La guerra en Ucrania y la estrategia antichina

28 febrero, 2023

Por Jorge Wozniak (*), para DangDai. El crecimiento de China es uno de los datos geopolíticos de las últimas décadas, siendo hoy la primera o la segunda economía del mundo de acuerdo a los parámetros con los que se la mida.

En esa reconfiguración del mundo de la posguerra fría, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (o BRI en inglés, anunciada en 2013) es el intento de crear una red terrestre y marítima que permitan conectar a las distintas regiones del mundo con la creciente demanda china de materias primas y canalizar en dirección inversa su producción manufacturera y sus servicios. Parte central de ese proyecto era vincular más estrechamente a Europa con su economía en ascenso. Es un rediseño de la economía mundial poniendo como eje a China dentro del proceso de globalización surgido a fines del siglo anterior.

La invasión a Ucrania hay que analizarla en parte dentro de ese contexto mundial. Si bien diversos factores explican su origen (ver por ejemplo AQUÍ), el estallido y la duración de la misma están muy influidos por factores externos. Un mes después de iniciada la invasión, el exprimer ministro israelí Benet había logrado un acercamiento que permitiría firmar la paz. Según él, el presidente ucraniano Zelenski a último momento rechazó el acuerdo por presión de Washington (declaraciones que coinciden con las hechas en su momento desde Moscú, y que fueron consideradas mera propaganda). Cuáles fueron los motivos de esta decisión son objeto de interpretación. Esto es lo que vamos a tratar de dilucidar.

En primer lugar, la continuación de la guerra y la amenaza rusa le permitió a Washington disciplinar a los Estados europeos, donde antes surgieron voces que cuestionaban su subordinación y proponían la creación de un ejército propio, autónomo de las decisiones de los gobiernos de EEUU y de la OTAN.

Por otro lado, la guerra permitió acabar con los arsenales soviéticos de preguerra con los que contaban algunos miembros de la OTAN, que fueron transferidos a Ucrania. En consecuencia, para enfrentar la amenaza rusa estos Estados se encuentran en la necesidad de reponerlos a la brevedad con nuevo equipamiento elaborado en Occidente y que responderá ahora a las normas OTAN.

La intensidad de los enfrentamientos motivó el suministro también de armamento europeo como los tanques Challenger o Leopard, los cuales seguramente serán destruidos a la brevedad. Esto tendrá un doble efecto: el desprestigio acerca de la calidad del armamento europeo y la necesidad de comprar nuevo material de reemplazo rápidamente por parte de los Estados donantes. Y en tal sentido, solo la industria de los EEUU puede proporcionar a la brevedad los equipos necesarios para reequipar a esas fuerzas. En consecuencia, el complejo militar-industrial europeo resulta desplazado como un competidor de la industria de defensa estadounidense.

Paralelamente, la invasión fue acompañada por miles de sanciones de la UE a Moscú: productos industriales dejaron de ir a Rusia y a la inversa, numerosos productos dejaran de llegar desde allí, especialmente energía. Esto fue simultáneo con la búsqueda de nuevos proveedores ante la proximidad del invierno, siendo las empresas de EEUU las únicas que pudieron ocupar el nicho del que los proveedores rusos fueron expulsados. Dado que el precio del gas de ese país es casi 50% más caro que el ruso, esto provocó un aumento del costo de la producción en la UE que generó una inflación como no se veía desde hacía casi 60 años y una recesión que afectó principalmente al sector industrial. Así durante el primer año de la guerra la industria química, una de las principales de Alemania, bajó 50% la producción. El sabotaje a los gasoductos rusos Nord Stream en septiembre del 22 imposibilitó cualquier intento de mantener en el futuro ese suministro. En un artículo del periodista estadounidense Seymour Hersh, según sus fuentes en la CIA, fue el gobierno de Biden quien organizó el atentado para obligar al alemán a subordinarse a los objetivos políticos de Washington. Producto del encarecimiento de la energía se asiste a un proceso de desindustrialización que afecta en mayor o menor medida a los diferentes Estados europeos. Al mismo tiempo, la ley de inversiones contra el cambio climático aprobada a mediados de 2022 en EEUU para el desarrollo de energías renovables y autos eléctricos, atrajo capitales desde Europa por sus ventajas fiscales. Así la recesión industrial allí se agravará en el futuro cercano. La guerra ha permitido a los dirigentes estadounidenses subordinar a la UE en torno a sus objetivos geoestratégicos, generando ganancias extraordinarias para su sector energético y de defensa.

