un año que Cancillería no pide ni el 85 ni el 100, por eso no podemos avanzar”, dicen.
Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores afirman, en cambio, que “es absolutamente falso que se haya quitado de la lista de obras a financiar por el DECCE la construcción de la cuarta central nuclear”. La coordinación entre Cancillería y Economía “funciona perfectamente” y la llevan adelante Cecilia Todesca Bocco y Marco Lavagna, alineado con Massa y quien tomó la agenda China que antes llevaba la Secretaría de Asuntos Estratégicos, cuando la comandaba Gustavo Béliz. La misma fuente oficial recordó a DangDai que “el 6 de febrero de 2022 el canciller Cafiero firmó, en China, el Memorándum de Entendimiento en Materia de Cooperación en el Marco de la Iniciativa de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI (IFR). El financiamiento para obras estratégicas de infraestructura en nuestro país se instrumenta con dos mecanismos: uno ya aprobado por 14 mil millones de dólares (bajo el mecanismo del DECCE) y un segundo paquete por 9700 millones de dólares, que la Argentina presentará en el grupo ad-hoc creado entre ambos países para iniciar el trabajo tras la adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda”.
Como sea, ante el viaje de Massa a Beijing, previsto para la segunda semana de mayo, esta semana arreciaron rumores de que la central se caía. “El lobby de EEUU no es lo único, también las internas del Gobierno argentino, pero lo otro existe y es permanente: hasta hacen reuniones con la UOCRA para decirles que sus obreros corren peligro si se hace Atucha III con tecnología china”, dijo un funcionario del sector atómico.
¿Cómo podría financiarse la obra ya no con el DECCE (donde este año solo se avanzó en reanudar los pagos por las represas hidroeléctricas de Santa Cruz y en la posible ampliación del parque solar Cauchari en Jujuy) sino con la IFR? En este mecanismo hay un capítulo nuclear previsto, que por ejemplo trata de aprovechar el INVAP para exportar a China radioisótopos, un nicho que tiene al prestigioso Instituto provincial de Río Negro en la cima mundial. Desde el sector nuclear argentino dicen que el 15% que Argentina no está en condiciones de aportar ahora para Atucha III bien podría salir de ahí. “Es más, los chinos hasta está dispuestos a tratar que ese capital salga del swap. Es decir, ellos quieren, pero Argentina no lo pide y no entendemos bien por qué”, insisten.
El rumor decía que Cafiero le informó al embajador chino Zou Xiaoli (se encontraron el 21 de marzo) que se bajaban de ese abanico de negocios posibles en el marco de la IFR dos cuestiones: lo nuclear y lo de telecomunicaciones, sectores geopolíticamente sensibles. En el Palacio San Martín lo desmienten y en la Embajada china no suelen hablar de sus reuniones con funcionarios, solo distribuyen la foto.
Más información en El Cronista y La Política Online. Y la noticia que dio el gobierno sobre la visita del funcionario de Washington.
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