Desde el interior de la estación espacial china Tiangong, flotando a 400 kilómetros en el espacio sobre la Tierra, sus tres tripulantes dieron su segunda clase en vivo a los estudiantes terrícolas.

La clase fue un aula con estudiantes de Beijing, de Urumqi, en la región de Xinjiang y de Lhasa, de la región del Tibet, y fue transmitida en vivo a todo el país.

Yang Yuguang, vicepresidente del Comité de Transporte Espacial de la Federación Astronáutica Internacional, dijo que con los satélites de retransmisión de Tianlian, China ha logrado una cobertura cercana al 100 por ciento entre la estación espacial y la Tierra.

Los maestros fueron los taikonautas Zhai Zhigang, Wang Yaping y Ye Guangfu, quienes hicieron varios experimentos, como el de la “bola de hielo”, mostrando que aunque la estación espacial mantiene una temperatura ambiente, un efecto de cristalización causado por el entorno de microgravedad en el espacio transforma el agua en “hielo”.

Los chicos querían saber si el agua puede hervir en el espacio, si las moscas de la fruta que criaron en casa pueden enviarse a espacio para experimentos, y los taikonautas respondieron a todas las preguntas.

También demostraron la diferencia entre lanzar objetos en el espacio y en la Tierra, arrojándose entre ellos a Bing Dwen Dwen, la mascota de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022, aunque comentaron que “a juzgar por su figura, el gordito Bing Dwen Dwen definitivamente no puede pasar el examen físico” para estar entre la tripulación.

Los miembros de la tripulación completarán su estadía récord de seis meses en órbita y regresen a la Tierra en abril.

El trío ha completado más de 20 experimentos científicos en órbita, conquistando múltiples primicias mundiales en el módulo central de la estación espacial Tianhe.

Li Yinghui, diseñador jefe adjunto del sistema de astronautas de China, informó a Global Times que consiguieron transformar células epiteliales renales de la orina humana en células madre vigorosas con múltiples funciones a través de la reprogramación genética, y estas células madre se diferenciaron en cardiomiocitos, lo que marcó una primicia mundial.

El equipo también editó una proteína fluorescente en los cardiomiocitos a través de la modificación genética, de modo que pudiéramos ver el parpadeo de la señal de calcio durante la contracción, que también es la primera vez en el mundo que se ven los hermosos cardiomiocitos en un entorno ingrávido.

Los investigadores chinos también completaron el primer experimento de cultivo en suspensión del mundo de células madre de la piel en condiciones de ingravidez a largo plazo

Li aseguró que estos estudios “nos darán una mejor comprensión de cómo el entorno ingrávido afecta a los seres humanos y también proporcionarán un gran modelo experimental para contribuir al estudio de problemas generales de salud pública, como el envejecimiento y la aparición de enfermedades cardíacas”.