El marxista británico Michael Roberts opina sobre las causas que, entiende, hay detrás de la ofensiva regulatoria y disciplinadora del gobierno de Xi Jinping sobre los grandes grupos económicos de su país (precedida por la detención de un alto dirigente del Partido en una causa por corrupción). El programa se llama “prosperidad común” y tiene prueba piloto en la provincia de Zhejiang, sede de varias e importantes corporaciones de Internet como Alibaba.

Leemos en Sinpermiso: “Los multimillonarios en general, y los mega-ricos beneficiarios de la industria de la tecnología en particular, ahora luchan por apaciguar al partido con donaciones caritativas y mensajes de apoyo.”

Roberts entiende que muchas de las medidas tienen que ver con la irrupción del Covid-19, que puso al desnudo, como en todo el mundo, desigualdades sociales y, por otro lado, aletargó el crecimiento del modelo económico chino. Asimismo, y aunque muchos líderes del Partido quieren seguir con la reforma y apertura y lo que ese programa de varias décadas ha implicado en términos de creación de riqueza y rol del capital privado, el autor señala que el presidente Xi Jinping y sus partidarios quieren controlar las payasadas del “salvaje oriente” de los sectores financieros en Shangahi y Shenhzen. Incluso ve ahí una de las razones de la reciente creación de la una nueva bolsa de valores en Beijing, “para atraer a las empresas nacionales a cotizar en el país en lugar de en el extranjero. Esto es parte de la estrategia para reducir la dependencia de la inversión extranjera”.