Las sanciones tuvieron como consecuencia inmediata desacoplar a Europa de la integración con Rusia e, indirectamente con China, porque lo anterior se enmarca en la disputa hegemónica de las autoridades de Washington con las de Beijing. Si el objetivo central del BRI era vincular de forma más fluida a la UE con China, la invasión puso en entredicho esa posibilidad porque desde Washington y la OTAN se acusa al gobierno chino de apoyar con armamentos a Putin, por lo que también debería ser sancionado por complicidad con el agresor. Tal vez por ello la propuesta china de paz para presentarse como un Estado que no se alinea tras los objetivos de Rusia; pero también, sostener la integridad territorial de Ucrania como un precedente para cuando Occidente pretenda apoyar la independencia de Taiwan.    

En su discurso del 21 de febrero en el Parlamento, Putin subrayó algo que ya era ampliamente conocido: si Occidente no iba a consumir las exportaciones rusas, las reorientarán hacia otros países en Asia. La constatación de este hecho es que el comercio entre Rusia y China creció en valores 30% en un solo año, aunque sus cifras están lejos del volumen del comercio de Beijing con la UE.

China

Más allá de la importancia de Rusia como proveedor de energía y otros productos, la guerra en Ucrania es observada con atención por la dirigencia china. En primer lugar, es una constatación de cómo las nuevas tecnologías van a caracterizar los próximos conflictos: drones, artillería de precisión, comunicación satelital serán fundamentales en cualquier enfrentamiento con otras potencias. En segundo lugar, considerarán el impacto de las sanciones que Occidente puede imponer (la exclusión del sistema financiero internacional SWIFT y el bloqueo en el intercambio de productos) para evaluar formas de evadirlo si la tensión con esos países aumenta. Porque la posibilidad de que el intento de anexión de Taiwán devenga en un enfrentamiento con EEUU y sus aliados no es algo improbable.  

En tal sentido, desde 2015 el gobierno chino creó el SPIC, un sistema paralelo al SWIFT y que colabora con el sistema ruso SPFS. Aunque no integra tantos bancos e instituciones como la red occidental, está en crecimiento y podría aliviar en una medida importante los intentos de aislamiento financiero. Además, para evitar un congelamiento de sus reservas en dólares comenzaron a disminuirlas en esa moneda y aumentar las de oro, lo cual puede afectar la cotización de esa divisa.

El actual conflicto ucraniano plantea para los dirigentes chinos una disyuntiva. Su prolongación puede afectar el comercio y las inversiones chinas en la UE, haciendo fracasar la Iniciativa de la Franja y la Ruta en su objetivo original. Sin embargo, si los dirigentes occidentales ya han resuelto que se deben desacoplar no sólo de Rusia sino también de China, la continuación de la guerra podría consumir recursos militares que de otra manera se dirigirían contra ellos. Paralelamente, la derrota de Rusia reforzaría a los EEUU y a la OTAN. Además, si cae el gobierno de Putin y asumen líderes pro occidentales, Beijing tendría toda su frontera norte aliada a EEUU, como ya la tiene por el sur con Japón, Corea del Sur o Filipinas. Al mismo tiempo se podría perder el acceso privilegiado por la ruta del Ártico, en el caso de que esta se incremente como vía comercial con la UE en un futuro próximo.

Taiwán está cada vez más en el centro de un conflicto geopolítico caliente. El que esta isla sea la productora de 90% de los microchips del mundo le ha dado cierta protección frente a una invasión por los efectos que podría tener sobre la economía de todas las potencias. La ley aprobada en EEUU a mediados del 2022, dando subsidios por 280.000 millones de dólares a fabricantes de semiconductores en el país y otra para la elaboración de microchips son un proyecto para eliminar la dependencia de los productos importados de China y de Taiwán. Y si esto ocurre desde Washington se podrían tomar medidas contra China y en respaldo a la independencia de Taiwán sin temer afrontar consecuencias tan perjudiciales como hasta ahora si estalla un conflicto abierto.

(*) Investigador en el Centro de Estudios sobre Genocidio en UNTREF y docente de Historia Contemporánea en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA

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